CULTURAL MADRID 05-06-1998 página 5

fplBiepa BaMira LA ESPAÑA L REAL E JULIÁN A editorial Espasa- Calpe ha tenido el acierto de reunir en un solo volumen, bajo el título del primero de ellos, los cuatro que entre 1976 y 1981- i La España reaí La devolución de España España en nuestras manos y Cinco años de España -dieron forma de libro a los numerosos artículos periodísticos dedicados por Julián Marías a la vida política y cultural de España durante esos decisivos años. Decisivos porque para el autor de este recién parecido volumen fue 1976 e! año en que tenue, pero visiblemente, comenzó el ü- ánsito social de la España de la dictadura hacia la España de la democracia. Quiero iniciar mi comentario con una ciara y rotunda afirmación: Julián Marías nrterece la gratitud de los españoles. De todos, incluso de los que por una razón o por otra discrepen de él, pero muy especialmente de aquellos en quienes se reúnen estas tres cualidades; et amor a la libertad, la voluntad de verdad y la afición a la lectura, Y merece Marías esa general gratitud por dos razones principales, una de orden intelectual y otra de índole social y política. perdura, preciosa fuente de desarrollos origin es, Pero nuestra gratitud debe extenderse también a la dimensión social y política de la actividad humana- mejor: social y prepolítica, término frecuentemente usado por Marías para designar ia índole de sus copiosas reflexiones sobre la vida pública de los españoles- y éste es el tema de todas o casi todas las páginas de La España real Basta para advertirlo leer con alguna atención los títulos de las docenas y docenas de artículos reunidos en ese libro. Bien sé que hay españoles cultos y de buena voluntad para tos que algunas opiniones y propuestas de Marías no son admisibles; por ejemplo, el relieve político que- haya de concederse a las antiguas regiones españolas; o, con otras palabras, la amplitud que en ta nunca conseguida y siempre necesaria vertebración de España debe tener el autogobierno de las Comunidades Autonómicas. ¡Problema grave y urgente en la coyuntura actual de la vida española! Mas también en estos casos debe ser tomado en seria consideración lo que en La España real se dice. Perentoriamente to exigen la lealtad, la documentación y el insobornable amor de Marías tanto a lo mejor de lo que España ha sido en su historia como a to que en esa historia han puesto y todavía pueden poner, armoniosamente unidas entre sí, las partes que constituyen su innegable y rica diversidad. El cant de germanor que hace noventa años desde su ribera mediterránea percibía térra endins el fino oído de Maragali. sigue sonando en el alma y en la obra del autor de La España real Termino por donde empecé: Julián Marías merece la gratitud de los españoles. Por lo menos de todos los españoles a quienes de veras importa Debemos gratitud a Julián Marías, en prinner término, porque su tan bien demostrada fidelidad a Ortega ha contribuido en medida sobresaliente a conjurar un peligro nada Irreal entre 1940 y 1960: que bajo la presión hostil del régimen imperante y de sus más próximos círculos intelectuales, en muchos españoles prosperase la idea de que el gran filósofo no pasó de ser un brillante y sugestivo, pero evitable escritor. Y en no menor medida, porque con su personaJ obra filosófica Marías ha demostrado una y otra, vez que. el formidable, legadoJn- telectu de su maestro, además de ser valioso en sí mismo, puede ser y está siendo, puesto que su vigencia España. Pedro LAIN ENTRAtOO de la Beal Aca mm Españoia