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CULTURAL MADRID 11-11-2000 página 15
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CULTURAL MADRID 11-11-2000 página 15

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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NARRATIVA Don tplay it again, Sam con lasitud o demasiada aquiescencia, salvo si lo que queremos es una literatura de quiosco, que gane lectores sobre la cómoda repetición de los tipos, hasta rebajarlos a estereotipos. Esta última novela de Manuel Vicent no ha puesto el cuidado necesario en evitar que la actimulación de tópicos, la mayor parte de ellos contemporáneos, pero no menos manidos, lastre una invención, que aunque también arrancaba de otros temas conocidos como el poder salvador, del arte frente a la muerte (El retrato de Dorian Gray) y la vinculación arte pictórico- erotismo Elogio de la madrastra y Los cuadernos de don Rigoberto de Vargas Llosa) podía haber resultado feliz e inspirada si la novela comenzara a leerse a partir de la página 101 (o capítulo 4) que es cuando comienza a tomar cuerpo realmente la fábula que ha de sostenerla y que la sostiene bastante bien hasta el final, con recaídas momentáneas en lo consabido en el capítulo de la estancia en Nueva York. De forma que su desarrollo ha estropeado una idea en sí misma interesante (aunque no sea original, no tiene por qué serlo como tal idea) cómo un personaje vulgar llamado Julia, aquejada de un cáncer que amenaza su vida, casada con un vulgar nuevo rico, puede, con las mañas de una educación eróticosentünental de un picaro marchante, y merced al contacto con el aprendizaje del arte pictórico y de la sensualidad mítica que acompañó la creación de unos cuadros de Picasso y de Matisse, lia límite con Harlem que se lo monta puede, digo, elevarse y luchar contra la salvajemente con una ansiosa e insaciamuerte (no desvelo al lector el resul- ble hija de banquero, como en los buetado ñnal) Pero en la novela esa idea y nos telefilmes, pero saldrán tamesa fábula queda fatalmente sepultada bién escaparates de Madison Avenue por el andamiaje de tópicos que nutre (antes hemos visto los del Faubourg los contextos en que se desenvuelve. Saint- Honoré) y una emocionante, por lo llena de millones e intrigas, subasta Vicent logra escenas eróticas (sobre todo el capítulo que se desarrolla en Pa- de arte en el UpTown, con final a lo Jarís) de una sensualidad fina y muy bien mes Bond merced al criado filipino de dosificada. Sia duda tiene, se nota, sen- un marchante judeo- suizo. sibilidad para el matiz, para la gradaNo creo preciso seguir resumiendo ción de las situaciones. Pero esas pági- episodios de esta novela (hay más de nas de creador con estilo propio apenas este tenor) porque parecería caricatura llegan a ocupar una y soy consciente de tercera parte de la que Manuel Vicent no novela, y no comMANUELVICEPfT ha querido siempre pensan al lector de evitar esos trazos de La novia de Matisse la sarta de lugares vulgaridad. Veo claro Alfaguara. Madrid, 2000. conocidos que adorque las más de las ve 259 páginas, 3.000 pesetas. nan los contextos y ces ha querido que marcos en que se defueran eso: tópicos de senvuelven, que por consabidos Uegan revistas del corazón (gafas de Armani, a ser irrisorios cuando el lector ha deci- ropa de Ungaro, escapada a Nueva dido ya que no le enfaden. Una ñesta- York) para que viéramos cómo incluso cóctel en un chalé de La Moraleja, llena la vulgaridad se salva con el arte, pero de inanes comentarios, otra de una es excesivo el precio a pagar, porque, al arruinada marquesa en su palacio hi- final, tanto regodearse en lo deja vu potecado del Madrid de los Austrias, acaba por ahogar lo poco que, aunque con intelectuales y personajes del visto asimismo en las fuentes convocamundo académico de derechas que se- das (o en el formidable homenaje a Pargún parece por serlo no son tales, baüa- tiere di notte de Liliana Cavanni en las oresflamencosy castizos junto a finan- mejores páginas de la novela) hubiera cieros y gentes del todo Madrid, pero da podido merecer la pena verlo o leerlo de igual, antes hemos visto o veremos nuevo. A este crítico, sinceramente, no luego el París de Montmartre y de se la ha merecido, pero momentos haMontparnasse, evocado en todos sus brá de verano con golondrinas y playa mitos y sus ritos (tan semejantes unos a que rescaten esta novela para muchísiotros) el café de La Coupole, el Hotel mos lectores, quienes reconocerán en Luthecia, una galería en la rué de sus páginas tantos otros momentos Seine, y aperitivo en el café Flore, nos inolvidables de la pequeña o gran haremos una foto que parece de Woody pantalla. Alien en el River Café junto al puente de Brooklyn, habrá un negro de la oriJosé María Pozuelo Yvancos T ODO lector sabe que los tópicos han alimentado la literatura desde que la literatura existe. La literatura es Apolo, Mercurio, pero también un Saturno que devora a sus hijos, que se alimenta de textos y de tópicos, esto es, de lugares ya visitados por los autores y textos precedentes. Durante siglos, y no hay que apelar a Curtius para entenderlo, lo habia dicho Horacio mucho antes, la creación literaria se situó en ese lugar de la imiíatio, que ennoblecía al ejecutante cuando lograba arrancar a un tema y una forma conocidos algún artificio nuevo. Pero el peligro del tópico es que no puede ser manipulado Vidas ecológicas AU 80 N lAURE Trad. de Ana Herrera. Edhasa. Barceiorta, 2000. 368 p 2.900 pesetas. N ocasiones los principios que abanderamos se convierten en enemigos de nuestra creatividad, de nuestra opción del disfrute en sus diversas facetas. Cargamos con ellos orguUosamente, son nuestra tarjeta de visita, dictan nuestros pasos en la tierra con ritmo marcial. Y sin embargo, a veces limitan el espacio que podemos visitar, haciendo de las ideas enarboladas un saco de prejuicios que encadenan nuestros pies al pequeño círculo de lo conocido y que obligan a nuestros ojos a censurar aquello que se vislumbra más allá de la frontera. De la permanencia en el lado conocido, y también del safari a las tierras extrañas e ignotas de lo nimca probado, se nutre el argumento de la última novela de la conocida escritora norteame 1 de noviembre de 2000 E ricana, nacida en 1926, Alison Lurie (Premio Pulitzer 1985) y que lleva por título El último refugio. Es ésta una historia coral, donde numerosos personajes dan testimonio de su paso por el mundo. Coinciden todos ellos en un lugar de vacaciones de la zona de los cayos de Florida, Key West, que viene a simbolizar el último refugio de la tolerancia, frente al puritanismo y rigidez mental de determinada parcela de la sociedad americana. Es un centro de permisividad sexual e ideológica, donde los ciudadanos viven la vida desde la experiencia, sin hacer juicios de valor sobre las actitudes de los otros, sin poner adjetivos a sus encuentros con los demás. Del roce de los nativos con los veraneantes surge la polémica, que se proyecta sobre el abanico completo de las preocupaciones actuales: la homosexualidad, el sida, el machismo, el feminismo, la ecología, la avidez de dinero, el poder, etc. Pero El último refugio no es meramente una colección de tópicos, ni mucho menos, sino una novela que profundiza acerca de la capacidad de maniobra del hombre para elevarse por encima de éstos. La matización a que Laurie somete los lugares comunes es interesante en sí misma, pues lo hace desde el punto de vista de quienes pueblan las páginas de la novela, que reescriben la actualidad mediante una origi- La mejor üteratufa- fátinoamericana ROBERTO BOLAÑO 1: RiCARC PIGLIA RiCARDO Nocturnode Chile l i l l l Por el autor de l i l i Los detectives salvajes Plata quemada iína novela excepcional de vn eseritw indispensable nal forma de encararse con sus propias necesidades vitales. Y resulta así mismo destacable que la mayor parte de ellos son personas que han pasado de los cuarenta, e incluso de avanzada edad, hecho que aporta una perspectiva diferente, sobre todo en una época en que la juventud es un valor desaforadamente encumbrado. El atractivo de esta obra, entretenida en todo momento y cargada de sentido crítico y chispeante ironía, no está en los sucesos que narra o en la trama, un tanto difuminada, sino en los fragmentos de vida que recoge, en los diálogos que se suscitan, en el intercambio de pareceres, en la magnífica descripción paralela de las apariencias y de la verdad, en las reflexiones al hilo de la costumbre o de lo inesperado, en el modo en que se imbrican o se rechazan los principios sociales imperantes para poder afrontar la existencia con placer y entusiasmo, y siempre desde una base ética, personalizada, que intenta preservar al individuo de ser fagocitado por el tópico. Lola Beccaria yMÍCCLLTUKAí. 1,5 ANAGRAMA

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