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CULTURAL MADRID 10-07-1998 página 36
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CULTURAL MADRID 10-07-1998 página 36

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 10 dejuliodel 998 LISBOA EL FANTASMA DE LOS OCHENTA Culturgest Edificio Caixa General de Depósitos Rúa Arco do Cegó l- lasta el 31 de agosto lUÉ fue de los años ochenta? PareI f cen ya tan lejos, tan súbitamente re 5 H h motos, que creíamos que había sonado para ellos la hora del juicio, el momento de separar lo vivo de lo muerto. Pero no es eso lo que plantea esta exposición. Su comisaria, María Corral, explica que no ha querido discutir la herencia de aquella década, mirándola con los ojos de ahora, que serian muy poco coriiprensivos. En lugar de ello se ha propuesto ofrecer un panorama de los artistas que fueron importantes entonces; mostrar aquellos años tal como se vivieron, revivirlos desde dentro. María Corral puede hacerlo así, porque fue protagonista de aquella década y, más aún, aquéllos fueron los años dorados de su influencia: como directora de exposiciones de la fundación La Caixa y responsable de su colección de arte contemporáneo, antes de culminar su carrera, en 1991, como directora del Museo Reina Sofía. La exposición propone en realidad dos recorridos distintos. El orden del catálogo y el texto de María de Corral presentan un itinerario latente, que es el más previsible. Se inicia con el retorno a la pintura que dominó la primera mitad de los ochenta: con los neoexpresionistas alemanes Baselitz y Kiefer, los transvanguardistas italianos Clemente y Cücchi, los norteamericanos Schnabel, Salle y Fischl. Sigue con la renovación de la escultura en Gran Bretaña (Cragg, Deacon y Kapoor) y con la reacción continental (especialmente alemana) al minimalismo: Mucha, Schütte, Fórg, el belga Vercruysse. Luego vienen los usos de la fotografía en Norteamérica y Alemania, así com. o las iniciativas más alejadas de los géneros tradicionales: el recurso ai lenguaje de los media el apropiacionismo y la explotación del readymade (Robert Gober, Jeff Koons, Haim Steinbach) En la periferia, los artistas de la Mesa con tres naranjas Península Ibérica: (250 X 200) de Georg Baselitz. A la izquierda, tres españoles (Bar Sin título (Compro luego existo) (231 x 125) celó, Susana Solano de Barbara Kruger y Juan Muñoz) y tres portugueses (Sarmentó, Croft, Cabrita Reis, Ibérica, confrontados por parejas: Sarmentó y aparte del fotógrafo Jorge Barceló, Cabrita Reis y Juan Muñoz, Susana SoMolder) El trayecto conclui- lano y José Pedro Croft. Pero hay otras yuxtaporía con los vídeos de Gary siciones más inesperadas, y el conjunto destaca Hill, Bill Viola y Fischli la complejidad de la década: la explosión de los Weiss. géneros, la proliferación multidisciplinar o simPero ese recorrido imagi- plemente babélica. En este laberinto hay una víctima: la pintura. nario, justificado en el catálogo, sólo guarda una rela- Comparado con la presencia de los otros meción muy tenue con el orden dios, el espacio dedicado a la pintura resulta liefectivo de las piezas en el mitado y casi marginal. Por ejemplo, las fotos de espacio de la exposición. El ciudades de Thomas Struth son excelentes: itinerario que sigue el visi- pero parece demasiado dedicaries una sala entante es imprevisible y trans- tera (quince fotos de 66 x 84 centímetros) por versal: comienza con las fo- no hablar de las fotos duchampianas del japonés tos de Ruff, salta a la escul- Morimura o de las apropiaciones de Levine. Sotura británica, luego a la bre todo cuando brillan por su ausencia algunos pintura de Fischl, y así va de los mejores pintores de la década: Per Kirmezclando los géneros ar- keby, Markus Lüpertz, Helmut Federle, Susan tísticos, los países, los mo- Rothenberg, Sandro Chia, Mimmo Paladino, mentos. No quiero decir que Terry Winters, Albert Oehlen, Philip Taaffe, Jeansea aleatorio; la impecable Michel Basquiat... En lo que se refiere a España, ejecución de la muestra per- es inevitable comparar la atención que reciben mite sospechar que todo ha Susana Solano (tres piezas) y Juan Muñoz (cuasido calculado. María Corral tro piezas) con la omisión de José Manuel Broto dice que ha querido estable- y José María Sicilia, por citar sólo dos nombres. cer un diálogo entre artistas María Corral es muy libre, desde luego, de recory corrientes, mostrando afi- dar así los años ochenta, pero cada espectador nidades y divergencias. Y tiene derecho también a fiarse de su propia measí sucede algunas veces, moria. por ejemplo, en el caso de los artistas de la Península Guillermo SOLANA 0 ¿Q 36

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