CULTURAL MADRID 10-07-1998 página 48

A B C de la ciencia 10 dejuliodel 998 ra ABONICA CUENTA fiTRAS Moscú. Juan Cierco LGÚN día, a buen seguro, el hombre podrá vivir cómoda y prolongadamente en el espacio. Gran parte de ese logro se deberá a un laboratorio que, a mediados de 1999, estallará al chocar con las capas bajas de la atmósfera y cuyos pedazos irán a parar al Océano Pacífico, en las cercanías de Nueva Zelanda, Entonces, este ingenio orbital descansará en paz, que es en realidad lo que Mir significa en ruso. El pasado 2 de julio, los máximos responsables del renqueante sector espacial ruso mantuvieron en Moscú una reunión decisiva y secreta con el primer viceprimer ministro, Boris Nemtsov, en la que debía debatirse el futuro inmediato de la Mir Tanto Yuri Koptev, director de la Agencia Espacial Rusa (RKA) como Víctor Blagov, número dos del Centro de Control de Vuelos Espaciales (TSUP) presentes en dicho encuentro, habían advertido en las últimas semanas que la falta de fondos podía acelerar (se habló incluso de este mismo mes de agosto) el desguace del ingenio orbital, previsto, en un principio, para finales de 1999. La espada de Damocles pendía pues sobre el primer y único laboratorio espacial habitable. Boris Nemtsov concedió un respiro en forma de compromisos económicos: el Estado se comprometía a pagar (ahora falta por ver si es capaz de hacerlo a causa de la gravísima crisis financiera que azota al país) las deudas contraídas con el sector en los últimos tiempos, a la vez que sumaría una particular propina por los servicios prestados de. 100 millones de dólares. De esa forma, la Mir podrá aguantar si no hasta casi el año 2000, como de seaban Yuri Koptev y Víctor Blagov, sí al menos hasta mediados de 1999; con lo que los contratos ya rubrica- A La estación orbital rusa Mir no saldrá a iiombros por la puerta grande, después de haberse enfrentado durante más de trece años, sola en el coso espacial, a los astados más bravos y peligrosos en forma de averías, desperfectos, vicisitudes... Como los viejos toreros incapaces de retirarse a tiempo por culpa de un ambicioso apoderado, a la Mir se la recordará por sus últimas faenas, llenas de sobresaltos, faltas de tronío, y no por su imprescindible aportación al arte científico La Mir se diseñó para permanecer un máximo de cinco años en dos con Francia y Eslovaquia podrán ser respetados. Está prevista, en efecto, una nueva misión francorusa para principios del año próximo en la que debe participar el cosmonauta galo, Jean- Pierre Haigneré. Ese es el corto plazo, en cualquier caso, que parece quedarle de vida a la estación espacial rusa: un año. Su último año después de más de doce de trabajos forzados. La Mir fue lanzada, en efecto, el 20 de febrero de 1986. Entonces, la todavía viva aunque muy enferma Unión Soviética mantenía a su industria espacial entre los más mimados de sus niños mimados. La batalla que se libraba en esos tiempos tenía al demonio norteamericano como feroz enemigo. Todo era poco con tal de ganar a los capitalistas estadounidenses en la carrera orbital, en la conquista del espacio. Diseñada para un máximo de 5 años en órbita (debía haber sido sustituida en 1992 por su hermana pequeña, la Mlr- 2 pero una vez más las carencias económicas de una recién nacida Rusia impidieron llevar a cabo el proyecto) la estación sentó sus metálicos reales a cerca de 400 kilómetros de altura. Sus objetivos científicos eran variados y ambiciosos y respondían a una máxima fundamental: comprobar in situ las reacciones del cuerpo humano durante una prolongada estancia en el espacio, El peculiar mecano, sin embargo, tardó varios años en completarse del todo. Cuando por fin estaba finalizado, el 26 deabrilde 1996,l aURSS ya no existía, EE. UU. ya no era ese malvado enemigo, la colaboración espacial entre rusos y norteamericanos, a la que se sunharon también los cosmonautas de varios países europeos, era un hecho, y la Mir ya sufría sus primeros y amenazadores órbita achaques. 48