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CULTURAL MADRID 07-10-2000 página 11
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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POESÍA Uno de los grandes JOSÉ LUIS HIDALGO Poes s completas Ed. de J. A. González Fuentes. DVD. Barcelona, 2000. 349 páginas, 2.000 pesetas. Muerto a los veintisiete años. José Luis Hidalíío (Torrelavcga. Cantabria, 1919) publicó los libros Rab, Los animales y Los muertos. Su obra se mueve entre la vanguardia y el oxistcncialismo. tes del 27 se vean las huellas en abundantes poemas y fragmentos, lo importante es percibir la maestría con que el poeta ha desarrollado ima estética que combina lo visual e intuitivo con lo hondo, y así, la greguería Se nota que las aceras están cansadas de ir toda su vida en línea recta convive con imágenes de profundo calado. Su próximo libro. Los animales (1945) muestra una mayor unidad de tono, pero apuntan en él, como afirmaba Gerardo Diego, ciertos rasgos que son como briznas desprendidas de la ardiente selva aleixandriana Hay que esperar a Los -o muertos (1947) para encontrar al poeta de una pieza, inmenso, magní, fico, alzado hasta sí mismo. Los muertos es uno de los más perfectos libros de poemas de todo el siglo XX. Mientras Hidalgo agoni 2 aba en una cama del Sanatorio de Chamartín, sus amigos luchaban contra el reloj para que llegase a ver los poemas publicados, algo que al final no pudo ser. El conjunto tuvo así un halo premonitorio y fatal. En una carta a Aurelio García Cantalapiedra, una de las personas que más ha trabajado por situar al poeta donde 1 cabré, entre lumbre de flecos se merece, le decía: Prede GuiUén Despierto. Veo luz. siento en mí una poesía Así ya soy. ¡Me siento aguí hecha de cosas elementatan nuevo y uno. Completo soy, les y últimas y trascenentero de Salinas Depronto, dida de metafísica Su entre los dos qué negra sombra poderosa fuerza plástica pasa I cortando esta alegría canta sobre la muerte. que nos une, tan clara o de AlDios y el sentido último berti (en la Canción del maride la existencia, con símnero Pero también resuena bolos, sí, elementales, totoda la fuerza irracional del mados de la naturaleza, creacionismo o del surreaAutorretrato OSiO) de José Luis Hidalgo y los dota de ima profunlismo, el Gerardo Diego más didad y im misterio inuimaginativo, el Vicente Aleisitados. Aquí s e estando lo mejor de xandre de poderoso aliento cósmico, o los movimientos de vanguardia y el 27, el Lorca de Poeta en Nueva York No además de Bécquer, Unamuno, Juan me preguntéis el nombre de las alcanta EN José Luis Hidalgo Ramón Jiménez y RUke (no en vano en rillas. Un sapo no es un ruido de violín ni una música de lagarto disecado I puede rastrearse la historia el sanatorio, por entonces, leía Los apuntes de Malte Laurids Br ge) con la luz azul que va a nacer antes del parto de las avenidas de la poesía española de la Algunas erratas afean estas ya imprescindibles Poesías completas (por Cuando Hidalgo publica en 1944 su primera mitad de siglo. En ejemplo, viviendo por viendo p. 49, primer libro. Raíz, que iba a haberse ti apresarlas por apresarla p. 144, retulado Raíz del hombre, no se ha deshealguien que murió tan flejase por reflejarse p. 322) Y hay alcho aún de esas sombras tutelares, no gunos errores de transcripción que se han amalgamado en un acento joven, sorprende encontrar embriaga personal, por lo que el libro es más bien un mosaico tan completo afectan a la métrica: en la 169 sobrapor embriagaba p. 151; im escaparate de distintas estéticas, un los en la 198 sobra un no golpea aluvión donde se mezclan múltiples por golpeaba p. 243; en la 244 falta un materiales y en donde no se diferencian te en la 253 xma y en la 256 falta un de En los últimos años se han publicado sobre Hidalgo estudios ftmdamentales como los de Francisco Ruiz SoJ U S T O NAVARRO riano, excelentes ediciones de Los lA El alma del controlador aéreo muertos como las de Julia Uceda o el propio González Fuentes, o monográfi tí Excelente novela. Un prodigio de construcción cos en revistas como La Ortiga. Espere (Santos Sanz Villanueva, ABC) mos que la fiesta continúe, porque sin duda estamos ante uno de los grandes. hauer, Nietzsche, Heidegger, Unamuno 0 Rilke. De tal fusión nace su estética más depurada, la que alienta sobre todo en su magistral libro de madurez. Los muertos, esa especie de metafísica sensorial tan plena y densa de contenidos, que hace sospechar lo que hubiéramos podido espereír de este poeta de haber tenido tiempo para completar su mundo. Curiosamente, aunque María de Gracia Ifach fija en el 1976 el corpus completo hldalguiano, que siguen tanto la edición del Centro de Estudios Montañeses como ésta (con la incorporación ahora de algunas variantes y poemas nuevos) ninguna de las tres coincide en la ordenación de los distintos bloques. De todas formas, conviene empezar conociendo la prehistoria del poeta, si queremos comprender mejor su trayectoria. En este sentido, resulta esclarecedor adentrarse por los poemas no publicados en libros anteriores a 1944. Asistimos a esa etapa, fundamental (como nos recordaba Eliot) en la que el aprendiz imita a los distintos maestros q u e va encontrando. Lo mismo uno descubre huellas claras de Juan Ramón Jiménez (en el Romance a un beso del Larca del Romancero gitano (con poema- homenaje incluido: Carne. Tu carne oscura bien los ecos de la voz. De las cinco secciones, quizás es la inicial la más lograda, constituye una muestra perfecta de cómo el surrealismo fue una de las vías de rehumanización de la poesia, que incluso da cabida al acento social. Se ha, llegado a considerar a Hidalgo cronológicamente como el primer surrealista de posguerra y hay quienes citan al respecto ciertas discusiones de juventud entre él y José Hierro, en las que aquél defendía ante éste las múltiples virtudes de la poesía de Aleixandre. Aunque de casi todos los integran- ífe: OSÉ Luis Hidalgofiguraentre las voces más hondas que ha dado la poesía española de posguerra. Esta verdad, que se impone como tal en cuanto uno se adentra en su universo poético, ha sido avalada por autores de la taUa de Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Carlos Bousoño o José Hierro. Sin embargo, ha tenido que pasar más de medio siglo desde su muerte para que circule a nivel nacional una edición de su poesia completa, algo a todas luces difícü de comprender. Hubo dos anteriores, una auspiciada por la Institución Cultural de Cantabria en 1976 (a cargo de Maria de Gracia Ifach) y otra por el Centro de Estudios Montañeses en 1997, ambas de difícil acceso fuera de los estrechos límites regionales. Juan Antonio González Fuentes, poeta e historiador, ha saldado esa deuda pendiente. Ya había sido el responsable de una cuidada edición de Los muertos y de un denso estudio biblio- gráfico sobre Hidalgo. Una breve pero certera presentación le sirve para bosquejar acunas de las claves de esta apasionante obra poética. Quede para otra colección más adecuada y para algún docto especialista un futuro trabajo con mayor aparato crítico y filológico. En José Luis Hidalgo puede rastrearse en gran medida la historia de la poesía española de la primera mitad de siglo. En alguien que murió tan joven, a los 27 años (a. la edad de Georg TraM y casi a la de Keats) sorprende encontrar un mosaico tan completo. Reconcentra en una década lo que había acontecido en cuatro en realidad. Ahí están las greguerías ramonianas, el ultraísmo, la poesía pura de la primera etapa del 27, la rehumanización, el surrealismo, cierto acento social, el existencialismo. Hidalgo es la síntesis, por ima parte, de todos los ismos, eminentemente plásticos, del primer tercio del siglo XX, que hallan en la imagen y la intuición metafórica la piedra angular de sus poéticas, y por otra parte, bebe de algunos de los filósofos más poetas o de algunos de los poetas más filósofos, como Schopen 7 de octubre de 2000 J i ¡H ANAGRAMA Lorenzo Olivan ABC CULTURAL 11

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