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CULTURAL MADRID 24-07-1998 página 47
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CULTURAL MADRID 24-07-1998 página 47

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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24 dejuliodel 998 A B C de la música DISCOS Concierto para el Príncipe de Polonia: Obras de Vivaidi. The Academy of Ancient Music. Andrew Manze. Harmonia Mundi 907230. DDD. Prokofiev: Sonatas para piano n 2, 7, 8 M. Pletnev (p ¡ano) CD. Deutsche Grammophon 457 588 2. L piano violento y precipitante de Prokofiev, cada pianista responde según su capacidad y, sobre todo, según su temperamento. A los martillazos y a las cascadas de notas, Mijail Pletnev reacciona manteniendo siempre la calma. No nos pongamos nerviosos, parece ser su lema. El oyente agradece esta actitud porque, en otras versiones, no siempre es fácil llegar a oír lo que hay dentro de las percusiones y, muy a menudo, al buscar la velocidad, lo que se encuentra es precipitación. En la soberbia interpretación que Pletnev hace de la Séptima sonata descubrimos que, aun en los pasajes secos y en los acordes bruscos, se esconden sutiles colores. Cuando decimos que el piano de Prokofiev es percutivo decimos bien, pero no debemos olvidar que los instrumentos de percusión no son sólo estruendo y ritmo, sino que además representan, mejor que ninguna otra familia de instrumentos, la floración de colores y la emancipación del timbre que es propia de la música de nuestro siglo. Recordemos si no la Ionización de Várese, que es toda percusión y, al mismo tiempo, es toda color. Con un admirable gobierno del sonido y con un uso sabio del pedal, Pletnev saca a primer plano el color y la belleza de una partitura que, en otras manos, es puramente energía rítmica. Para el logro de esta versión, casi preciosista, no es poca ayuda la habilidad de controlar el tempo Pletnev, que sabe tocar rápido sin sonar precipitado, demuestra que las vertiginosas tocatas de Prokofiev suenan igual de arrebatadoras aunque no se arrebate el tempo con la ventaja añadida de que, así, se oye todo- y se disfruta más. -Alvaro GUIBERT Alia Música: El canto espiritual judeoespañol. Dir. Miguel Sánchez. Harmonía Mundi HMI 987015. DDD. Mozart: Don Giovanni Keenlyside, Salminen, Remigio, Heilmann, IsokoskI, Terfel, D Arcangelo, Pace. Chamber Orch. of Europe. Dir. Abbado. 3 CDs. 457 601- 2. DG. endemoniada que nunca DON Juan es una ópera sale del todo bien. Abbado acaba de firmar uno de los más felices registros de la historia de esta ópera. El primer gran acierto ha sido la elección de un reparto joven, con varios nombres poco o nada conocidos, pero seleccionado con un conocimiento de las voces que pocos directores tienen. Excelente pareja la de Keenlyside Terfel para Don Juan Leporello. La voz de Terfel es mayor, sí, pero más plebeya que la de Keenlyside, que encarna un Don Juan juvenil y señorial: uno parece el señor y otro el criado, y no están invertidos ni igualados los pa- y, peles. Mucho mejor Terfel como un Leporello no excesivamente cómico que como Don Juan. Carmela Remigio canta una Doña Ana de excepción, todo lo dramática que puede ser una Doña Ana que no fuerce la tesitura en el agudo. Excelente también Doña Elvira, Masetto, y admirable la Zerlina de Patrizia Pace. Un poco por debajo Uwe Heilmann, que canta un Don Octavio correcto pero de voz no muy bella y que no está a la altura de lo que pretende Abbado en su lentísima Dalla sua pace Pero lo mejor es la dirección de -Abbado, en perfecto equilibrio entre lo cómico y lo bufo, entre la ligereza y encanto dieciochescos y el dramatismo prerromántico, dominando tanto la estructura como los detalles. Un Mozart natural y sin pedantería, que mantiene, sin pnsas, un intenso ritmo dramático. Admirables los recitativos, en los que se hace teatro del bueno, sin pesantez pero sin escupir las palabras, y con el texto perfectamente inteligible. Soberbias las escenas de conjunto, que se les caen a casi todas las batutas. En suma, un Don Juan para la historia. No todo tiempo pasado fue mejor- Alvaro MARÍAS 47 E L 21 de marzo de 1740 tuvo lugar en el Ospedale de la Pietá de Venecia un concierto muy especial en honor de Frederick Christian, príncipe de Polonia. De la obra eje, una serenata, no se conoce más que la identidad del libretista, el célebre Goldoni. Para los entreactos Vivaldi había escrita un Concierto en Re menor para laúd, viola de amor y cuerdas un Concierto en La mayor para violín solista, tres violines en eco y cuerda y un Concierto en Do mayor para dos flautas de pico, dos chalumeaux, dos mandolinas, dos tiorbas, dos violines imitando la trompeta marina, violonchelo y cuerdas Tres obras significativas y, originales en el catálogo vivaldiano, llenas de efectos descriptivos, de sonoridades mágicas y de una tímbrica muy atractiva y variada. A la hora de rememorar aquella efeméride política y musical, Manze y la Academia han incorporado, ya que falta la serenata base, otras tres partituras del Prete rosso Sinfonía en Sol mayor RV 149 Concierto para violín en Mi bemol mayor el conocido La tempesta di mare y el Concierto en Do mayor II piacere Con lo que queda un programa de lo más ameno y variado. Son obras en su mayoría bastante grabadas. Pero no importa tener un registro más si, como sucede en este caso, el resultado musical es de tan buen nivel. La orquesta, algo más numerosa de lo que debió ser en su momento, suena espléndidamente, afinada, redonda, equilibrada, y Manze confirma que es un estupendo violinista de época y que como director tiene las cosas muy claras. Los ataques son precisos y el fraseo y acentuación elocuentes. Se establecen los necesarios contrastes y todo discurre a satisfacción. -Arturo REVERTER A U NA afortunada recopilación de cantos sefardíes que beben en la tradición de la poesía hispanojudía medieval. Las influencias y ramificaciones son constantes en estas músicas, tal y como nos explica Miguel Sánchez, que ha hecho una detallada transcripción de cada pieza a partir de material documental del Departamento de Estudios Sefardíes del CSIC. Esta música toma frecuentemente préstamos, sobre todo desde finales del XVI, del sistema de makames o modos de la música otomana clásica, incluyendo técnicas de improvisación, tan importantes en la labor del hazan conductor del servicio litúrgico. De la capacidad para improvisar el rezo, para flexibilizar la melodía y elaborar el bacasot (súplica) na- cen la inspiración y la expresión del sentimiento que pretende buscar la unión del hombre con Dios. La movilidad de elementos ha presidido las interpretaciones, sin duda muy fieles, puede que a veces demasiado educadas, incluidas en esta selección. Son muchas las bellezas que podrían destacarse y que aparecen excelentemente servidas por voces- algunas de cantantes de acusada experiencia y musicalidad como el barítono José Antonio Carril y el contratenor Flavio Olivar- e instrumentos de exóticos timbres y nombres maravillosos: kanun, ud, kemanya, nay, kaval. Cabría señalar al menos el excitante contraste entre unísonos y pasajes en terceras paralelas producido en Avinu maikenu el atractivo efecto que se opera en Et sáare rasón cuando entran todas las voces al cierre; la plenitud vocal de El mélej o el parentesco de La ketubá de la ley con ciertas figuraciones del folclore asturiano. -A. R. De referencia Bueno Aceptable Discreto Mediocre

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