Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
CULTURAL MADRID 12-01-2002 página 8
CULTURAL MADRID 12-01-2002 página 8
Ir a detalle de periódico

CULTURAL MADRID 12-01-2002 página 8

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
  • Página8
Más información

Descripción

Criaturas y NARRATIVA pasantes; 0 La era del modisto ALEJANDRO GÁNDARA De las mudanzas del tiempo Los reinos Artemón de JOSÉ ANTONIO LOZANO RAMÍREZ III Premio Manzanares Río de Novela Algaida. Sevilla, 2001 158 págs. euros, 13,22 2.200 ptas. o por qué estamos empeñados en que sé el mundo es imprevisible, azaroso, dis continuo y demás timba intelectual, cuando obviamente lo único que no puede predecirse será lo que hagan los modistos en la tempo rada primavera- verano (que, como todos sabe mos, empieza en enero para evitar sorpresas de última hora) Piense en los éxitos de Harry Potter y de El Señor de los anillos, en Sorne thing stupid cantada por Nicole Kidman y Rob bie Williams o en la próxima entrega de El ca pitán Atari- Éste cómic: ni la mente más re en sentida hubiera podido ni puede imaginar un fracaso de taquilla o de ventas. Ahora piense en política y redescubrirá la ley de inercia: un Bush no sometido a ninguna fuerza externa se mantendrá a globailzaciónconstante en el es pacio del Tercer Mundo- En cambio, Rodríguez Zapatem es el espacio curvo de la teoría de la relatividad: cualquier pensamiento hacia ade lante le rebotará en la nuca. En fin, que el mundo ya nos lo sabemos y esperamos poco de él. Ni siquiera resulta extraño que Rappel se dedique al psicoanálisis de las estrellas. Cuota de rIesgo En este contexto, es comprensible que la aventura cultural del Gobierno sea allane con la moda española, asumiendo de esta manera esa cuota de riesgo, de sorpresa y de imprevisi bifidad que toda sociedad necesita para sentir que está viva y que tiene algo que hacer Es in cluso bueno para el propio Gobierno, necesi tado de una empresa cultural a la medida de sus enormes posibilidades, tras el recibi miento a portagayola que obtuvo con la LOU. (A portagayola en los telediarios, porque des pués le metieron diez mil o veinte mil picado res en los chiqueros, con lo que ya no se tele visé la corrida) Así que ha colocado 8.000 mi llones de pesetas o cincuenta millones de euros 1 enlaembestida, ydeloquesetntaahoraesde que no salga mal y, sobre todo, de que no le vuelvan a hacer daño. Lo único que se echa de menos en esta ini ciativa de trapos mayores es que no se haya consultado a los que se ponen esas prendas, esas texturas y esos colores sin los cuales la identidad se queda en paños menores. No me imagino quiénes puedan ser, pero que el Go bierno tenga cuidado, los españoles están muy sensibles a la falta de conversación. Yosupongo que un echarpe de esparto con hilo de seda so bre enagua de yute y cachemir en colores cáli dos más un toque de naranja pasión no és una cosa que se ponga todo el mundo, pero, si hay alguno que lo haga, digo yo que habrá que con sultarle. Porque, aunque sólo sea uno, si se reúne con nuestros sindicatos del siglo XIXy se echan todos a la calle, se acabó la aventura. Y necesitamos la aventura. La necesitamos más E que nunca en este planeta tan previsible que hasta las guerras acaban para Navidad. Aunque, por otro lado, las últimas conmo ciones culturales de que hemos tenido noticia trataban de la Pasarela Cibeles y de sus alter nativas hostiles, cosa que puede acabarse si todo empieza a ir bien. No sé, estoy empezando el año y ya me siento confuso, a pesar de que todo es tan pnvisible N la convivencia del cul E tivo del más estricto realismo, con su inevitable ade rezo de rancio costumbrismo, con una progresiva tendencia a la literatura de corte culturalista, hay un cierto retorno a una narrativa que se funda menta en el recurso a sus pro pias fuentes, hemos dado ya o o cuenta aquí alguna que otra m vez. Y es muy probable que aún no seamos conscientes del raro alcance que significa ese cam ile llevó al cine, y que adquiere bio, apenas perceptible en los en esta novela visos de intenso cálculos que se cifran en las simbolismo. También, y como ventas pero muy presente en no podía ser menos pues todo cuanto dejamos a un lado los aquí confluye de manera espe criterios comerciales para aten cial a que así sea, la de una na der a la calidad de lo publicado, rración iniciática que se abre a en tanto en cuanto este tipo de múltiples referencias culturales literatura siempre fue juzgado pero donde la influencia de la como una suerte de género mar Comedia del Dante es mani ginal en una tradición que aca fiesta hasta tal punto que el au paraba todo lo que no fiera rea tor se ha sentido obligado a tra lismo a la influencia de la Igle tarla con una distancia que se sia. De ahí que libros como éste resuelve en ironía. Finalmente, no constituyan para mí ya una la sutil gradación de los hechos sorpresa agradable, de ésas que expuestos en una especie de es se dan de vez en cuando, sino la catología didáctica a la mayor constatación de un fenómeno gloria de la contemplación de 1 cuyos variados motivos, desde maravifioso, donde el propio Ca una observancia al más estricto ronte es capaz de convivir con canon del género a aprove un modernizado Sísifo que rela charse de la atmósfera que ge ciona la cultura grecolatina con neran libros como Harry Potier, la civilización norteamericana despojada de ese adorno que todo lo distrae para centrarse en el orden escueto de las cosas. El estilo, por ejemplo. Despojado de todo lo accesorio hasta el punto de que todo lo descrito es esencial en el transcurso de la narración. Como si hubiera op tado por aplicar técnicas acor des con el género del cuento a la novela. Y así es, Pues Los reinos de Arternón puede leerse como una sucesión de relatos unidos por un argumento adelgazado por un aliento elemental. En otro mundo El comienzo de la narración nos da la clave de lo que el lec tor puede esperar de la lectura de todo el libro: una historia que se abre al mundo de lo ma ravilloso partiendo de la obser vancia más absoluta de lo coti diano. El descansillo de una es calera, por ejemplo, y la aparición de un rentista jubi lado que enciende un cigarro y que parece vivir en el ático y cuyo nombre es Artemón. A partir de ese nombre, como si se fuerzas ocultas, la historia comienza a rarificarse y el lector se adentra, a la vez que el protagonista, en otro mundo, esta vez subterráneo. Si dicho de esta manera la historia les recuerda a otras no se extra ñen, forma parte de ese entra mado de un género que va desde el cuento susurrado de Schere zade al estentóreo espectáculo del ya mencionado Harry Pot ter. Esta narración que nos ocupa es más discreta, desde luego en las formas, aunque no en las intenciones. Y aunque fuera sólo por esto, que no es así, merecería ser destacada. RamírezLozanoha conseguidola eficacia narrativa. Hasabidoconstruirunahistoriasin adornos. Suestilo está tan despojado lo de accesorio quetodo lo descritoes esencial conjuraran no es momento de dilucidar aquí. Esta novela, así, nos servi ría de agradable ejemplo de lo mejor que puede esperarse de la tendencia aludida. Pero vaya mos a los detalles. Madrid subterráneo Desde luego la creación de una geografía que se reconoce pero que queda alterada en otro ámbito de la realidad. Se da, así, un Madrid subterráneo que re cuerda de manera especial a aquella extraña narración de Emilio Carrere, La torre de los siete jorobados, que Edgar Nevi gracias al sentido de la rotación de la Tierra como si de un ama ble Spengler se tratara. Porque todo esto, y desde luego mucho más, parece caber en esta narra ción hecha con los retazos esen ciales de nuestra tradición cul tural, Lo reseñable es que la his toria funciona, como se dice hoy con sospechosa voluntad prag mática, y lo cierto es que es jus tamente esa cualidad la que me rece destacar por encima de to das las demás. Creo que Ramírez Lozano ha conseguido esa eficacia narrativa porque ha sabido construir una historia Juan Ángel Jurlsto 8 ABC kunI 12- 1- 2002 1

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.