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CULTURAL MADRID 10-07-1998 página 30
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CULTURAL MADRID 10-07-1998 página 30

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 10 de julio de 1998 SEMILLfl PARA MAYORES SIN REPAROS Galería Félix Gómez Morería, 6 y Castellar, 40 Hasta septiembre De 30.000 a 1.000.000 de pesetas U título, El sexo mandamiento su contenido, el que cabe imaginar, aunque, como suele ocurrir y es bien sabido, no todo el monte, ni el de Venus, es orégano. Se trata de una colectiva de carácter monográfico que, como la ofrecida cada verano por la misma galería, está compuesta por piezas que han sido concebidas expresamente para ella. Más aún ahora, dado el tema abordado en una muestra que, digámoslo ya, en un pasado todavía no muy lejano tal vez hubiera sido calificada por la censura como sólo apta para mayores carentes de reparos De cualquier forma alguien podría decir que tampoco es para tanto. Y es que en una exposición que cuenta con más de sesenta autores, entre ellos primerísimas firmas y algunos de los más destacados especialistas en el tema erótico, hay desnudos- academias decían antes- pero no todos tan procaces como los pintados por Xabier Aguirre, Juan Vida o algunos de los dibujos- tan soberbios como lujuriosos- de Guillermo Pérez Vlllalta. Frente a ellos, la belleza formal de sentidos relieves escultóricos de Matías Quetglas y Rafael Cidoncha y el reposado expresionismo de las pinturas de María Carbonero. La misma diferencia cabe señalar de las plácidas escenas con figuras de Diego Gadir, Juan Barrete o Fátima Rueda en relación con las protagonizadas por aquellas otras tan enfe brecidas como las firmadas por Menéndez Rojas, Luis Maraver o Miguel Peña y, con más motivo, respecto a lo obsceno de las obras de In- maculada Alvares Salinas y Luis Vigil, pornografía pura y dura. También hay diferencias, en cuanto a los grados de ardor, especialmente en la obra gráfica de Perellón, Miguel Conde y José Luis Pajuelo, pero menos, aunque más acentuada en su esté: tica, en los bodegones eróticos de Manolo Caballero y Paco Conesa. Similares motivaciones anidan en los collages y otras técnicas de Julio Juste, Pablo Sycet y Manuel Ocampo y no tantas en las esculturas de Seguiri y Carlos Montano. Capítulo aparte merece la sugestiva ambigüedad de las creaciones de Manuel Salinas, Paloma Benítez y Sánchez Arcenegui, sin olvidar las pequeñas joyas que son los cuadritos de Zush y el conjunto de dibujos de Rafael Zapatero; la gracia picante de las piezas mostradas por Manolo Cuervo y Mazarlo; la muy definida iconografía de Roberto González Fernández, junto a las que lo son menos, las manipuladas con tanta intención en sus fotografías, espléndido interior con figuras desnudas- una, Pérez Villalta- captado por la cámara de Afín Aya y el contraste entre las pinturas de Pedro Simón, tan desvergonzadas como los grafltis que rescata de las paredes de algunos retretes y la acostumbrada exquisitez cromática del espacio- un paralelogramo- pintado por José María Báez, soporte en este caso de un texto que termina con un sorprendente exabrupto. En fin, una muy variada y gran exposición, aunque, eso sí, puede herir la sensibilidad de más de un espectador. Manuel LORENTE S Mana Carbonero: Sin título (27 x 46) yULEHCIfl JOAN BARBERA, COADRQS QOE SE LEEN Galería Der Reiter Mariano Ribera, 31 Hasta mediados de iulio De 200.000 a 2.400.000 de pías. sencilla, un rítn iico movimiento circular- como ei de ios procesos estelares- que hace mover ojos y absorbe toda ¡a atención, mientras invita a penetrar as fabulosas veladuras que se forman en sus límites. Barbera había de demonios, ángeles, santos y mártires atra- vesados por flechas, de miem. bros sexuales, de lenguas y dientes, de sonrisas, de autorretratos azules, de plástico, de carne... de ojos, lágrimas, numo, n; jbes, paisaje industriai, campo y playa Arremolinada en ¡os bordes de: cuadrado, donde se acumuian ias figuras rotas- 4 raan? entadas y pegadas entre sí en órdenes dispares- la aparente confusión da paso a narraciones visuales, ciertamente herméticas, porque, a pesar de vivir en la cultura de ¡as imágenes, no estamos adiestrados para interpretarlas cuando nos üegan huérfanas de palabras. Los argumentos de! artista son universales y eternos y da cita en sus composiciones ai mito, al instinto, al doior o ia vioiencia, pero también da entrada a ios males contemporáneos, como la desaparición del campo y ia contamii- nación del paisaje. Un busto varíasmai se repite en las obras: es ei artista, cuya cabeza flota en u: vórtice de transparencias. Barbera sitúa su testa como centre, punto inmóvil sobre ei que giran las fuerzas centrífugas de la historia, y aunque sea una cabeza rodeada de ese caos organizado tan característico, se mantiene insensible a: entorno, proyectando una miraaa serena, hipnótica, que queda grabada en ia conciencia de quien ia observa. Y a! fina! nos damos cuenta: es ei artista quien, en su aparente inmoviiidad, discretamente y casi a escondidas, es capaz de hacer rotar ei mundo, m ienti as al miismo tiem. po observa su acontecer, con la indiferencia de una deidad contemporánea. J 30 iAN Barbera es de ios pocos artistas que va creciendo en el silencio de su estudio, apartado de la vista y de la vorágine del mundo, y convirtiéndose, día a día, en un auténtico gigante del arte. Su última exposición en Valencia es un paso más sn su enérgica evolución hacia i pintura pura. Sus cuadros se ieen, ciienian historias que gi. ran en una sspirai Caries; D. MARCO

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