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CULTURAL MADRID 12-06-1998 página 42
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 12 dejuniodel 998 M BDBJA- DIBECTOIt BEL MUSEO DE ARTE CDHTEMPOBÁHEO DE BABCEIBWÜ EN NUESTROS CENTROS OE ARTE NO SE OISCÜTE OE NAOA v R í t 42 Tras casi medio año de crisis y silencios acérrimos, el consorcio que controla el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) decidió el pasado miércoles que Manuel Borja- Villel (Burriana, Valencia, 1957) sea la persona que saque de su ruidosa mudez a la gran dama blanca del Raval. El hasta ahora director de la Fundación Tapies explica en esta entrevista con ABC Cultural que no está dispuesto a renunciar a nada para dirigir una institución cultural que quiere servir de catalizador cultural de Barcelona. Me han garantizado independencia afirma ECONOCE Manuel Borja- Villel que nueve años son demasiados al frente de la Fundación Tapies, una institución por donde íian pasado los grandes de la contemporaneidad, desde Louise Bourgeois a Hans Haacke, pasando por Picabía, Brassaí, Broodthaers, Jana Sterbak, Lygia Clark, Helio Oiticica y la próxima en cartel, que traerá a España la obra de James Coleman. ¿Qué le ha hecho aceptar el puesto de director del Macba, un museo que desde la salida del anterior director, Miquel Molins, ha sido incapaz de sugerir la menor idea? -Tengo muy claro que no deseo renunciar a mi concepción de lo que debe ser un museo de arte contemporáneo. Mis ideas forman parte de mi bagaje cultural. En la Fundación Tapies he sido Manolo Borja, pero en el Macba no seré John Smith. Estoy en contra de la cultura homogeneizadora, porque la cultura siempre es local, tiene que ver con el lugar donde vives y trabajas y con la colección artística que uno crea. Tampoco la carga histórica del edificio de la Tapies- de estilo modernista- tiene que ver con la arquitectura de Richard Meier. Quiero contar la historia artística de Barcelona desde los años 50. Explicar una historia de fragmentos y malentendidos basados en la memoria, y establecer puentes con otros colectivos. Para mí, un museo es una serie de espacios diferentes, ambientes que se recrean con la obra de arte y, sobre todo, la construcción de una nueva narrativa. Este ha sido mi interés por aceptar el cargo, mostrar las aporías o contra- dicciones de una institución. Y trabajar como un director de cine, de forma anónima y detrás de la cámara. En la Fundación Tapies llevaba nueve años y ya todo era demasiado cómodo, me podía jubilar a los setenta. -A usted siempre le he oído hablar de regenerar la cultura... -La cultura es tensión, de no ser así se corre el riesgo de caer en el academicismo. Un museo es como un espejo donde tú te reconoces como extraño. Estás perdido cuando todo es fácil y los resultados son como esperabas. Sitio para los nuevos ¿Cuál será su línea de trabajo en el Macba? -U n o de mis objetivos, quizá el principal, es generar debate. La diferencia entre los museos españoles y los de Estados Unidos, país que conozco bien porque trabajé allí durante nueve años, en la Universidad de Yaie y en Nueva York, es que en nuestros centros de arte no se discute de nada, se limitan a LA cultura es tensión. De no ser asi se corre el riesgo de caer en el academicismo. Un museo es un espejo donde te reconoces como extraño. Estás perdido cuando todo es fácil... ser cortesanos y sólo se defienden polémicas partidistas. Lo hemos visto en el Macba. Cuando surgía una discusión, temblaban las paredes. -Quienes siguen su trayectoria aseguran que su labor en la Tapies fue modélica. ¿Cómo cree que se continuará su labor en un museo que sólo ha tenido problemas desde su creación? -L a Tapies es un museo con aura, un paraguas que me permitió trabajar a muy alto nivel, sobre todo con obra de artistas emergentes de los años 60 y 70. Esa era nuestra línea de flotación. Ahora, con la perspectiva que me dan los años, pienso que la transición no será traumática. Es importante dejar sitio a gente nueva. Por mi parte, seguiré en la línea de conseguir que el Macba tenga una personalidad propia. Pocas instituciones españolas tienen repercusión internacional, y esto es algo fundamental. En España solemos caer en dos errores: el mimetismo y el localismo. Además, es necesario que los directores de museos no utilicen su despacho para su agenda personal. ¿Qué opina de la colección del Macba? -Pienso que es importante que nos reinventemos a nosotros mismos, y veo absurdo que se trate de comprar obra de artistas impagables. Una colección no se debe hacer de nombres, sino de obras. Un museo es un discurso que se crea con obras específicas. Es imposible querer hacer una historia de la modernidad en abstracto, tal y como nos la dictan los libros de texto anglosa: jones. Estamos obligados a escribir la historia cultu-

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