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CULTURAL MADRID 27-10-2001 página 36
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CULTURAL MADRID 27-10-2001 página 36

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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PINTURA Me s tmm) DIBUJO Imágenes del desastre Javier de Villota Centro Cultural de la Villa. Madrid Plaza de Colón s n Hasta el 4 de noviembre NTRE las poquísimas inter enciones en el espacio urbano que se han desarrollado en Madrid en los últimos años se cuenta la recreación de la matanza en el mercado de Sarajevo que realizó Javier de Villota en 1994, una obra que difícilmente podrán olvidar quienes se toparon con ella en pleno Paseo de Recoletos. Resulta tal vez más inquietante la presencia de estas esculturas a tamaño natural y de tan tremendo realismo en la quietud de una sala de exposiciones. El mercado de la muerte representaba el regreso a la escena artística, tras unos años de voÁngela Nordenstedt luntario silencio, de un artista singular, comGalería Fúcares. Madrid prometido con muchas causas y cuya trayectoC Conde de Xlquena, 12.1- izquierda ria transcurre en cierto modo paralela a los desastres que jalonan el siglo XX. Javier de ViHasta el 24 de noviembre Uota (Madrid, 1944) aparece retratado en esta interesante retrospectiva desde todos los ánguN planteamiento elemental y Cazador con tradicional de la pintura ha perro (1985) producido históricamente consecuencias revolucionarias: el obstinado retorno a lo real, con el que el Renacimiento se liberó de las ataduras del simbolismo medieval, el mismo con el que el barroco se liberó de la falsa idecdización renacentista, y el mismo naturalismo con el que el clasicismo se deshizo del manierismo barroco, retorna ocasionalmente a la pintura en la forma de una pregunta aparentemente ingenua como la que formula Ángela Nordenstedt: ¿Cómo son las cosas que sabemos como son? No es en absoluto retórica, sino que se atiene a una contemplación pura que, liberándose de la imagen estereotipada que de los objetos nos invade, se acerca a ellos en su más humilde condición. EUo implica una voluntad los: es el dibujante que bebe de Goya y de Sode recuperar el dibujo como medio lana, el neofigurativo que comprende las formas anónimas y convulsas de Barjola, el escultor que arriba a un realismo truculento que no deja de ser arte de denuncia. Su evolución estilística se concreta en varias serie dedicadas a los grandes desastres del siglo, desde el del 98, hasta el de las vacas locas, pasando por Vietnam, la represión tardofranquista, la guerra de los Balcanes o los atentados de ETA; pero tamPedro Simón bién en una crónica del sufrimiento de mayor Galería Begoña Malone. Madrid calado, con homenajes a la vejez y la enfermeC Pelayo, 50 dad, la soledad, la incomunicación o la tortura. El Mercado de la muerte prefigura su obra Hasta el 10 de noviembre actual, más áspera, en la que el dibujo se afina y el espacio cobra amplitud. A esta nueva etapa pertenece la pieza más importante de la exposiN tiempo más que prudente ción, Investigando en las Meninas. Rodeado de hemos tardado en volver a grandes espejos que sumergen la imagen del- encontrarnos con la obra de Peespectador en la obra, hay un amplio escenario dro Simón (Madrid, 1949) En sobre el que aparecen los personajes del cuacualquier caso, la espera ha meredro. En torno a ellos se desarrolla un complejo cido la pena. Al autor, para hacer entramado de rayos láser, humo y objetos diuna especie de borrón, sin cuenta versos. Es esta una obra interesante, que menueva, sosegar sus propios trazos rece figurar entre las grandes interpretaciones (lo que no significa perder ímpetu del tema velazqueño. o temperamento) y afinar más en sus pinceladas; a nosotros, para encontrarnos con una obra úlJavier Rubio Nombíot E Contemplación p u r a cierto y olvidado de la representación. En la época del ocaso de la pintura, atreverse con el dibujo significa atreverse a mirar las cosas como son. Ello significa también atreverse a la figuración y al naturalismo en época de ocasos de la imagen. Darse prisa en mirar marchita) y errática (en el doble sentido de que merodea sin rumbo, y en el de que yerra en su divagar) Nordenstedt representa estas ideas a través de sus dibujos a la brea sobre papel vegetal de ñores marchitas, de desnudos femeninos desprovistos de sensualidad, torpes, objetivos (es decir, no idealizados) y erróneos en su representación. La artista mantiene estos errores de la representación perspectivista como aciertos de la intromisión de la realidad. Incluso cuando corrige, mantiene estos yerros como síntoma, como index vertitatis. Este era el único realismo que Adorno toleraba: el realismo revulsivo de las obras de Beckett. El mismo en el que insiste Hal Foster en The Return of the Real: el retorno de lo real en forma de trauma. De este modo el arte se permite todavía un nuevo realismo. Estas ideas se concentran en el trabajo de la artista en la representación emblemática del pie. Frente a la superioridad espiritual de la cabeza, el pie se encuentra en contacto con la tierra, y condensa y representa los otros significantes. Pues también el U Aquella observación de Cézanne, en la que tanto ha insistido Eva Lootz, de que hay que darse prisa en mirar, porque las cosas desaparecen delante de nuestros ojos, es aquí igualmente válida para el trabajo de Nordenstedt: por eso concentra su melancólica mirada en la evocación preferente de esta fugacidad de la imagen: la representación de la fugacidad de la belleza o de la belleza marchita. De este modo, la artista se atreve también a la representación de la belleza en la época del ocaso de la belleza. En Imágenes del hombre, decía José Jiménez que el ocaso de la belleza está vinculado al fracaso de los ideales emancipatorios de la modernidad. Y si esto es cierto, entonces su representación en nuestro tiempo sólo puede ser la imagen de una belleza melancólica (belleza La artista se atreve también a representar a belleza en época de ocaso de la belleza píe, el medio que tenemos para caminar, es el medio mismo de nuestro errar y nuestro divagar. Así el pie condensa sentidos que reconoce el erotismo del fetichista, la libertad y la belleza de lo humilde, lo olvidado y lo desnudo, pero también el contacto con la realidad: el pie torcido, el pie forzado y el trauma. Si deliberadamente Nordenstedt expone sus pies erróneos y torpes es porque, en su errático divagar, encuentra una verdad que al arte le compensa; el poder acercarse todavía a ver las cosas, cuando ya apenas es posible ver. Miguel Cereceda Peídro Sinnón: gestos vibrantes U tima en la línea del expresionismo abstracto al que nos tenía acostumbrado, pero con un regustillo lírico que nos hace mantenernos ante el cuadro mucho más del tiempo que esperábamos dedicarle. Simón nos invita a un nuevo baile geométrico, a leer la superficie del lienzo como si de una partitura se tratara. Y nos ofrece como pareja la soberbia y la arrogancia del hexágono. El resulltado final, una coreografía llena de gestos, una escenografía donde las formas se agitan, se frenan en seco, aletean ante nuestros ojos. El color vibrante y la luz mediterránea hacen el resto. -J. D. -G. 36 AliC; Cultural 27- 10- 2001

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