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CULTURAL MADRID 05-01-2002 página 8
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CULTURAL MADRID 05-01-2002 página 8

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
  • Página8
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Criaturas y pasantes; 0 NARRATIVA Refugio para todos AIljANL) Ro GJÇ, DARÁ dejan, y los ciudadanos de derecho sólo OS inmigrantes ni se naturalizan ni les piensan en autorrealizarse, con lo cual y bien pensado el único estatuto político que nos va bien a todos es el de refugiado, o sea, que estamos por aquí, en este Estado- Nación tan bonito, pero también podríamos no es tarlo y además cualquier día nos echan. Si el pensamiento es estar siempre de paso, como diría Aute, el habitante de Occidente ni te cuento. Unos porque vienen de lejos y otros porque están de vuelta, el caso es que en es tos pagos no hay quien se crea la política. Pero los Estados persisten y están contentos, sobre todo cuando expiden partidas de naci miento o carnet de la Seguridad Social, que son lo único que diferencia a un refugiado con hastío existencial o mal de viere, de otro que vive mal, a secas. Aunque a veces no se distingan al primer golpe de vista. Esta es la tesis que ha circulado desde Hannah Arendt hasta Giorgio Agamben para llegar hasta nuestro desconcierto. No sé si el asunto está bien o mal visto, pero la vida concuerda. Hace poco fui de Ma drid a Torrelodones en autobús y la señora de al lado tardó la media hora del trayecto en leer una carta de medio folio. Era ecuato riana. Aunque también he visto a algunos de Chamberí tratar con los cajeros automáticos como Champoliion con la piedra Rosetta. En un mundo donde se exige la rapidez de un rector para truncar una ley de reforma uni versitaria, si no quieres quedarte con la cara de Pilar del Castillo, la señora ecuato riana o el de Chamberi más vale que pasen por refugiados y que les miren poco. L recónditos que estamos tentados a pensar que en cierta manera son los que compartimostodos; en Al fonsina y los demás la segunda parte de las tres en las que está di vidido el libro, el lector asiste al re lato de su infancia. Pero decirloasí es engañoso. Lo cierto es que esta parte es, quizá, la más compleja del libro e incluye, ay, bendito guiño cervantino, una suerte de pieza en dos actos incluida en el En Alfonsina, Marta de Echegaray, todo aboca a la seducción texto y que escribe una mons truosa Alfonsina imbuida de una conciencia extrañamente madura para su edad y condición. A estas alturas, entonces, habrá quien crea que hay en el texto una ironia manifiesta, cuandono soterrada, a tenor de lo hasta aquí expuesto. Nada de esto. Lo maravilloso, tanto lo movidoa resplandor como lo inquietante sin más, se expone con una simplicidadtan falsa que a muchos puede parecerles irri tante. Línea deflotación o o o, De lo maravilloso eofldiano provocando una perturbación en el lector que adivina enseguida el MARTA ECHEGARAY aire exaltado e inquietante de Lumen. Barcelona, 2001 una situación extrema. De todo 220 págs. euros, 2.100 12,62 ptas. esto deberíamos dar buena cuenta, aunque sea apuntándolo, porque narraciones así no se pro digan ni tan siquiera en contadas ocasiones. De recordar, por aque MAGÍNENSE una suerte de Ho de establecer relaciones aun Zazie algo madura, tiene de sean ocultas, esta narración me ella esas ganas de absorber el trae a la memoria los cuentos de mundo y el gracejo para provo Julio Garmendia con los que se car el equivoco en todas las situa inaugura la literatura fantástica ciones, pero con el delirio surreal en Iberoamérica, en especial La de un personaje de Gómez de la tienda de muñecos. me refiero Y Serna que se hallase de repente con ello a la irrupción del ámbito dentro de un ballet de Stravinsky de lo maravifioso en lo cotidiano, pongamos Petrushka. La verdad de lo mágico en lo banal, ha es que no se me ocurren otros pa ciendo así realidad el mensaje ralelismos que puedan dar idea oculto en toda épica, la de dar de lo que esconde la protagonista cuerpo real al imaginario colec de esta narración para los que no tivo. hayan leído aún el libro. De la in tensidad cromática de sus des Guiñocervantino En Alfonsina todoaboca a la se cripciones; de la sorpresa, que puede pasar al pasmo en cual ducción. Y ésta comienzadesde el quier momento, que causan las orden mismo en que se plantea la historia, en trastocar la secuencia imágenes que, como un torbe Ilmo. rompen el orden secuencial temporal de los acontecimientos. del lenguaje; del extraño lirismo, Asi, en la primera parte, una Al a veces rozando la cursileria es fonsina cuarentona renace de condida en un pequeño cónclave nuevo a partir de los recuerdos de pedantes mujercitas, las más más recónditos de la infancia, tan En pañosmenores En otro trayecto, esta vez en Metro, un grupo de dependientas de grandes almace nes se deshizo del uniforme, se quedó en pa ños menores- -indiferentea la atenta mirada de los maduros congregados en el vagón- se vistió de fiesta y se pintó para marchar a su Blitzkrieg (o guerra relámpago) sexual. Queda claro que se refugiaban en el habitá culo subterráneo de un mundo exterior donde todo es portátil menos el tocador de señoras. De lo que se deduce que unos son lentos y otros van huyendo, lo que aclara lo anterior- -inclusolo que viene a continua ción- -ylo confirma. Finalmente, un padre con dos hijos ado lescentes en la cola de la churrería, ponga mos, conversando acerca del precio de los coches que pasaban por la calzada y compa rándolo con el suyo. Hijo primero: (Papá, ése cuesta dos kilos más que el nuestro Pa dre: No digas chorradas, quinientas como mucho) Hijo segundo: (ÇYel que nos vamos a comprar? Padre (con satisfacción y pal madita al vástago) Uno y medio más que ése Esta clase de refugiado era hasta hace a ¡poco el más conocido. Porque, ya saben, hay refugiados lentos y otros que van huyendo. Pero quedan los que van en punto muerto, cuesta arriba y con freno. Y además los Re yes siguen viniendo de Oriente, como si aquí estuviéramos en casa. Alfonsina Y lo cierto es que exponer lo complejo mediante el ojomás ino cente posible es, de nuevo, trasto car el ámbito mismo de la retórica de nuestra cultura. No hay, por tanto, gesto alguno que nos mdique que lo hasta aquí ex- puesto sea importante, banal, dramático, có mico. todose mueve en el mismo plano, y se resuelve también en esa especie de línea de flotación donde los valores parecen disol verse. El recitado, por ejemplo, de objetos con que Modesty Blaise inunda a Alfonsina es buena muestra de que lo importante se mueve en esta narración en el res plandor que causan las imágenes, nunca en las cosas. Mi, en este re citado hay un Fugué o un Calder junto a un Philips o un Miele, di cho asi, vamos. Por eso, final mente, en la parte titulada Alfon sina y el amor se ofrecenya reci tados incluso realistas con alguna que otra imagen distorsionada, su mano diestra reconociósin di ficultad el sexo de plata maravillo samente terso y vivo del hombre que amaba La razón estriba en que a estas alturas lo sorprendente está ya inmerso en lo cotidiano, es casi recitado costumbrista. De ahí que uno no termine de entusias marse con esta serie casi iniffle rrumpida de guiños culturalistas, una tendencia que va a ser en un futuro próximomás digna de estu dio que de encomio, que pueblan el libro. Y ello porque existe siempre un peligroen este tipo de narrado nes: el que el guiño suplante lo vi vido. Desdeluego un temor que se apunta pero que no interfiere en el talento de lo aquí expuesto. 1 JuanAngel Juristo a -BC C. iItunjI 1 3- I- 2l) 2

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