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CULTURAL MADRID 26-01-2002 página 25
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CULTURAL MADRID 26-01-2002 página 25

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Libros Un iOflat e ANDRÉS AMORÓS CTOR, director de escena, adaptador, escritor, director de compa ñía... Todoeso fue Adolfo Marsillach a muy alto nivel y, en algu nos casos, de modo eminente. Poseía una de las virtudes más necesa rias en un hombre de teatro: la capacidad para conectar con los espec tadores, el talento para añadir virtualidad escénica a los textos más áridos, el olfato para sentir por dónde corren los vientos y qué espectá culo puede llenar las aspiraciones inconscientes del público. Pasará a la historia de nuestro teatro como uno de los grandes ar tistas que, en la posguerra, cambiaronnuestro escena, junto a Luis Es cobar, José Luis Alonso y varios más, felizmente vivos. Quedará, sobre todo, por su mérito como creador del CentroDramá tico Nacional y la Compañia Nacional de Teatro Clásico: dos aporta ciones fundamentales paranuestra normalización cultural. Para los que le conocimos, quedará también el recuerdo de un hom bre fuera de lo común: inteligente, irónico, escéptico, crítico, brifianti sinio. Detrás de sus perfiles hirientes, quién sabe cuánta insatisfac ción, cuánta timidez y cuánto auténtico sentimiento albergaba en su corazón de personaje teatraL A La trinwa delcaníbal Una vida teatru sin ANNA CABALLÉ N 1981,l a revista disponíade una inolvidablesección titu lada Autobiografía la que cada mes colaboraba intelectualde en un relieve. En el número de octubre aparecióla autobiografla AdolfoMarde sillach, titulada La imposibilidad de ser o de no ser otro Recuerdoque me sorprendiómucho que estuviera escrita en tercera persona, pero su propósito parecía claro: crear un espacio entre personajey narrador, que le permitiera el juego escénico. Me chocó su capacidadde hablar francamente de las cosas, sin las forzadas elipsis y los oscuros giros que se sol ian emplear entonces para la expresión autobiográfica. Nunca llegué a pre guntarle (y ese nuncaahoraes definitivo) si aquelescritofue el gennen de sus memorias, 7 nlejos, tan cerro. Mi vida con las que obtuvo el Premio Comillas, en 1998. ellas dice, sin embargo, la ideade escribir la bisEn que toria de su vida le vino la mañana del 14 de enero de 1990, estando en Nueva York La nocheanterior había visto a dos actores legendariosinter pretando una obra de SomersetMaughamy le parecierondos cacatúas moviéndose penosamenteporel escenario. çSoy yo tambiénuna cacatúa parlante e insistente? se preguntó. Conocíala respuesta (Marsillachha muerto mucho antes de que nadie pudiera verle como una cacatúa ac tuante) perosiguió adelantecon el libroporque la pregunta deverdad se la formulabaalgomás adelantey menos teatralizada. muyextrañopor Es que muy pocos se la han hecho: A veces pienso que me gustaría ser de otra manera. Pero ¿cómo llegar a ser otro cuando se sigue siendo uno? ¿Cómo saber si lo que soy lo soy a pesar de Francoo precisamente gracias a él? Es evidente que su pregunta, esta vez pocoretórica, se vincula con su anteriorejercicioautobiográfico tiene quever conlos desacuerdos y liitimos deun hombreconsigomismo y la necesidadde profundizar en ellos. Excelente puntodepartidaparauna autobiografía no se concibecomo que un producto adocenadosino como una indagación, una salida en bús queda del otro- -lejano próximo a la vez- -el caso de AdolfoMarsillach. y en En Tan lejos, tan cerrose recurre a la ironía comoformade expresión de esa búsquedapersonal: era el modo que tenía su autor de situarse frente a la vida (o las vidas) que vivió. La ironía ola mordacidad pernille tian expresar tamizadamentesu satisfacción, su descontento, sus sentímientos ambivalentescon respecto a las mujeres o la intensidad de sus combates y resistenciaspolíticasal franquismo (tambiéna lo que vino des pués) creandoen torno al textoliterario un campo magnéticocasi irresis tible. Estrategias de un hombrede teatro que conocíalos mecanismosdel deseo humano, pero a quiensiemprele movióalgo más que complacer. Por eso no creo que fuera un seductor, aunque seducía. Los seductores acos tumbran a fingir y un hombrecapazde preguntarse porlos límites de su fingimiento es un hombrehonesto. Yun ejemplo. JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN cales que mantuvoen ladominiN de las columnas sección una de Espectáculosde ABChastahace poco más de un año, mientras las fuerzas y las ganas lo acompañaron, Adolfo Marsillach se asomaba al asunto de la crítica y los críticoscon esa penetrantesoma suya tan certera, esa suave ironía que administraba los escozorescon tantaelegancia comorotundidad. Veniaa compadecerse de los pobrecitos obligadosa escrutar las costuras de un especiaculo con una concentración, un denuedo y un prurito de objetiva pureza tal, que les estabavedadala dicha del espectador secas, el goceoel a rechazo a cuerpo limpio, sin coartadas, justificaciones o, en algún caso, caritativos pañoscalientes. Mi laveterada perezapara las cosas importantes fue la culpable que nuncale de enviara la cartaque en mentele habia escrito tras releer con delectación, aprovechamiento una miaja y de malauva sus palabras. QueridoAdolfo- le iba a decir (le digo) quieroconfesarte que soy reo de un gozo culpable: disfruto en el teatro con los buenos montajes, me emocionan las buenas interpretaciones, un trabajode direcciónbrillante provoca mi admiración, qué decir y cuando el texto tiene el vigordramático y la vibración poética oportunos... en fin, que- -no si revelarlosé hay espectáculosque me han llevado al borde de las lágrimas de puro gusto (aunquesueneun pococolipoterresco) ...y pese a todohago crítica teatral. Y es más, una de las funciones que mejor me lo hizo pasar en mucho tiempo fue tu ¿Quién ternea E Virginia Woolf? Comohe abierto el cap itulo de confesionesy tu partida es ya irremediable, puedoquedarme a gustorevelandoque hastaese montaje teníade ti un estereotipo actor de más cerebral que visceral, un poco desequifibrado hacia el costadodel músculo intelectual y desdeñosodel turbio albañal de las pasiones, como estreñido de sentimientos. Creo que tú mismo alguna vez bromeastesobre que eras un mal actor. Por una vez te equivocabas; quizásen muchos de tus trabajos, inclinarasporserte vir limpia y neta la fría contención del pensamientoantes que un senilmental amasijovolcánico, y además era necesario apartarse de esa funesta tradicióndeclamatoria toque davia nos visita. En cualquiercaso, creo que has sido siempreun intérprete eficazy en la obradeAlbeeque antes he citadolograste edificar una creación prodigiosallena de ternura caníbal, de autoironia sin concesiones, de concienzuda devastación parsonal. Y en el plano directorial, era un montaje modélico, de desbordante y rica inteligencia. Claro, que eso era marca dela casa. Concluidoel descargoprecedente, no vamos a ponernospesados en la hora deladiós. Un apunte para subrayar que su talentopolémicoy plural transformóel teatro español. Luis Escobar CayetanoLuca de l na y José Tamayo lucharonpor poner el reloj escénico de España a la hora de Europa en momentosde panorama pbmizo; él hizo que la modernidadse asomara a escena. Nada pudo ser igual despuésde su? brtujb o su Mamt- Sacie. Mí que muchasgracias. 0 25 ABC Cultural 26- 1- 2002

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