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CULTURAL MADRID 11-11-2000 página 51
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CULTURAL MADRID 11-11-2000 página 51

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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DISCOS i isa De r e f e r e n c i a Bueno Aceptable Discreto IVIediocre DON (PJK HCmisehti JACOraS IBE 8 T s crramn oíDim QuóMi: CSQvei Cantales h hicheí Pfasson U N MÚSICO FORMIDABLE SEMHARD KEISER. Croesus. D. Roschmann. R. Trekel, W. Gura, K. HSger. Akademie f i i r Alte Musik Berlín. DIr. Rene Jacobs. Harmonía IVIundi. J. IBERT. Chansons de Don Quichotte. Le Chevalier Errant F. Chaliaplne. Orchestre du Théatre National de i Opera de París. Dir. J. Ibept J. Davy, recitador. Ghoeurs et Orchestre National de l ORTF. Dir. G. Tzipine. L Empreinte digitale. ft- friir DVORAK. Stabat Maten M. Schaugh, I. Danz, J. Taylor, T. Quasthoff. Oregon Bach Festival Ghoir and Orchestra. Dir. H. Rilling. Hánssier. RAVEL Cantatas de Roma (Alyssa, Alcyone, Myrrha) Orq. del Capitolio deToulouse. DIr. M. Plasson. EMI. -A L muerte de su hija Josefa en 1875 hundió a Dvorak en una profunda desesperación. Un año más tarde morirían otros dos de sus hijos, Ruzena y Otakar En medio de semejantes tragedias familiares, Dvorak empezó y Uevó a cabo la composición del Stabat Mater. Arranca en un clima de resignación que deja paso, en su final, a una serena aceptación de la muerte y renovada confianza en la vida. RUling, empeñado en la colosal tarea de dirigir la integral del repertorio sacro de Bach, pone en evidencia las raíces barrocas de la pieza de Dvorak. La controlada definición de los contenidos emotivos acaba acentuando la vertiente escatológica de la pieza. -Stefano Russomanno V ROE SUS pensaba que había llegado al nivel más alto de felicidad y satisfacción en esta tierra. Pero su derrota frente a los persas arruinó esta utopía: Reinhard Keíser (1674- 1739) fue definido como el primero de los hombres del mundo en sus exequias fúnebres; la historia ha arruinado esta pretensión. En esta ópera, el rey Croesus termina recuperando su reino por la clemencia de los persas, tras haber aprendido una dura lección. En el caso del compositor Kaiser, somos nosotros los que debemos aprender una lección: la historia de la música puede contener una enorme cantidad de resabios, ajustes de cuentas e infidelidades que no estamos habituados a considerar desde nuestra supuesta visión objetiva. Reinhard Keíser fue uno de los compositores más célebres de su época (la de Bach- apenas once años más joven- la de Telemann, la de Haendel... reinó en la Ópera de Hamburgo y a su muerte fue celebrado con todos los honores como uno de los grandes. ¿Qué ha sucedido? ¿se eqivocaban? La recuperación de una de sus óperas, Croesus, de 1711, nos dice que no, así que las respuestas hay que encontrarlas en otra parte. Croesus es una ópera extraordinaria. Ya desde los vibrantes inicios de su obertura se percibe algo especial. SUiórquestáción y sus momentos corales suenan al mejor Bach de las cantatas, sus recitativos y arias son formidables. Sea, pues, lo que sea lo que ha mantenido oscura su figura, es tremendamente injusto. La recuperación de esta ópera (producida el año pasado en Berlín) ha encontrado un eco del mayor nivel. No en vano encontramos en la operación al genial músico belga Réné Jacobs: cuyos últimos proyectos convertidos en otras tantas grabacio: hes se han convertido en lo mejor del apático mercado discográfico, al menos en el apartado de la ópera del siglo XVIII, ya se trate de Mozart (recordemos su fenomenal Cosifan tutte) Telemann (Metíea) Haendel o Cavalli, cuya Calisto aún colea en el recuerdo deil aficionado barcelonés. O E ha llamado a Jacques Ibert el compositor secreto y en su independencia, originalidad y anticonvencionalismo se le ha comparado con su admirado Manuel de Falla. Con él compartió la pasión por la figura de Don Quijote y hasta tres veces llevó al pentagrama al caballero andante. Aquí están las dos primeras, las concentradas y expresivas Canciones de Don Quijote para la película de Pabst, en la interpretación original realizada por Fedor Chalipine con el autor, y el apasionante coreodrama para Ida Rubinstein. Tesoros discográficos de 1933 y 1955. -Alberto González Lapuente U A T siglo y medio, entre R NE 1803 y 1968, el Premio de Roma fue ima amarga obsesión para los compositores galos. Ravel no lo logró nunca, a pesar de haberse presentado en cinco ocasiones, entre 1900 y 1905, la última siendo un compositor reconocido, lo que desencadenó un gran escándalo. Ahora se publican las tres cantatas con las que Ravel concursó entre 1901 y 1903. Casi dan ganas de dar la razón al denostado jurado, porque estas tres obras, sobre libretos absurdos- sorteados entre los concursantes- son un curioso cajón de sastre: Wagner, Puccini, Rimsky Bizet, Gounod, Massenet, Fauré, Debussy. planean por doquier: el único que parece ausente es el propio Ravel. -Alvaro Marás D. JE IW S 1 i J. S. B G Cantatas Arias. I. Bostridge, AH tenor. Europa Galante. Dir. F. Biondi. Virgin Veritas. HILDEGARDE DE BINGEN. BIRGITA VON SGHWEDEN. Les Flamboyants. Raum Klang. FASGH. Sonatas en trío para dos oboes y continuo. Katharina Arfken, oboe y direcclon. Harmonía Mundi. Jorge Fernández Guerra ÍNA cierta sorpresa inicial alerta sobre la singularidad de esta grabación. Es la inmediata respuesta ante un Bach que aparece extraño y peculiar, pero tan embaucador que acaba por imponerse sin más justificación. Hay independencia en el estilo, también cierta contradicción entre los instrumentistas y el sentir de Bostridge, pero el canto dilatado y el buen gusto de sus maneras encuentran en el curioso italianismo de Europa Galante un complemento ideal. No cabe un Bach más veneciano y no es posible una mayor deleitación en el mensaje; de ahí que esa extraña conjunción de elementos acabe por dibujar algo inimitable y apasionante. Un disco único. -A. G. L u, ahora la música sacra medieval un mercado potencial para los apasionados de la new- age, algo ha cambiado en la manera de acercarse a este repertorio. Les Flamboyants ofrecen una versión impecable en su interpretación e inspirada enflexiblescriterios filológicos. No obstante, el exceso de cuidado tímbrico y vocal no resulta adecuado. El grupo confiesa haber añadido colores instrumentales para ofrecer versiones más gratas al oído actual. Así, el deseo de que suene bonito hace düícU recuperar el desnudo y místico fervor que movió a estas dos religiosas compositoras. Mientras veamos este repertorio como puro objeto estético, se nos escapará parte de su esencia. -S. R. TENGO la impresión de que, al ser en otras épocas, los compositores del barroco, aun cuando no sean de primera categoría, suelen tener considerable interés. Las sonatas y cuartetos para dos oboes, con fagot (obligado o continuo) de Fasch (1688- 1758) son un perfecto ejemplo de la maestría de tantos compositores de segunda fila cuya música bien merece ser conocida. El estilo de Fasch recuerda no poco al de Telemann, y como él posee la virtud de la transparencia de la escritura y la adecuación a los instrumentos empleados. Ejemplar la interpretación, como es habitual en la colección que Harmonía Mundi consagra a la Schola Cantorum de Basilea. -A. M. ABC CULTURAL 51 A, diferencia de lo que sucede 11 de noviembre de 2000

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