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CULTURAL MADRID 05-11-1998 página 13
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CULTURAL MADRID 05-11-1998 página 13

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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ABC Cultural Narrativa El turbio corazón de nuestra época Rafael Argullol. Transeuropa Alfaguara. Madrid 1998. 236 páginas, 1.950 pesetas. cierta propensión de zonas enteras del relato a informarnos de los sentimientos del personaje antes de permitir que los sintamos, un (si se quiere) exceso de información en detrimento de lo expresivo. Algo que el autor (que demuestra sobradamente sus dotes narrativas, su disposición a asumir riesgos necesarios y su capacidad para separar lo importante de lo accidental en su escritura) sabe sin duda, y que hay que achacar a su voluntad de encontrar un estilo acomodado a una idea cuyas posibilidades (esa ambición de densidad a la que me referí más arriba) seguramente, podían haberle permitido un progreso algo más dilatado, un mayor desahogo a la hora de organizar lo sucesivo de una historia donde- aunque en su conjunto impecable- algunos flecos parecen cerrarse con dema. siada premura, o suspenderse en una utilidad un tanto dudosa. Después de todo, y aunque lo que acaba estando en juego es de las dimensiones del lento fin de Europa el lector podría desear un Vladimir menos plano, o una Raisa menos circunstancial. Un aprovechamiento en suma más rentamente, la crisis de las otras dos- pero que finalble de los personajes secundarios y de los conflicmente prefiere ser un relato de marcado carácter tos menores. alegórico, narrado con buen pulso y no exento de una ambición de densidad que no es frecuente en Y así debe entenderse que este crítico extrañe, los tiempos que corren. aquí y allá, una apuesta quizás más decididamente novelística, una eficacia mejor de algunos personaY, en efecto, yendo de lo particular a lo general jes, una mayor generosidad para dejar hablar a los es inevitable leer así (desde su relación con la hisobjetos y una transparencia tal vez menos palmaria toria europea de este siglo) una propuesta que, en de lo alegórico (en momentos como la historia de sus mejores momentos, nos recordará al Chesterton de El hombre que fue jueves, al Schnitzler de B Andrei, por ejemplo) relato soñado o al Hesse de El lobo estepario. Con todo, el relato es soberbio, incluso perturbador, y movilizará en cuantos lo lean los fantamas El protagonista va, en realidad, tras un enigma, tras un recuerdo que adquiere la forma de una mu- de una decadencia de la que perpetuamente queremos salvarnos mediante un olvido no solamente jer, de un fragmento musical o de un rostro repeimposible, sino a menudo cobarde: que todo lo titivo, pero que no le dará finalmente nada que no que pasa fuera de nosotros, también nos pasa a estuviese ya en su persecución, en su fuga, que no nosotros. fuera ya él mismo. Su destino arbitrario (creció en España, pero podía haberlo hecho en Moscú; y tal vez su identidad y la de su primo se cambiaron al Juan Carlos SUÑÉN nacer) favorece esa reflexión sobre la memoria que (sin desarrollarse como tal) surca el libro. Narrada en capítulos cortos, la novela se va ceMiTCH ALBOM rrando poco a poco en torno a los dos primos del protagonista. Vera y un ubicuo Andrei cuya perseMARTES CON MI VIEJO PROFESOR cución fuga se adueñará finalmente del relato (entre ambas memorias- la de Andrei, la del protagonista- median un continente, dos culturas y una destrucción necesaria para escapar a la tiranía de la perfección En el camino (y no vale la pena mencionar alguna exposición forzada, algún momento en que el lector se adelantará al narrador) Argullol nos irá atrapando en su red hasta dejarnos (junto a su personaje central) frente a la elección de nuestra propia conciencia (personal, colectiva) en la frontera entre lo que somos y lo que nos dicen que somos, lo que deseamos y lo que creemos desear, el hombre y los hombres: Sentí entonces, con cegadora claridad, que las guerras del siglo, en las que no había participado, formaban parte de mí Hay que mencionar la especial brillantez de algunos capítulos (el 17, por ejemplo, donde el tío Antón, desde su retiro nos da las claves de la UN TESTIMONIO REAL lectura del texto en el tono de un discurso apaconvertido rentemente incoherente con la realidad que desea referir; o la ya mencionada persecución alucinada en un LIBRO DE CULTO MAEVA en el 28 y el 29) como hay que mencionar una UTOR de cinco novelas (galardonada la cuarta, La razón del mal, con el premio Nadal de 1993) y una obra poética de reconocida dignidad, Rafael Argullol (Barcelona, 1949) no es un filósofo con aficiones o veleidades literarias y tampoco eso que las solapas de los libros llaman un escritor y filósofo La estimulante liberalidad de sus novelas con respecto a los convencionalismos formales o de género, su permanente compromiso humanista y estético, nos obligan, antes, a pensar más bien en la figura de un escritor total (libre ante sus propias ideas) en un intelectual comprometido con la escritura desde la necesidad de pensar el mundo. Transeuropa, su última novela, se presenta como un trayecto hacia lo monstruoso, pero también hacia lo apasionado de nuestro siglo a través de la oscuridad de esa identidad común y compleja a la que llamamos Europa. Trayecto que cruza, como toda razón, la verdad y la no verdad para dejarnos solos, finalmente, frente a un desafío al que no se alude exactamente mediante el término civilización pero al que la civilización ha intentado, por definición y desde siempre, dar respuesta: acercar la Identidad personal a la idea del ser humano. Un desafío que no se resuelve sin un descenso al infierno del siglo, al turbio corazón de nuestra época. Un hombre construye un puente sobre el Volga por encargo de una extraña compañía llamada La Puerta de Asia El proyecto le permite reencontrarse, tras años de separación, con la familia de su tío, uno de los niños de la guerra trasladado- junto a su hermano, el padre del protagonista- a la Unión Soviética en los comienzos de la contienda española. Este punto de partida argumental sirve al autor para afrontar lo que podría ser una reflexión sobre la conciencia, la identidad y la memoria- y también sobre cómo la manipulación de cualquiera de ellas desencadenará, necesaria- A Libro AÑO 1998 5 de noviembre de 1998 13

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