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CULTURAL MADRID 23-02-2002 página 34
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CULTURAL MADRID 23-02-2002 página 34

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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INSTALACIÓNFOTOGRAFÍA; 1 de deriva; 0 firts Huella de la ambigüedad nos lleva más allá de la situación postinoderna de precesión de los si Galería Javier López. Madrid mulacros, teorizada en extenso por C Manuel Longoria, 7 Baudrillard. Veilhan disfruta com Hastael 4 demarzo poniendo historias que no tienen nada de heroico: unos personajes in tentan darse una explicación al ver la torre Eiffel semiderruida; otros ADA encontrarse con el miran un dirigible demasiado cerca más enorme caballo, construido del suelo. Pero también están sus con pequeños listones pintados de construcciones en las que, al pene rojo, mi hijo pequeño pronunció una trai se siepte una mezcla de extra frase categórica: Me gustan las co ñeza y diversión: el bosque de tela sas que están bien hechas En la ob sintética o la gran gruta hecha con viedad de esa declaración hay una moquetas, una especie de mundo en remisión a una dimensión materia el que el sujeto de la era cibernética lista. Recordaré el vínculo que esta. puede retornar irónicamente al con hieda Nicolas Bourriaud entre la es texto troglodita. tética relacional y el materialismo Tras las variaciones sobre las bici aleatorio, ese atenerse a la contin cletas o la conversiónde una moto en gencia del mundo desde la concien torno de alfarero, Veilhan es caballo cia de que una búsqueda mayúscula que me remonta al recuerdo (lasti del sentido puede tener algo de re moso) de las clases de marqueteria de gresivo. Las situaciones construidas la escuela. Bien es verdad que el iró que inundan el mundo dei arte con nico Veiihan, colega de creadores temporáneo suelen deslizar una vi como Bismuth y Huyghe, y una de las sión del arte como práctica lúdica. figuras más destacadas de una gene Las operaciones que, por ejemplo, ración en la que también han comen Gabriel Orozco ha desarrollado o los zado a imponerse Parreno, Bulloch, sarcasmos de Cattelan adquieren en D. Gonzalez- Fberstero L. Gillick, no Veilhan una modulación que circula convierte sus obras, afortunada entre la sutileza del uno y la provoca mente, en un archivo de codificación ción paródica del otro. conceptual. Al contrario, hay en sus Ray un intento de desmantelar propuestas una resistencia a la iii géneros clásicos, como el de la escul terpretosis y una preferencia por un tun ecuestre, así como una revisión mundo en el que los juguetes han au de lo fotográfico, distanciándose de mentado su escala, las máquina céll la retórica teatral que también es he bes pierden su dimensión trágica y la gemónica. Dan Cameron señalaba comunidad parece que se reorganiza que este artista se dedica a salvar micrológicamente. las apariencias jugando con la idea de verdad. Su universo de réplicas Fernando Flóroz Castro La muerte y la fama RODRIGOMuÑoz Avi 1 Xavier Veohan N estamoscomprobando en los últimos tiempos: las noticias de cultura sólo se escriben con ma yúsculas y a cuatro columnas cuando hablan de la muerta El arte y la cultura sólo pueden alegar el fa llecimiento de uno de sus represen tantes para conseguir abrir los tele diarios, habitualmente copados por el Mtbol, la politica, las adversidades climáticas y las curiosidades varias. Es como si los artistas o los intelec tuales sólo nos importaran cuando están muertos. Comosi fuera enton ces cuando menos miedo nos dan, cuando más humanos se demues tran, cuandomenospuedenaburrir nos con sus eruditas reflexiones o asustarnos con sus incómodas y ex trañas concepcionesdel mundo. Pa rece que el acontecimientomás noti ciable que un artista puede generar es su propia muerte, como si ésta fuera un mérito, como si su autén tica conquista fuerahabermuerto. L o Detalle un de dIbujo Zoran de Muslc dir la dimensiónde un personaje en función del número de columnas, páginas o minutos que se decida de dicarle. Es triste, pero es así: tene mos muertos de primera página, muertos de página par o de página impar, muertos de una columna, o discretos muertosde obituario. Chascarrillos aparte, hay algo revelador en todo esto, en el hecho de hablar tanto y aplaudir tanto a los muertos cuando sólo hace unas horas de su muerte. Parece que co rremos demasiado, que cubrimos con nido la auténtica dimensión del asunto, que no nos atrevemosa mirar a la muerte cara a cara, que, incapaces de la reflexión y el pen samiento pausado, enturbiamos precipitadamente un aconteci miento tan unívoco y sencillo. Pero toda esta parafernalia que mon tamos alrededor es propia de los vi vos, no de los muertos. Es propia de todos los que vivimos prisione ros de esa cosa llamada actualidad, y de esa cosa llamada información, que del mismo modo que sinipli rica, trivializa y devora nuestras vidas, también lo hace con nues tras muertes. Si seguimos conci biendo la cultura como un mero suministrador de acontecimientos de actualidad, seguiremos conci biendo la muerte como la mejor oportunidad de alcanzar la soñada fama, el último peldaño de un his triónico escalafbn. En fm, dejemos reposar a los muertos. No los utilicemos, no los convirtamos en simples noticias, en especiales televisivos o en inmedia tos estandartes de nuestras ideolo gias. No tengamostantasprisas. Dé mosle la gravedadque merecena es tos acontecimientos. Permitamos que las muertes de nuestros maes tros sean eventos sencillos, íntimos y verdaderamente trascendentes, porque ellos son tan humanoscomo todos los demás. Lo que les aleja del resto de los humanos es su obra, pero ésta no muere tan ifidilmente. Es a la obraa la que deben acompa ñar los periódicos, las televisiones y los ministros. Es triste, pero es así: tenemos múertosde portada, de páginapar o de simplecolumna Hay una parte muy humana en esto de glorificar a los muertos. Es cierto que solemospercatamos de la existencia de mucha gente sólo cuando muere. Morirse es probablemente el acto más humano que pueda realizarse y el que más nos acerca a los demás. En la muerte de los otros reconocemos al fin la misma debilidady disponibilidad 1 ktal que todos escondemos en algún lugaz esféricoy nucleax de nuestro interior. A la postre todos mori remos. Por eso da igual si el muerto era premio Nobel, jugadorde futbol o frutero: lo que nos importa saber es cómo murió, cuánto tiempo lle vaba enfermo, comoestá la viuda o el viudo, y este tipo de cuestiones tan terriblemente terrenales. Ya sé que puede argumentarse que cuandolos mediosde comunica ción prestan tanta atención a la muerte de un pintor o un escritor o un actores la vida del personaje lo que se loa y se evoca, no su muerte. Si a un artistase le dedican cincopá ginas de un periódico, no es porque su muerte lo merezca, sino su vida. En este sentido, a todo creador, perpetuamente sometido en vida al juicio público, le aguarda con la muerte un último y definitivojuicio- -elJuicio Final- en las redacciones de nuestro medios. Con la muerte llega el momentode hacerprematu ros y precipitados balances, y de me 1 34 ABC Cuhural 23- 2- 2002

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