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CULTURAL MADRID 31-07-1998 página 22
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 31 de julio de 1998 BARCELDHA GARY HILL: LA SUERTE NUNCA ESTÁ ECHADA Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona Plaza deis Ángeis, 1 Hasta el 27 de septiembre sólo por un instante la plenitud estética, fuera dei tiempo, más allá de su pinchazo implacable. Gary Hill (Santa IVIónica, Estados Unidos, 1951) nos recuerda que el lenguaje- los lenguajes- están ahí, esperando ser nombrados. Sin pretensión de veracidad y sólo embargados por las resonancias, asistimos a las tres instalaciones que el artista californiano presenta silenciosamente en el tercer nivel del MACBA. Hill, pionero del videoarte, poeta filósofo de las apariencias y (ana) cronista de la realidad, construye unos relatos envolventes que deberíamos sentir como propios. Aislado en un juego de interferencias acústico- visuales, el visitante se enfrenta con la idea mailarmeliana de lo fortuito- una tirada de dados nunca abolirá el a z a r la suerte nunca está echada, seguimos jugando a los dados sólo limitados por el último suspiro. La primera prueba que nos c o n d u c e a los límites e s p a c i o temporales del propio cuerpo (que es el del artista, o la interpretación del mismo) es HanD- Hear -a g r a maticalmente, mano escuchada o una oreja instalación que no corrige la llamada teoría emotiva del arte que encuentra la razón d e la existencia- y, sobre todo, de la persistencia- del acto creativo en el hecho de que nos veamos reflejados en la obra y nos identifiquemos con ellla más allá de las circunstancias que las enmarcan. Congelación y reversibilidad como experiencia cotidiana. La dimensión antropológica del tiempo, la quiebra de la mimesis que se repite en la segunda prueba Wlthershins A contracorriente un laberinto donde existe una nueva porosidad: los tiempos se confunden, se oscurecen e interpenetran. Dos entradas sirven de camino inciático a las voces de un hombre y de una mujer que se (des) activan a medida que caminamos o nos detenemos. Como un movimiento que se realiza en dirección contraria al desplazamiento solar- d e ahí el título de la pieza- el sendero trazado también representa una repetición cíclica, una fórmula gratificante que gobierna una temporalidad sin climax bajo el poder nunca o m n í m o d o del narrador sobre el tiempo psicológico. La última pieza, Midnight crossing Travesía de medianoche es como un sumario de intenciones. A ella se accede a través de una habitación completamente oscura que representa ese espacio liminar entre lo vivo y lo muerto. El invitado se verá atrapado por la memoria insustituible y por su propia desaparición física, al tiempo que se proyectan flashes en una pantalla enmarcada en aluminio. Indefensos en medio de esa oscuridad extrema, nos sentimos privados y enriquecidos de percepción y significado. Toda una lección, la de Gary Hill, de cómo la intimidad redefine los signos, sin apropiárselos. Ángela MOLINA H AY artistas puros, fenomenológicos, que se sitúan en el querer- decir mientras destilan un sentimiento, no de la insuficiencia o incapacidad más o menos momentánea del lenguaje, sino de sus límites. Es la línea horizontal y privilegiada del arte, esa experiencia irrepetible, intensa, la que consigue hacernos olvidar que somos tránsito y que nos permite vivir Un aspecto de la instalación Wlthershins de 1995 CDN VISTAS A BALDESSARI MACBA Plaza deis Ángeis, 1 Hasta el 27 de septiembre de vídeos realizados para la televisión que contiene cintas críticas de los años sesenta y setenta, videoclips y anuncios comerciales que llevan el sello de Chris Marker, Nancy Holt, Muntadas, Mapplethorpe, Derek Jarman, Tom Walts y David Cronenberg, entre otros autores. El encargado del recopilatorio es el cineasta MIchael Shamberg, para quien el teatro doméstico que escupe la pequeña pantalla hace que el espectador se sienta como si formara parte de un acontecimiento público a distancia Oportuna la elección de Shamberg para dulcificar los arrebatos conceptuales de Baldessari, uno de los primeros artistas que en Estados Unidos decidió que la idea debía medirse con un discurso narrativo manifestado en parábolas. Las habitaciones de este piso con vistas- que su autor construye bajo un título con formato de anuncio de periódico; tienen su correíKii lato en unos wipi? ambientes forrados de colores pegajosos, dulzones, donde flotan centenares de logotipos visuales sesgaDe la serle 4 habitaciones con vistas dos de la pantaclaustrofóbica mirada al mundo, el lla viviente de la american way of espectador se esponja de unas Ufe reconcentrada en lo grande y imágenes ajenas a la cultura masifirápido. cada- las preparadas por Pizzas, relojes, patatas, bombiShamberg- y sobre él cae el efecto llas y algodones caen de forma de subversión pacífica que le rediamable sobre el adicto tragón de me de su pecado original con la Imágenes, en un juego metonímico televisión. -Á. M. de alta definición. Desde esta L OS aldeanos globales tienen en la exposición 4 HAB. c VTAS. papel pintado, lámparas y plantas. NVO montaje del norteamericano John Baldessari (1931) un simulacro del espacio doméstico como escenario para devorar Imágenes televisivas. Se trata de tres habitaciones forradas de papel pintado combinado con fotografías en blanco y negro de lámparas y macetas. Realizado en colaboración con el Witte de With de Rotterdam y el Museum für Gegenwartskunst de Zurich, el proyecto de Baldessari sirve de marco a Tele dulce hogar un conjunto 22 m í

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