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CULTURAL MADRID 02-02-2002 página 46
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CULTURAL MADRID 02-02-2002 página 46

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Cine 1 1 La adversidad y susimágenes GuzMÁrURRERO PEÑA ACE año la cartelera espa un ñola nos permitió disfrutar de un filme que perfilabaya esbozos del reciente drama argentino. Me refiero a Esperando al Mesías (2000) de Da niel Burman, en cuya ficción está la certeza de ese mismo teatro de som bras que hoy observa la prensa. Or dena el relato la comunidadjudía de Buenos Aires, y su entretejidode mi radas nos aclara el título: una espera providencial que, desde luego, puede condensar el personaje más desta cado, Ariel Goldstein, mientras aguarda frente al banco cerradoen el cual se custodian los ahorros de su pa- dra Retrato de la desdicha Especial relieve cobra este trata miento de la deriva en Nueve reinas (2000) de FabiánBielinsky, protagoni zada por Gastón Pauls y Ricardo Darin. Oportunamente, Darín se crió en el Once- el mismo barrio que retrata Burman- y frieron ciertos truhanes de ese lugar quienes familiarizaron al actor con su personaje: el embauca dor deslumbradopor una rapiña de largo alcance. En todo caso, más allá de los continuos giros de la trama, el ojo del espectadores llevado al plano social, y así percibe la corrupción y los valores en crisis. De otra parte, también aquí un banco cerrado pone en escena la desdichalocaL En ello coincide Juan José Campa nella, quien sitúa su invención, El hijo de la novia (2001) una ciudad en desequilibrada por la incertidumbre. Anta, a la Izquierda, reina deFabián Nueve BIeOnsky derecha, a la Garaje slh wo, Marco de Bechis. Sobreestaslíneaa, Esperando Mes as, deDaniel al obra Barman LaCiénaga, Lucrecia y de Martel Muy apropiadamente, Campanella sugiere una respuestaesperanzadora. Razón de más para subrayarla luci dez sentimental del protagonista- -otra vez Darín- -cuando su vida tiende a la esclerosis; un proceso muy acorde con tiempos tan deslucidos. Y es que, en ocasiones, cuando no hay disidenciaentre lo que vive el espectador y lo que está viendo en la pantalla, el cine se percibe como un reconfortante núcleo de producción imaginaria, desde el cual es posible incorporar nuevos paradigmas de lo argentino. Por suerte, aunque el re pliegue económico se traduce en una industria cuyas arcas están muy menguadas, el público demanda cine nacional, y los convenios de copro ducción han ido destacándosecomo un punto de apoyo valioso y preferi ble, sobre todocuandose firman en el marco de una lengua común. En esta encrucijada, España coincidecon Ar gentina y defiende un consorcio que se fraguó en los años cuarenta y aún lista es elocuente. Ricardo Darín ya ha actuadoen dos coproducciones, El Ñiro del Sur (1998) y La fliga (2001) ambas dirigidas por Eduardo Mig nona; y el mismo tipo de acuerdos ha avivado proyectoscomo Nuecespara el amor (2000) AlbertoLecchi, Una de noche cvii Sabrina Love (2000) Ale de jandro Agresti, o Vidas privadas (2001) de Filo Páez. A esto añade su empeño Gerardo Herrero, productor de Martín (Hache) (1991) de Adolfo Aristaráin, Plata quemada (2000) de Marcelo Piñeyro, y El hijo de la novia; y asimismo director de las coproduc ciones Territorio comanche (1997) Frontera Sur (1998) y El lugar donde estuvo el paraíso (2001) H El públicoargentino demanda cinenacional y las coproducciones son un apoyo valioso sigueactivo. Sobranlosejemplosyla ABC Cultural 2- 2- 2002

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