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CULTURAL MADRID 05-06-1998 página 44
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CULTURAL MADRID 05-06-1998 página 44

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 5 de junio de 1998 QUIC Q. R. Hay dos tipos de escritores: unos que hacen una novela cada año; y otros que hacen una novela en toda la vida. Y yo soy un escritor de una sola novela. D. B. ¿Pero has intentado escribir muchas, o son siempre la misma con diferentes títulos? Q. R. Tiene un solo título: Lo que dura una canción D. B. Eso es un título, sí señor. Q. R. Y ya tengo el final: La vida es dura, dicen, pero no tienen razón, porque la vida dura lo que dura una canción D. B. ¿Y Pedro Luis de Gálvez? Q. R. Lo miejor de Gáivez no es que sea un poeta bohemio... en fin, yo lo que quiero es que venga un pelotón y me fusile, como a él. Ja, ja, ja. D. B. Pero qué tontería estás diciendo, ¡cómo vas a querer que te -fusilen, con lo que te gusta la vida! Pero ¿por qué no publicas esa novela ya? Q. R. Porque no la he acabado y porque llevo veinte años escribiéndola. Tardé diez años en cambiarle el título. Es una biografía interminable. Yo estoy fascinado por este personaje por esta razón: Gálvez, hablando del lujo, compuso este versito dedicado a un cuadro de Zuloaga, que era el Barceló de su época, titulado La del loro azul ...no tiene sed de agua ni hambre de pan tiene hambre de oro y sed v de champán... Lo dijo el zarrapastroso de Gálvez. La historia ya no la escriben tos artistas, Mariano, sino los periódicos, las hemerotecas. D. B. El hombre parece ser algo tan perdurable como el arte. Es verdad que los políticos quieren escribir la historia, pero la historia al final la escribe el arte. Resulta que al final es más Importante Holbeln que toda la corte que pintaba. Q. R. Sólo quedan los himnos. (Suena en el tocadiscos, atronador, el Coro de la Brigada Taimann) D. B. Estás muy heroico... Cuando hablo de arte no hablo de los artistas. Porque una de las cosas más perjudiciales en el arte es haber llevado el culto del individualismo hasta el absurdo. Parecen ventrílocuos cantando. Q. R. Tú también eres un pintor de banderas. (Esgrime ei cuadro Maladie du Pays o El espejismo de la guardia suiza de 1996) D. B. Es cierto, Quico, que de los tres artistas que tú apoderaste. Mi- gue! Ángel Campano, Alberto García Alix y yo mismo, ninguno de los tres, teniendo en cuenta que todos somos diferentes, hemos sentido aspiraciones materialistas. Q. R. Es que yo soy el gran de- mCORwas: A lo que le he perdido respeto no es al arte, es al mundo del arte. Se rae ocurren pocos mundos más tenebrosos que ése. Alguien que está muy cotizado en este país va por ahí diciendo que tiene al mejor crítico de arte del mundo por dos mil dólares sido ei gran defensor de tu obra y el más subjetivo. Qué golpe de vista el suyo. Qué pedazo de amigo. Si Vallottoii levantara la cabeza D. B. Ei pulso que hay en estos momentos entre cierta progresía codiciosa abanderada por gente que tú sabes y otros que todavía creen en ciertas cosas, como la opción por la pintura, ei creernos lo que hacemos... es lo que está en juego. El desequilibrio de fuerzas que hubo en cierto momento, hoy se ha igualado a favor de la pintura. Yo quiero seguir haciendo lo que hago y quiero que me dejen hacerlo. Q. R. El mundo del arte es tenebroso, caballeros. D. B. Es que hubo un momento Dis Berlín y Quico Rivas en 1989 por García Alix tensor del amiguismo dentro de la crítica, como Beaudelaire. En la exposición 1980 en Juana Mordó, hubo grandes discusiones entre críticos, Bonet, Ángel González y yo mismo. Se levantó en una discusión Carlos Alcolea, que en paz descanse, y dijo: Desde que Quico ha dicho que el amiguismo es lo que funciona, dejaos de discutir D. B. Pero el amiguismo, en los tiempos recientes, es el chanchullo. Q. R. Sí, claro, y los franceses hablan de complicidad. Pero yo no, yo hablo de amiguismo y de camaradería, y que venga Dios y le ponga un nombre mejor. D. B. Pero puede haber más o menos objetividad. Q. R. Objetividad, ninguna. Juan Menuel Bonet, antes que yo, ha í 44 Hay un surgimiento de pintores que quieren disfrutar con lo que hacen. Hay quien quiere ir por la autopista, yo quiero ir por un camino de aldeas. Otros quieren ir a 200 por hora, ganar mucho dinero y estar en los cánones internacionales Di Berlin: US en que no eras nada si cogías un pincel. El dinero y el mercado manda mucho sobre io que después se muestra en los miuseos. Los valores que se consagran económicamente se ven reflejados después en las exposiciones institucionales. Querer hacer algo que esté en los cánones que interesa a ciertos comisarios obliga a que los artistas hagan cosas adaptadas a estas ¡deas. ¡Por favor, Quico, baja la música! parece que estamos en una taberna alemana. (Suena de nuevo un himno, esta vez en alemán) Q. R. Es que estamos en una taberna alemana. D. B. Allí donde huela a moda, allí no estoy yo. Q. R. Parece que estás enfandado con todo. D. B. No, sobre todo, alejado de donde hay mucha gente. Hay un surgimiento de pintores, sobre todo en Levante, que quieren disfrutar con lo que hacen y disfrutar con las pequeñas cosas, pintores que están mirando hacia adentro y manejando la pintura con un sentimiiento poético y no con un discurso ensayístico. Hay quien quiere ir por la autopista, yo quiero ir por un camino de aldeas. Otros quieren ir a 200 por hora, ganar mucho dinero y estar en los cánones internacionales. Q. R. ¿Por qué en algunas profesiones existe un código deontológico y en este oficio vuestro no? Responde. D. B. Yo sí que lo tengo. Y no te voy a responder por los demás. Q. R. Yo responderé: porque los artistas no tienen ningún código. D. B. Simplemente es que hay gente que no es artista y va de artista. ¿Y tú qué eres? Q. R. Cada vez me gustan más los artistas que me gustaban antes. D. B. Pero creo que ya has perdido la curiosidad por lo que viene ahora. Q. R. ¿Y tú que has descubierto? D. B. A Sara Huete, por ejemplo. A mí me sigue interesando la pintura. Q. R. Faltaría más que a un pintor no le interesara la pintura. En ese diez por ciento que ocupa el arte ahora en mi vida, me interesa la Olimpia de Vallotton. Y si la pintura del siglo XX se hubiera fijado en Vallotton, otro gallo cantaría. Y espero que de Rob Scholte se haga alguna exposición en España, algún día. (Francisco Rivas le regala unos catálogos del artista holandés Rob Scholte, el pintor de las piernas mutiladas p e r l a explosión de una bomba en los bajos de su coche) Manuel CALDERÓN

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