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CULTURAL MADRID 19-01-2002 página 54
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CULTURAL MADRID 19-01-2002 página 54

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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EN LA MUERTE DE CELA La escritura JosÉ Mnf AY obras que marcan un hito; son aquellas que modi fican el modo de escribir, no tanto y no sólo de un escritor para con su propia obra, sino sobre todo de un escritor para con los que le si guen. No hay duda que con el falle cimiento de Camilo J. Cela hemos perdido también un estilo, un modo de ser concebido el libro de viajes, porque la publicación en 1948 de Viaje a la Alcarria marcó un antes y un después en la escri tura del libro de viajes. Lo que cabe pedir a un libro de viajes, si. quiere alcanzar significación lite raria (y su perdurabilidad en el tiempo) es que sea capaz de crear un paisaje, inventarlo, de forma que ya no pueda hablarse de ese paisaje sin que el libro venga a la memoria de los lectores. Los bue nos libros de viaje son los que han logrado configurar para un pai saje determinado, un nuevo imagi nario, de forma que paisaje y libro vengan a ser solidarios. Territorio y letra En la escritura del paisaje son solañiente grandes los escritores que han logrado esa solidaridad fundamental de libro y geografía, de territorio y de letra, de atmós fera y de frase. Nadie puede ya contemplar el abrazo que el Duero hace de Soria sin recordar la curva de ballesta de Machado, ni podrá visitar las tierras del Maes trazgo sin Baroja, o la Marina de Alicante sin Gabriel Miró. Del mismo modo nadie que visite la Alcarria puede recorrerlas sin que las páginas de Cela vengan a la de un paisaje POZUELO Yvcos H ConOteliña, LaAlcanla en que Cela dedicase a Gregorio Ma rañón su Viaje a la Alcarria, y que cuando en 1986 publicó su Nuevo viaje a la Alcarria reconociera que su amigo también tenía afición a los libros de andar y ver por nues tra vieja España La expresión (libros de andar y ver está to mada literalmente del subtítulo Notas de andar y ver que Ortega y Gasset puso a su libro de ensayos Tierras de Castilla. Pero no es eso lo fundamental: Ortega había di cho en el ensayo Verdad y perspec tiva publicado en El Espectador: La realidad, pues, se ofrece en perspectivas individuales. Si tuado en El Escorial, claro es que toma para mí el mundo un sem blante carpetovetónico Convirtió el carpetovetonismoen algo más queel paisajede una España árida; sedio cuenta de que la perspectiva es una forma del alma tega: (El paisaje es nuestra lintita ción, nuestro destino A partir de esta concepción esté tica, hay luego una forma literaria que continua la estética del vaga bundaje, del tipo humano desarrai gado, que alimenta caminos y ven tas, encuentros fortuitos, un estilo inspirado en Baroja. Las hondona das del paisaje alcarrarreño, las que encuentra en el Miño, el Bida soa o en el Pirineo leridano son ya escenarios con figuras, sin preten sión intelectualizadora alguna, ti pos populares, labriegos, niños, mo zas junto a una fuente, sorprendi dos en sus momentos irrepetibles, como si el paisaje estuviera allí en tregando su sentido y fuera su único futuro convertirse en materia de la escritura, forma de la línea, caricia de la letra. Es aquí donde entra Azorín. Cela ha sabido que la tercera persona de su narración El La publicación 1948 de en Viaje a la Alcarriamarcó un antes y un después en la escritura del libro de viajes viajero dice, el viajero pregunta... tiene el laconismo contenido y lí rico de la estampa azoriniana, del vivir como un estigma del tiempo detenido. La emoción se contiene, nunca desborda. Hay ironía que evita ser gracia, soma que nunca es sarcasmo, dolor que se pisa dudoso, pero sin lágrima, como quieren ser dolientes los campesinos, como do liente era la Castilla de esa larga noche de 1948. Sentir garcliasiano Porque el paisaje de la Alcarria es como el del caballero en la ven tana azoriniana, que ve pasar las nubes, una forma del dolorido sen tir garcilasiano, Los corredores va cíos de los palacios de Pastrana, el jardín umbrío de Brihuega, junto a la fábrica de tapices, son estampas de una España que arranca del 98 pero que busca, y encuentra en Cela, y en los que luego siguieron ese modelo (así Juan Goytisolo de Campos de Níjar) la conciencia de una dimensión del espacio que es más que un paisaje con figuras. Al canza a ser la posibilidad única de todo paisaje cuando ha sido escrito de esta forma: ser espejo del libro y memoria de aquelia voz que lo hizo letra, y junto a la que pervive. La Alcarria será ya el paisaje de una escritura. memoria en primer lugar. Antes del libro, Sacedón, Brihuega, Paz trana, eran unos pueblos, ahora son ya formas del alma, un sentido del tiempo, un destino. Cuando se haga la historia de los libros de viaje españoles (es ur gente hacerla) veremos que Cela se encuentra en el cruce donde han fructificado los tres grandes mode los que la escritura y la reflexión sobre el paisaje ha proporcionado a la prosa española: Baroja, Morin y Ortega y Gasset. No ha sido casual, si comenzamos por Ortega, único horizonteposible Camilo José Cela convirtió el car petovetonismo en algo más que un paisaje de la España árida; se dio cuenta de que la perspectiva es una forma del alma, esto es, un sentido por el que los individuos retratados, pero también un recodo del camino, o un pueblo, una venta, son ejemplos de un espíritu y no al modo román tico, sino con la resignación de quien sabe en la España de 1948 que ese paisaje era la forma del único horizonte posible, En cierta manera, como también había recordado Or El 6 ABC Cultural! 19- 1- 2002

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