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CULTURAL MADRID 26-02-2000 página 11
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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POESÍA Nueve maneras de la felicidad que llevaron de distintos modos sus mulateces, homosexuales que hicieron o no declaraciones públicas de sus preferencias eróticas, mujeres legendarias dentro de una historia literaria misógina, y un judío ESDE hace algunos años, el lec- que resume en su exñio totor español puede juzgar la poe- dos los exilios de su estirpe. sía cubana gracias a una antología (Si omito los nombres es excelente: Noche insular. Antología de para que en el lector desla poesía cubana (Lumen, Barcelona, pierte la pasión por la pe 1984) Mihaly Des, su antologo, reco- queña historia, por las biorre con justicia una nación y un gé- grafías, los chismes) Y se nero literario, y la mayor objeción reúnen también las poétique podría hacérsele a su trabajo es cas plurales de autores sula de haberse detenido en los poetas blimes y de autores prosaidel cincuenta sin llegar hasta genera- cos, de patéticos y de burlones, de conversacionalistas ciones más recientes. Ahora otra antología mucho más y de conversadores con breve. Nueve poetas cubanos del siglo Dios o con el dios que reXX (Mondadori, Barcelona, 2000) sulta cualquier lector fuviene a entregar obra de algimos que turo, es decir, trascendenya aparecían en aquélla y arriesga talistas. un par de nombres más. El antologo ha cuidado Para cualquier antologo resulta no sólo de mostrar la plurade difícil solución dar tamaño de bol- lidad de autores, sino (y es sillo a una de las poesías más ricas síntoma de magnífica selección) la del idioma, concentrar en nueve de diversidad en la obra de cada uno de ellos un siglo de poetas y representar esos autores. Nicolás Guillen aparece en pocas páginas la obra de cada uno no sólo como el poeta popular cerde esos nueve. La selección de Ro- cano a los sones cubanos y al idioma lando Sánchez Mejías, poeta y narra- callejero, sino también como el esdor cubano, aunque dictada por la pléndido poeta amoroso, metafísico brevedad, lo consigue de modo muy en ocasiones, que fue. José Lezama es satisfactorio. tanto el joven hermético y órfico Considerar todo un siglo lleva, al como el viejo poeta que suma a su exmenos en la Cuba del XX, a interro- tensa obra las lecciones aprendidas gar encontradas posiciones políticas. del conversacionalismo y la antipoeEn esta antología se dan cita poetas sía. (Sólo de uno de los nueve poetas comunistas y poetas exiliados, escri- se ofrece selección pobre y reiteratores oficiales y censurados por edic- tiva: aún en tan corto número de pátos de esa misma oficialidad, mulatos ginas abundan las inclinaciones soROLANDO SÁNCHEZ MEJÍAS Nueve poetas cubanos del siglo XX Müiidaduri. Barcelona, 2000. 141 paginas. 495 pesetas. Javier Pagola D bre ríos, las fluencias acuáticas de Dulce María Loynaz, y puede afirmarse que sus mejores páginas han quedado afuera) Un volumen que junta autores distintos debe ofrecer, además de diversidades, alguna unidad posible. Que esos autores ejerzan la distinción de sus lenguajes dentro de un mismo idioma, que los cobije el mismo siglo o hayan vagado por el mundo con igual país dg origen en sus pasaportes, podría ser excusa suficiente. Pero las excusas mejores resultan ser aquellas estrictamente literarias, y Nueve poetas cubanos del siglo XX de- muestra que, no importa lo distintos que sean entre sí, han venido a reunir a estos poetas la ironía y el humor Ironía y humor distinguen a ésta de otras antologías. La voluntad de su antologo ha puesto muchas veces el acento en los divertimentos, en poemas graciosos. Y algo que hasta ahora no había sido tomado muy en cuenta es el hecho de que esos divertimentos pertenecen a lo central e imprescindible de la poesía cubana, de que matices juguetones recorren muchos de los mejores poemas cubanos del siglo XX. La poesía cubana, hasta ahora imaginada bastante lejos (con la salvedad de un Nicolás Guillen o un Virgulo Pinera) de los tópicos musicales, ligeros y eróticos del carácter cubano, no lo está tanto. Sobrelleva y se nutre de la misma socarronería, de la misma sorna idiosincrática del cubano de a pie, de igual resistencia por la risa. Y consigue ser, a la par que elegiaca, festiva. (Un título de Gastón Baquero valdría para compendiar este maridaje tan difícil entre lo patético y lo bienhumorado: Elegía risueña) Si el lector no conoce de antes la poesía cubana, empezará a imaginar lo lejano, lo otro, a través de estos poemas. Y si guarda de dicha poesía noticias anteriores, lo que hallará en esta nueva antología no podrá defraudarlo. Encontrará en ella nueve maneras de la felicidad. Antonio José Ponte Danzad, danzad, malditos terca y seguirá siendo la que es, de que rría a la vez en todas direcciones fueran cuales fueran las ilusiones e Y esta mirada a lo que uno fue (en ideales todo se ha desvanecido, de que ocasiones se habla en primera persona, el yo anterior yace ahora inerte una otras en segunda, con lo que a lo dicho tela que ha perdido su araña ante la se le otorga un valor genérico) se commirada de la voz poética, y esa vida he- pleta con lo que el presente desvela, ese cha ya pasado se presenta a modo de ne- y saber que la edad le ha declarado a gativo del presente: Si un hombre es lo uno la guerra en un combate desequiL verano muerto llevado al título que ha sido y poco más, desde hoy sabes librado como ningún otro y cuyo final responde a la antigua analogía en- que eres lo que ya nunca podrás ser está escrito ya desde xm principio. Y los La señalada es la perspectiva gene- poemas lo inscriben casi sistemáticatre la vida humana y los ciclos del tiempo, aquí el de las estaciones, y es ral de estos poemas, que se nutren de ir mente en sus cierres, ya en forma de vimetáfora, por tanto, de la segunda edad, rescatando del olvido peripecias, ins- sión lúcida de la futilidad de esteír vivo la juventud, que se nombra ya consu- tantes, de una vida intensa, hecha de re- Somos todos una tropa de fantasmas mida, muerta, de manera que la voz laciones amorosas, bares, fiestas con marchando triunfalmente ya de depoética de este libro se sitúa en el um- abundante bebida y toda clase de esti- seo del encuentro con la muerte pides bral del otoño y desde allí vuelve la mulantes, días faltos de un tiempo para que en cualquier cuneta I alguien te vista atrás para revisar el pasado y exa- la reflexión sobre su transcurso porque diga que esto se ha acabado que inminar cuál ha sido el resultado de la ex- eran díxis antiguos sin futuro hechos cluso llega a nombrar el suicidio, como periencia y la enseñanza de lo vivido. únicamente de presente, de respuesta a en el poema final, Money A suicide En el poema inicial, Tu vida en super- la llamada a coger las rosas que se ofre- note de idéntico título que la novela 8 -un relato autobiográfico, si referen- cían a cada momento, una juventud vi- de Martin Amis, donde un yo- sobre el cia! oficticioes algo que carece de rele- vida deprisa, sucesión de experiencias que al lector se le impone el John Self, vancia- se da ya la respuesta a esa inda- de todo tipo, que era también el tiempo protagonista y narrador de la mismagación sobre lo ido y la lección es que de la despreocupación, del desconoci- relata cómo su vida ha corrido a veloci todo es mentira, nunca cambiaremos miento de lo que la vida fuera: Cuando dad de vértigo, peligrosamente (o, en nada, I nuestro verano ha muerto no sabía quién era yo aquel tan sui- dicción trasladada a la circulación, Conciencia, pues, de que la realidad es cida, tan accidentado y turbio que co- saltándome semáforos y tomando las JESÚS LLÓRENTE SANJUAN Verano muerto Renacimiento. Sevilla, 1999. 64 páginas, 850 pesetas. E curvas por la izquierda pero al fin ha descubierto la necesidad de una pausa, al igual que Self, tras poner en marcha su suicidio, siente miedo de morir y consigue salvarse. Pero ese haber rondado la muerte le devuelve a la vida, una vida que no es ya la locura anterior, sino otra, una que acepta las carencias, las limitaciones. Del mismo modo, pues, que el héroe de Amis, el yo del citado poema termina- y con eHo se concluye el libro- con el anhelo de Que la Vida me saque a bailar de una vez por todas, I que grite Jesús poniendo nombre a esa voz innominada y escribiendo mayúscula en Vida, en lo que parece xma renuncia de lo que fue la vida anterior, aunque ha de decirse que la expresión remite a los textos medievales de las danzas de la muerte, dejando en suspenso el sentido en una ambigüedad que no es más que la certeza de la paradoja de que vivir es morir. Un libro, en suma, que lleva la experiencia, mediante lo poético, a categoría universal. Túa Blesa 26 de febrero de 2000 ABC CULTURAL 11

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