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CULTURAL MADRID 26-06-1998 página 38
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CULTURAL MADRID 26-06-1998 página 38

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 26 de junio de 1998 SEVILLA DAVID COLINAS Galería Marta Moore Velarde, 9 Hasta el 7 de julio De 30.000 a 285.000 pesetas ria seguida por el pintor que, antes de mostrar ésta su primera individual en Sevilla, en ella, donde su nombre apenas era conocido, había enriquecido ya su todavía breve andadura con la participación en la reciente edición del Premio Focus de Pintura, donde su obra fue una de las seleccionadas, y en la colectiva Doce pintores y un escultor que hasta finales de este mes se exhibe en el Ayuntamiento. Sorprende, ciertamente, tan reiterados e inmediatos reconocimientos; pero, menos, mucho menos, cuando se tiene ocasión de observar sus creaciones. Como si se tratara de un guiño que el artista hace a sus propias pinturas, con el título de La vida que me dais ha bautizado esta exposición compuesta por veinte piezas, algunas de gran formato, en las que, como los action painters o expresionistas abstractos, David Colinas pretende expresar sus sentimientos antes que ilustrarlos. ¿Cómo? A través de la aparente espontaneidad de una pintura gestual, automática, que, por otra parte, nunca deja de contener elementos figurativos. Son, dentro de un dinámico equilibrio de gestos y signos, esas deformes figuras que, permitiendo al espectador la mayor libertad de interpretación, le invitan a establecer una amplia red de relaciones. Manuel LORENTE S I se decía, metafóricamente, claro está, que los locos fueron sus negros aludiendo al interés de Jean Dubuffet por la expresión plástica de los enfermos mentales- obras ejecutadas por personas indemnes de cultura artística -que él denominaría art brut de David Colinas (León, 1962) artista formado en Madrid y procedente del mundo de la publicidad y del diseño mobiliario, cabría decir, sin pararse uno a pensárselo demasiado, que pinta como un loco. Mejor, quizá, tan bien como un niño cuando lo hace tal como le sale de los adentros, porque nada sabe de aquella cultura artística Tarea nada fácil para quien, suficientemente preparado, trata de crear en 1986 el grupo Coma con Manuel Rubio y exponer sus obras- muebles- escultura fundamentalmente- en Italia y España, a principios de esta década se dedicó por entero a la pintura, ofreciendo muestras de ella en las exposiciones individuales y hasta ahora presentadas en León, Madrid y Santander y, colectivamente, en la feria internacional de arte celebrada en Amsterdam hace un par de años. Ésa es, en síntesis, la trayecto- El templete (73 x 92) de 1985 SEGOVIA ANTONID MADRI 6 AL Torreón de Lozoya Plaza de San Martín, 5 Hasta finales de junio esa excusa temática para a través suyo trazar un retrato de su sociedad y reflexionar sobre sus contradicciones. Castellanismo casi noventayochista, en el que la ciudad de Segovia y su entorno han tenido siempre un lugar de honor. Con el paso del tiempo, sin embargo, la mano del pintor ha ido haciéndose más nerviosa y su paleta más alegre. El resultado, al día de hoy, es un cierto expresionismo en el que podemos encontrar huellas de los grandes maestros del siglo, desde Picasso a Bacon, pasando por Dubuffet. Caracteriza su obra una actitud de, digámoslo así, no eludir el conflicto. Son por tanto cuadros dramáticos y complejos, en los que se adensan los colores ácidos y las figuras parecen talladas con un pincel convertido en machete. El pintor ya no plasma el paisaje, sino que abre la puerta de una habitación interior, y deja en el lienzo la tormenta de colores que en ella habita, antes de cerrarla. Quien desconozca al Madrigal pintor, pocas ocasiones tendrá mejores que esta para mirarlo de arriba a abajo, y constatar que nadie pinta dos veces el mismo cuadro. José María PARREÑO L i4- Descifrando la lógica (130 x 100) A T -A A exposición que le dedica estos días el Torreón de Lozoya ai melillense Antonio Madrigal (1940) abarca nada menos que treinta años de trabajo pictórico. Toda una vida y, sin embargo, dudo que las fechas elegidas para enmarcario sean casuales o arbitrarias: 1968- 1998 resuenan en el espectador con dos notas diferentes y contradictorias, como sístole y diástole de un cuerpo social. Con una conciencia vaga, pues, de asistir a un proceso que se desarrolla entre dos polos opuestos, nos disponemos a recorrer un centenar largo de obras. En conjunto jalonan un camino que arrancó en los años en que el arte se entendía en buena medida como un instrumento de concienciación social, hasta hoy en día, en que se ha librado de ser una pura inversión para interrogarse más que nunca sobre su sentido. Antonio Madrigal formaba parte, en los sesenta de la nutrida nómina de paisajistas que en aquellos años se apoyaban en 38

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