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CULTURAL MADRID 02-03-2002 página 15
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CULTURAL MADRID 02-03-2002 página 15

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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NARRATIVA Libros r El amante imberbe ysentimental sacaba de la infancia, se añadían sentimientos infantiles el deseo se RAYMOND RADIGUEE ha acelerado y siente la melancolía Trad. deAriel Dilon Patricia y Minarrieta de haber conseguido todo lo que un Pre- Textos. Valencia, 2002 joven mucho mayor que él podría ambicionan Y todo, también en Radi 147 páginas, euros 13,22 guet, rezumará nostalgia y melanco u lía por la rapidez con que se produce: XISTE eso convencional a la misma edad del protagonista de mente llamado edades La su novela, los dieciséis, Raymond novela del muchas veces calificado Radiguet ya había seducido al tout (meteoro) de las letras francesas, Paris de la época de la Gran Guerra: Raymond Radiguet (1903- 1923) El era amante de Cocteau y se había diablo en el cuerpo se convertirla convertido en el fetiche, en el niño con el tiempo en un gran clásico uni mimado y precoz que todos alababan versal, no sólo de la iniciación amo como un nuevo Rimbaud de la loca rosa de un adolescente, sino de todos poesía y las vanguardias de los años los textos escritos sobre la pasión, 20. Sus amigos se llamaban André dada la minuciosa y magistral des Salmon (su verdadero descubridor, cripción que de ella hacía, en pri cuando tenía quince años) Max Ja mera persona, el adolescente sin cob, Jean y Valentine Hugo, Paul Mo nombre que la narraba. El escándalo rand, Picasso, Modigliani, Tzara, Sa vino inmediatamente a través de dos tie y un largo etcétera. A los dieci temas prohibidos: uno era el espi siete años el editor Bernard Grasset noso asunto de la corrupción teórica le publica un libro de poemas, Les de menores (parece ser que Radiguet joues enfeu, y en 1921, un año más atrasó en su novela dos años más, a tarde, empieza a escribir su primera los dieciséis, la relación real que lo novela, El diablo en el cuerpo. había unido a una vecina) El otro era el propio tabú del duelo y dolor Fiebres tifoideas por la guerra y por los que estaban En ese viaje meteórico, en 1924, en el frente, ya que el marido de la jo cuando apareció su segunda y última ven vecina del protagonista era un obra maestra, El baile del Conde de soldado en plena Guerra del 14. Orguel, una relectura de La princesa Adolescente siempre navegando de Cléves, de Mme. de La Fayette, él entre edades que no habían acabado ya había muerto de fiebres tifoideas, de abandonarse ni tampoco de insta unos meses antes, en diciembre de larse por completo, en muchas oca 1923. cuando aparece esta obra pós siones de la novela este narrador en tuma, que será, como era de suponer, tona cantos fúnebres, lamentos por el acontecimiento literario de aquel los juguetes que ya no podrá codi año, Scott Fitzgerald estaba escri ciar (ea mi verdadera pena que me biendo su Gran Gatsby en la Costa El diablo el cuerpo en Çj Azul y se queda profundamente inipresionado por esa novela, que pla nea traducir en algún momenta La pregunta clave de este libro es muy simple: ¿quién enseña a quién? ¿Setrata del chico de inteligencia desbordante, cercana al cinismo, a estar de vuelta de todo, que dice ha ber leído doscientos libros en los dos últimos años, o se trata más bien de la jovencita sensible y atraída por la pintura, que carece sin embargo de esa rapidez y de esa doblez en los Un granclásico universal no sólo de la iniciación amorosa de un adolescente, sino de todos lostextos sobre la pasión recursos psicológicos que el adoles cente, en todo momento, sabe apli car tan bien, o al menos de forma tan despiadada y enloquecedora para mantener vivo el fuego de la pa sión? Es evidente que sin cesar la iniciación a la vida y al amor, y so bre todo al sufrimiento y al desen canto de la vida y del amor, lo con duce firme y a su ritmo el adoles cente que maneja a su antojo a la débil y sentimental Marthe, su po bre víctima, que le lleva tan sólo tres años, pero unos años cruciales, abis males, a esas edades. MercedesMonmany El olor del río Los pies laconcubina de KATFIRYN HARRISON Traducción Encarna de Castejón Anagrama. Barcelona, 2002 392 paginas, euros is tormentos chinos, comidas y comis trajos, costumbres tremebundas, olores intensos y mareantes- es fan tástico el valor narrativo que da la autora al olor de Shangai- ríos re vueltos, Y sobre esa abigarrada es cena Kathryn Harrison ha cons truido un espléndido personaje fe menino, Mai- li, una cortesana china qúe se pone el mundo por montera para huir de la peor de las esclavitu des (y la ruptura de sus pies no es la menor de ellas) armonia con la barbarie, la ciudad cosmopolita, peliculera, donde los occidentales no piensan sino en cómo amasar fortunas frente a los invisibles y numerosos chinos, la Ri viera más convencional de los feli ces veInte, Detrás de la escritura novelesca de Harrison se adivina un exhaus tivo trabajo de información para que ninguna pieza de este enorme fresco de época quede al azar. Se ve que la autora sabe que no da igual una cosa por otra y eso confiere ve rosimilitud a la novela, la hace más seductora si cabe. En Los pies de la concubina im porta mucho el puro placer de con tar, de fabular y reconstruir mundos novelescos, e importa, claro está, el placer de leer en el terreno de la sos tenida sorpresa literaria. Aquí no hay grandes ideas, por no decir que no hay ninguna, sino maestría lite raria a la hora de contar y fundar un mundo tan barroco como plausible. parece Los piesuna la concubina OBRE flotar de tenue nube azul de opio, o algo así, diría alguno de los que saben de estas cosas, como la que sale por debajo de la puerta de la alcoba en penumbra de la protagonista. A veces tenemos la impresión de estar leyendo una de las espléndidas historietas de Hugo Pratt, en las que éste explora y fija mundos tan exóticos y remotos como atractivos, pero lo cierto es que ésta de Kathryn Harrison es una espléndida novela en la que hay de todo: videntes rusos que se comu nican con el más allá a bordo del Transiberiano (en donde Blaise Cen drars vendía relojes) oficiales del Zar trastornados, lolitas perversas, S Escenas Interior de Una novela que no deja de sor prender un capítulo detrás de otro, que seduce sin remedio. Si hay algo de verdad admirable en Los pies de la concubina, además de la impeca ble construcción de los personajes, es la minuciosidad de la autora a la hora de describir las escenas de in terior- -auténticas conversation pieces del mejor estilo- el remoto Shan gal de la época más novelesca- -los comienzos del siglo XX- donde la extrema belleza convive en buena Miguel Sánchez- Ostiz 15 ABC Culniral 2- 3- 2002

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