CULTURAL MADRID 05-11-1998 página 48

ABC Cultura! z -i W f I íf -r, i. -í rV Encuentros Manuel de Falla 1 Falla y la herencia de Chopin V Granada continua gravitando en torno a la memoria de Manuel de Falla, Los Encuentros que, desde hace cuatro años, evocan su figura se están constituyendo en un modelo de festival en el que conciertos, exposiciones y sesiones de investigación y debate se alian en una simbiosis modélica que comienza a irradiar interés más allá de nuestras fronteras. Este año, la convocatoria traza los surcos de una influencia: Falla y Chopin i C ttrfS SÍf E í í -L- i jj J J T -M. Yvan NOMMICK L próxinno 9 de noviembre se inaugurarán los IV Encuentros Manuel de Falla de Granada. Estos Encuentros, organizados por el Vch ¡vo Manuel de Falla, la Orquesta Ciudad de Granada y el Centro Cultural Manuel de Falla, se consolidan este año como un verdadero festival de otoño y se proponen londar en ios aspectos más significativos de la relación Falla- Chopin a través de un rico programa de actividades: exposición, conciertos, ciclo de conferencias, mesa redonda, publicaciones y un amplio prograiia educativo. Así, esta edición se ticipa a una importante conmemoración: en 1999, se cumplirán 150 años de la muerte en París (17 de octubre de 1849 de Federico Chopin. CorrK prólogo a estas actividades, conviene detenerse en los puntos más interesantes de la presencia de Chelín en Falla. En junio de 1932, respondiendo a la encuesta abierta por la revista parisina Bravo Manuel de Falla escribe: Para mí. Chopin es de los pocos compositaes cuya obra nos ofrece de manera casi continua un puro sustrato musical Palabras que resumen su constante admiración por el arte de Chopin y traslucen su propia estética compositiva. La devoción de Falla por Chopin se remonta a su infancia, cuando su madre, excelente pianista, impregnaba su naciente sensibilidad musical de melodías y armonías chopinianas. A! salir de la adolescencia, el encuentro con José Tragó supuso un giro importante en su formación. Tragó, alumno de Georges Mathias, uno de los discípulos de Chopin, no sólo transmitió a Falla la tradición chopiniana, sino también una sólida y rigurosa enseñanza pianística como lo demuestra este consejo tan sabio que consta en una carta del 25 de noviembre de 1897: No use usted ninguna otase de anillos ni otras sararv dajas por el estilo. Yo hice atrocidades con mis manos cuando estudiaba nrujcho y hoy sufro las consecuencias en forma de dolores musculares, cansancio, etc. Desde una perspectiva chopiniana, tres son, a nuestro entender, los frutos del magisterio de Tragó sobre Falla: En primer lugar, su repertorio de pianista: los recitales que ofrece entre 1899 y 1905, en Cádiz y Madrid, incluyen casi simipre obras de Chopin, en particular el Estudio op. 10 núm. 3, la Berceuse y la Balada en Fa menor. En segundo lugar, su arte pianístico, que Cecilb de Roda describió así en 19 C 6: Ccxnpletamente interior, sin concesiones al efecto, sin exterioridades deslunríbradoras, sin la brillantez y la fuerza que tan fácilmente conquista el aplauso. Ni llega al pianísimo esfumado, ni trata siquiera de abordar el tortísimo de sonoridad poderosa. Sus ejecuciones se mueven siempre en una media tinta; pero en ella, ¡cuánta poesía, c u t a intención, y qué estado de alma tan hermoso y penetrante! Estos comentarios son casi idénticos a los juicios emitidos por ios contemporáneos de Chopin como, por ejemplo, Maurice Bourges que escribe en 1842: Liszt y Thalbergt provocan, como es, sabido, violentas emociones; Chopin también las provoca, pero de naturaleza menos enérgica, i í, 4 c- i- i á tiS íí Í W T E l l: -J i. C W 0- mfi mf u- ir: r: r. rr A ta izquierda: figurinesde Manu Fontanals para Fuego Muo. Arriba: manuscrito ortógrafo de Fu jo bM, y proyecto de portada para la Mazurka en do. Archivo Manuel de Falla de Granada 5 de Dovienibre de 1998 48