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CULTURAL MADRID 23-02-2002 página 23
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CULTURAL MADRID 23-02-2002 página 23

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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VIAJES Libros A piehaciaConstantinopla El tiempo losregalos de PATRICK FERMOR LEIGH TraducciónJordi de Fibla Península. Barcelona, 2001 334 páginas; euros, 14,42 2.400 pesetas creadora- -y encontrar su camino ex traviándose en rutas desconocidas. Acompañándole en su larga ca minata, nos encontramos con cam pesinos y marqueses, con vagabun dos y marineros, con grupos de jóve nes que conmueven al viajero con sus canciones y le inquietan con sus camisas pardas; leemos descripcio nes de paisajes, aldeas, tabernas y edifIcios, escritas con una habilidad y una elegancia que nos hacen ver, sentir y hasta oler lo que captaban los sentidos del joven Leigh Fermox todo elio enriquecido con los vastos conocimientos del Fermor adulto. No hay muchos libros de viajes en los que se sucedan con tanta fluidez el humor, la erudición, la emoción juvenil y la melancolía. Hay que agradecer al traductor el enorme es fuerzo de documentación realizado para seguir al autor en sus numero sas observaciones históricas, pictó ricas, arquitectónicas, botánicas etc. pero hay que reprocharle su II gereza al enfrentarse a las expresio nes en alemán que salpican el texto, cuya traducción resulta, a veces, perfectamente disparatada sorpresas agradables producir A ignorancia puede- -alguna ventaja tenía que tener- Cuando empecé a leer este libro, el nombre de su autor no me sonaba de nada, pero decidí generosamente echarle un vistazo. A las pocas páginas me juraba no volver a acercarme a un libro con ánimo de perdonavidas por el hecho- -paracolmo culpable- -de no saber nada sobre él. Para em pezar por la conclusión: El tiempo de los regaloses un libro espléndido y su autor- entre tanto me he infor mado- un escritor admirado por Ja calidad de su prosa y reverenciado por otros autores de libros de viajes, como Bruce Chatwin. L SantaSofia (Estambul) gada de Hitler al poder en Alemania, decide abandonar Inglaterra y mar char a pie de Holanda a Constanti nopla- -aunqueeste volumen relata sólo la primera parte del viaje, hasta la frontera con Hungría- Leigh Fer mor lo escribió cuarenta años más tarde, utilizando sus diarios de en tonces, la memoria y la experiencia de viajes posteriores. Sin embargo, la narración transmite intactos el entusiasmo, las ganas de ver, sentir aprender de aquel joven que inició el viaje para huir de un entorno al que se adaptaba con dificultad y re nuencia- -tuvo problemas en varios colegios, fue expulsado de otro, vivió meses de bohemia más vacía que Ganas de ver El tiempo de los regalos narra el viaje de un joven de diecinueve años que, en 1933, poco después de la ile- JoséOvejero ART E Pasión por el arte das por las comisiones de los marchan tes, de robos dirigidos por historiado res de arte y Richardson se escanda liza de la uniformidad de las coleccio nes neoyorquinas fruto de la falta de criterio de los compradores y de la in fluencia omninioda de Alfred Barr la cluso se pregunta sobre Cooper: ¿ha sido siempre un farsante? Con ironía, Picasso se ofrece a tatuarle pan que le exhiban con un marco y vendan su piel a los coleccionistas. Aunque uno de sus ojos tenía el aspedo de una cerradura invertida, des pués de que se lo extirpara un médico JOHN RICHAROSON sádico, tras un accidente de automó Traducción Fernando de Borrajo vil, sin anestesia, introduciéndole di rectamente en la pupila una aguja hi Alianza. Madrid, 2001 364 páginas; euros, 21,67 3606 pesetas podérmica. Sólo le queda uno- dijo Francis Bacon- Así que más vale que sea bueno E aquí un libro de un ilimitado cinismo. Es el retrato de un egó latra escrito por un pequeño traidor Durante la Segunda Guerra Mundial Cooper trabajó para el servicio de in teligencia de las Fuerzas Aéreas, en cargándose de husmear entre los res tos de los aviones alemanes e investi gar los cuerpos caídos de los pilotos. Algo parecido hace Richardson con éL Pero donde hubo vida queda la marca de los momentos hermosos. Una vida que guardaba un secreto nada desde ñable: la sensación de ciertas obras de Picasso vistas por primera vez. Los ojos de hipnotizador de Picasso siguen estremeciendo a través de este libro que puede considerarse un agregado a la biografía que le ha dedicado Ri chardson. Sin Picasso y la fascinación que produce, las vidas de Richardson y Cooper no hubieran alcanzado la in tensidad que tuvieroit ¿Quién es Cooper y quién Richardson? Cooper es el mentor que le hace descubrir a Richardson el arte mo derno. Fue un viejo buffin y estudioso del arte que reunió una de las mejores colecciones privadas de arte moderno. El aprendiz brto. Picasso, de Provenza Douglas y Cooper H La prImera vez Cuando Cooper se insinuó a Ri chardson por primera vez, éste había abandonado la idea de ser pintor yen sayaba como crítico literario. Acabó en brazos de un ser que le resultaba más gomoso que un biomorfo de Dalí. Con estos dos tendremos que acostum brarnos a recurrir a imágenes extraí das del mundo del arte. Richardson nos está definiendo un sapo. Lo que le mantuvo doceaños entre los brazos de aquel bicho fue la pasión que compar tieron por las obras artísticas. En es Sentí- -escribe Richardson- -pecial, por el arte moderno: cuando que habíaentrado en el aún no se podía contemplar en los mu seos, el prestigio de Cooper les fran corazónde la pintura quea las puertas de mansiones, colec ciones privadas y estudios. Juntos via jan por Europa y se instalan en un castillo de Provenza. Ibdoes artístico, genes paranoicocinéticaa Pero detrás todo lo ven a través de los ojos del arte de estás imágenes demasiado colorea y lo describen con un lenguaje car das podemosencontrar las fotograflas gado de referencias. El paisaje y los se en blanco y negro de un coleccionismo res humanos están artistizados, desde que se vuelve más venal a medida que una lavandera solitaria que olvidó Hu las colecciones aumentan de precio. ben Robert hasta la visión surrealista Hay quien amplía el cielo de un Klee de una playa en la que la calima pro para aumentar su tamaño y su valor voca imágenes dobles, dalinianas iiná Se habla de expertizaciones emporca VIrtudes y miserIas ¿Qué pasiones, virtudes y miserias aquejan al arte moderno? Ibdas, como a la vida. Cocteau disimula su calva con trazos de lápiz gris, Picasso guarda los guantes negros ensangren tados de Dora Maar; Óscar Domin guez falsiflca picassos por amor, para que su amante la vizcondesa de Noai lles pueda substituir los que vende se cretamente para pagar sus deudas, y Anthony Blunt resiste con dignidad la caída en desgracia, tras descubrirse su condición de espía soviético. Pero si nos asomamos al estudio de ese monje en que se convirtió Braque, sólo, de tanto en tanto, el roce del pin cel en el lienzo suspende el silencio y adquiere una cualidad palpable. Sentí- escribe Richardson- que ha bía entrado en el corazón mismo de la pintura En el fondo lo que todos aquellos seres buscaron afanosa mente, a veces sin saberlo. Ramón Mayrata 23 ABC CuIL, rai 23- 2- 2002

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