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CULTURAL MADRID 12-01-2002 página 33
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CULTURAL MADRID 12-01-2002 página 33

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Artes de deriva; 0 Galdós, barrio de Triana, una se encuentra en el A Casa Museo Galdós de las zonas mas bulliciosas y comerciales de Las Palmas. No muy lejos, en el barrio de Vegueta, de incon fundible aire colonial, se encuentra el Cen tro Atlántico de Arte Contemporáneo (CAAM) donde hace unos años, Juan Ma nuel Bonet organizó una interesante mues tra titulada El poeta como artista un am plio recorrido a través de las obras plásticas realizadas por escritores, generalmente como una actividad paralela o complementa ria a la escritura. No tengo ahora mismo a mano aquel catálogo, cuya nómina, si mal no recuerdo, se abría con Victor Hugo, inte resantísimo dibujante romántico, pero re sulta evidente que en la época moderna, tan aficionada a los mestizajes de géneros, a la contaminación de lo textual por lo visual y viceversa, la tentación plástica o gráfica, por llamarla de algún modo, ha sido práctica co mún a muchos escritores, y no siempre con malos resultados. También nuestro genial y nunca bien ponderado don Benito Pérez Galdós, tan vin culado a Madrid que a ve ces olvidamos su origen ca nario, fue un mediocre pin tor dominguero y un dibujante muy dotado para la sátira y la caricatura. En su Casa Museo se exponen al público algunas mues tras de su arte pictórico, so bre todo marinas de San tander, nada del otro mundo. dibujante pasado muy de untifias sobre este aspecto de su producción. De la importancia que el propio Galdós otorgaba a la ilustración como elemento tu trinseco de algunas de sus obras, es buen ejemplo el hecho de que él mismo propu siera el concepto de (texto gráfico) en la nota allector que acompaña a la edición de 1881 de los diez tomos de sus Episodios na cionales, para la que preparó un corpus de 1200il ustraciones. A lo largo del siglo XIX, las revistas ilustradas como el Semanario Pintoresco Español o El Museo Universal es taban en boga en todo el mundo y Pérez Gal dós, un (contemporáneo por naturaleza y por vocación) no podía ser ajeno a esa ín Lluencia. QuIco RIVAS L e Personajes lápiz a Y no sólo como ilustración de la obra ya escrita, también durante el proceso de escri tura de las mismas. Sobre la dimensión grá fica de su escritura, Galdós alertó a los criti cos en varias ocasiones, así, por ejemplo, en la entrevista que concedió en 1914 a José Ma- Una de lasposibilidades arte es del crear paraísosartificiales, quese hacen realesíntimamenteporque es la maneramás elegante de cambiar el mundo (coronas, cometas, etcétera) que pululan por las obras. ¿Les ha dotado de algún significado? -Elsignificado más obviode esas letras es el de esta blecer una dualidad o equívoco con esos signos, si se están hundiendo en un paisaje en el que da la sensa ción de que no ocurren grandes acontecimientos, o que ya se consumaron y sólo quedan resquicios de vida pasada, o si- -por contrario- -el están renaciendo. El olvido siempre ha ido unido a la esperanza de rena cer, como extremos que se tocan. He pretendido que aparecieran iconos con la suficiente holgura en el tiempo para que, como ficciones que son, tuvieran vo cación de eternidad. Temprana aficiOn De su temprana afición a la pintura y al dibujo, daba fe su anciana hermana, en trevistada por un perio dista a los 97 años: Desde muy niño, cuando la criada le llevaba a la es cuela, se mostró D. Benito muy aficionado al dibujo, dando muestra de las altas facultades que para dicho arte le adornaban, en el he cho de que chocándole los aires de un mari nero que era novio de la moza, dibujó una hábil silueta del mismo, la recortó y la pegó al postigo del zaguán de su casa, donde fue admirada por todos, que reconocieron inme diatamente el retrato Durante sus años universitarios, parece que el joven Galdós si guió cultivando su afición por estos dibujos, recortados, a veces en forma de pajaritas. En la peña del Café Universal de las Palmas, gustaba de hacer siluetas sobre papel de pe riódico de las mujeres que lo frecuentaban, lo que le valió el apodo de (elchico de las pu tas Mucho más interés tiene para nosotros la colección de cuadernos de dibujo, conserva dos asimismo en la Casa Museo, de los que el Cabildo de Gran Canaria acaba de hacer una estupenda edición facsímil en seis tomos, al cuidado del hispanista Stephen Miller, gal dosiano contumaz, autor de El mundo de Galdós (1983) y del prolijo estudio prelimi nar de este Galdós gráfico (1861- 1907) Orige nes, técnicas y límites del sociomimetjsmo. Hasta ahora, los estudiosos de Galdós, con la excepción del gran polígrafo palmero José Pérez Vidal y su Galdós y Canarias, habían La memoriay el olvido -Se pretende el olvido del olvido, para caer en la cuenta de que intentándolo no olvidamos? -Eso quizás tenga que ver con que uno ya ha pasado el ecuador de su vida y empieza a fantasmear más de lo conveniente con el juego del tiempo, la memoria y el olvido, sobre todo al empezar a notar desvaríos del pensamiento, que procuro volver a mi favor. Pero qui siera olvidar que olvido más de lo que debiera olvidar- -En cualquier caso, ¿es de los que cree que lo que no se dice, lo que se calla, no existe? -En absoluto. De hecho, reivindico la mirada du champiana de que los cuadros no son sólo trabajos del pintor, sino que se hacen con la mirada del que los con templa. De ahí, mi negativa rotunda a dar más explica ciones de un cuadro que las obvias, pues enfrentarse a una obra ha de ser una aventura personal. -Llaman la atención de la serie los dípticos asi métricos. -Quería que la dualidad, la contraposición entre memoria y olvido también estuviera presente en la elección de los soportes. De ahí la abundancia de dípti cos, que repiten además ese juego entre distancia, perspectiva, memoria y olvido, cuando sus tamaños no son coincidentes. Un ejercicio que se me hizo nece sario. Javier Díaz- Guarc oja ría Carretero, El Caballero Audaz Antes de crear literariamente los personajes de mis obras, los dibujo con el lápiz para tener los después delante cada vez que hablo de ellos Los cinco cuadernos reproducidos fascimi larmente en esta edición pertenecen a muy distintas épocas de la vida de don Benito, desde su juventud canaria hasta su madurez. Algunos de ellos, como el titulado Gran Tea tro de la Pescadería fechado en 1960, el más antiguo cronológicamente, tienen el empaque de una auténtica novela gráfica En él renta Galdós el ambiente y la polé mica originada entre la clase dirigente de la ciudad de Las Palmas por el proyecto de cons trucción de un nuevo teatro, el que con el co rrer de los años se llamaría Pérez Galdós, si tuado, precisamente, el el barranco de Guini guacia, una hendidura convertida entonces en basurero que separaba los barrios de Triana y de Vegueta. En estos dibujos a lápiz o plu milla, Benito Pérez Galdós se demuestra como un consumado caricaturista, un atento observador de la toda realidad. Un dibujante afilado que, en algunas ocasiones, adorna la sátira con detalles casi surrealistas que bien pudieran recordar a los grabados que, muy pocos años antes, realizara el gran Grandville para A Different Worldy Le Magasin Pittores que 33 III: uIwr, I 12- -1- -2002 1

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