CULTURAL MADRID 10-12-1998 página 39

ABC Cultural El mundo escindido de Ulrich Rückriem Galería Heinrích Ehrhardt. Madrid San Lorenzo, 11 Hasta el 20 de enero De 100.000 a 3.000.000 de pesetas c I un campo de reflexión plástica se ha K modificado intensamente en nuestro siglo, ha sido el escultórico. Desde la estatuaria y su magnificación del bulto redondo, hasta la introducción de un visión ampliada de lo espacial, primero como vacío, en la obra de Moore, después como vaciamiento de los cuerpos en sus distancias, el camino recorrido es el que se establece desde la objetualización de una conducta artística hasta una comprensión y expresión más intensa de las características espaciales del entorno. La escultura lucha contra la primacía del ojo, en lo que éste provee de frontal y centrado para la imagen, ganando formas en las que pueda darse una real sensación del espacio, una tactilidad ampliada que defina de una forma extraña por infrecuente nuestro contacto con el medio que nos rodea, con el ambiente. Así, la definición de lo escultórico, a caballo entre la frontalidad pictórica y la estructuración ambiental de la arquitectura, ha sido una herramienta de búsqueda de un terreno intermedio y propio. Pues su espacio no es tan sólo presencial, sino que se constituye desde una multiplicidad de tensiones, desde las perceptivas a las conceptuales, de las mnemónicas a las lingüísticas. El escultor trabaja sobre una de esas tensiones y la tiñe para que pueda ser visible, sensacional en su forma literal, haciendo de ello su obra. Ulrich Rückriem (Dusseldorf, 1938) es escultor, en el sentido que aquí se concreta para este término. I- a pieza que presenta en la galería Ehrhardt está confeccionada a propósito para este espacio- lo que los neólogos llaman sitespecific- como cruce de su particular estilo de simbolización y la revisión de una obsesión que ya desarrollara formalmente en una escultura de gran formato para Huesca en 1995: una serie de veinte estelas monumentales de granito de Porrino, dispuestas según una cuadrícula en la que ningún punto coincidía en sus dos ejes con otro. De este modo se crea una forma simple, de gran opacidad, ya que a distancia la alternancia de los bloques forma la sensación de un muro continuo, pero, desde su interior, da la idea de una figura habitable, penetrable en una articulación medida, producida por el cálculo de sus distancias. En el catálogo que acompañó a aquella pieza Alicia Chillida remarca como, ai entrar en la superficie así delimitada, el espacio se transforma en interior, en algo acogedor. La obra de Rückriem parte de experiencias sencillas, casi de la exposición simple de relaciones complejas, pero sobre todo de la creación de estas formas de conocimiento del espacio. Desde el interior de aquellas veinte estelas nace la experiencia actual, gracias al valor galerístico que hay que reconocer en Heinrich Ehrhardt, transformando el espacio de su galería en el lugar para experimentar esa simplicidad acogedora que proporciona el dibujo como medio ario de diciembre de 1998 Rückriem señala una de sus obras quitectónico, utilizado para crear el lugar físico y mental de las disposiciones, estructuras y escisiones en las que su obra se sustenta. El proyecto consta de 8 dibujos murales er. grafito y un cuadro en hierro del mismo te. iT! a, que señalan un espacio de cruces y variaciones, para desde él generar el diálogo entre apertura interior y compacidad externa, ahora representada por el continuum de las paredes de la galería. El dibujo, como herramienta estructural de valoración de los cuerpos mediar; te la situación que ocupan en un tablero definido, es ampliado hacia su capacidad espacial. La escultura, por tanto, no es tanto un asunto dependiente de su materialidad, no es el bronce o la piedra quienes la definen, sino la posibilidad de crear una sensorialidad ampliada, no sólo frontal ni arquitectónica, sino preposicional, de circunspección. Y más allá de las tentadoras implicaciones filosóficas de interpretación que nos ofrecería el mundo escultórico de Rückriem, como un diálogo de oposición entre esta compacidad y su escisión constante donde nacen trazos o desgarraduras que unen, la simplicidad a la que es necesario corresponder en su forma de trabajo, desnuda aunque calculada, obligan a fijar la atención en el modo de convertir el trazo del dibujo en herramienta preescultórica, creando desde un aleja. m ¡ento de los tópicos de este género, una revitalización sutil e intensa. El desarrollo corporal es imprescindible oara comprender este dibujo, lo que nos acercaría a un pensamiento ritmado que en algo se asemeja a la combinatoria musical que perseguía la Segunda Escuela de Viena: necesidad de estructuración de las apariciones según series, elusión de la repetición y, contra ello, creación de un orden más elevado que el sonoro. Desde el interior de la obra de Rückriem, ¿en qué forma se capta el orden desde el que la obra se construyó? La respuesta la da el Fausto- Schónberg que creó Mann. La sensación de no ser la de quien capte cada uno de los medios para crear un orden estricto y elevado, sino la que oiga el orden mismo, cayendo en una satisfacción insospechada, la de quien conoce la composición anterior a la composición, desde su actual descomposición MIGUEL ÁNGEL RAMOS Música Etnlce I Feria de Arte Latinoamericano Comunidad de Madrid 39