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CULTURAL MADRID 03-04-1998 página 34
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CULTURAL MADRID 03-04-1998 página 34

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 3 de abril de 1998 BADAJOZ OCAMPO, EL TRANSGRESOR Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo Museo, s n Hasta mediados de abril E verdadero acierto hay que calificar la inclusión, entre los fondos del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, de obra de Manuel Ocampo (Quezón City, 1965) un pintor nacido en Filipinas, formado en Estados Unidos, residente en distintos continentes, de ascendencia española y actualmente con estudio en Sevilla. Dedicarle una individual es un modo de atender a un territorio de cultura históricamente tan hispánica y actualmente tan olvidada como Filipinas. De la lectura de lo anterior, parece. casi lógico deducir que estamos ante un pintor que responde a las claves del mestizaje estético o del multiculturalismo. En apariencia sí, pero en el fondo no parece ir por ahí el asunto. Manuel Ocampo es, ante todo, un pintor iconoclasta, que entra en las imágenes ajenas con una voracidad y socarronería extremas, y es capaz de armar sus cuadros con arriesgadas mezcolanzas de recursos de una pintura tradicional de corte ingenuo con otros de la más refinada publicidad. Utilizando como aglutinante una ejempiar acidez corrosiva. Fernando Huici, comisario de la muestra y que fue pionero en llamar la atención sobre los cuadros que Ocampo ha expuesto en la galería mexicana OMR en las últimas ediciones de ARCO, vio en seguida el peri il del artista y le arropó a su modo. En el catálogo de la muestra, junto a un recomendable texto del propio Huici, otro de Kenneth Baker que apunta claves: Nacido en Filipinas en 1965, formado en la representación de iconos y signos religiosos, pero sin un título en arte, Ocampo ha vivido en Asia, América y Europa Vive y trabaja en cualquier lugar se dice en el perfil biográfico del catálogo dé una exposición anterior Ha recopilado imágenes por todo ei mundo, pero no imágenes nuevas, procesadas electrónicamente, ese tipo de imágenes con las que su generación se identifica a menudo, sino más bien imágenes inspiradas en letreros comerciales, carteles de cine, cómics, manuales de instrucciones, retablos, catálogos, editoriales y propaganda política en las calles Pocas síntesis más fieles. D KAESOHÍ 3 EISM 1 (Í 0 jtílkL Sin título La obra expuesta, fechada en los 90, señala una intención clara: dejar visible el lado fresco e instigador de esta pintura e incidir sobre el modo como se ocupa de una iconografía próxima a la de nuestra pintura contrarreformista. Manuel Ocampo se inició como copista de esa pintura un poco torpe en el trazo pero efectista en su interpretación que conocemos como barroco popular, y aplica ahora los hábiles recursos de los pintores de entonces y el modo como se disfrutaba de esa pintura. No por ello, sin embargo, cabe juzgar de ingenuas unas pinturas que si algo son es conscientes y acidas. Y de una incontestable eficacia plástica. Se advierte, por ejemplo, en las fechadas entre 1990 y 1991, una clara unión en la crítica a dos poderes: la Iglesia y el fascismo. Las obras de Ocampo son de una firme contundencia ideológica, pero, a diferencia de buena parte de la pintura política, posee ese recorrido interior gracias al cual es capaz de atrapar una pintura. De esta época son algunas imágenes de encapuchados, que suelen interpretarse alusivas a la inquisición o al Ku- Klux- Klan, aunque hay quien las relaciona con Philip Gusten. Muy forzada parece ésta, por más que el sentido transgresor y enérgico de Gusten sale a relucir en cuadros posteriores, sin referencia iconográfica ni proximidad estética. Tal como está planteada, la exposición parecí pensada buscando el choque inicial, insirruai do que la historia va de transgresiones iconográficas, para luego mostrar la amplitud de i.io ursos plásticos que despliega Ocampo. En los grandes formatos sabe sacar el máximo partido de las composiciones simétricas y su lectura de contrapunto, apoyándose en la fuerza rectora del centro, como si se tratase de grandes anuncios, pero las pequeñas telas, que se prolongan en gruesos marcos, le sirven para demostrar su dominio de collage más vivo y abierto. Mas, tratándose de imágenes, es difícil resistirse ante algunas. Dos ejemplos: la mirada de los cuervos y la extensión de color de La Sagrada Familia y el demonio que provoca una caries golpeando un clavo con un martillo Hammering devil with tooth Elogios de la ironía y la pintura. Miguel FERNÁNDEZ- CID BILBAO JAVIER PÉREZ Sala Rekalde Avenida de Rekalde, 30 Hasta el 26 de abril de los últimos cinco años, en parte mostrados el año pasado en el Musée d Art Moderne et Contemporain de Estrasburgo. Obras significativas como Diálogo Saos á dos ana omiques Hábito y Máscara de seducciór: junto a las recientes de la serie Levitas- gravitas dibujos y el vídeo Barroco proponen un recorrido perfectamente organizado. El cuerpo como lugar de experiencias sensoriales, el origen de la vida, la apariencia externa, la evolución biológica, el tiempo o la mueriie son ¡deas apuntadas de un modo inquietante en las obras. Lo interesante es que, al margen de la poética de los objetos, tan de moda en estos tiempos, Javier Pérez construye obras dotadas de contenidos que provocan y estimulan al espectador. Así, la disposición de las obras facilita la creación de ambientes de reflexión y necesidad de Mudar título de la exposición. El equilibrio, el tacto y la relación íntima establecida con los materiales utilizados- la mayoría orgánicos; crines de caballo, cuero de cabra o intestinos de vaca- completan el tono personal de su propuesta. Alicia FERNÁNDEZ U NA sucesión de metáforas sobre procesos de la vida compone la primera individual en España de Javier Pérez (Bilbao, 1968) Licenciado en Bellas Artes por Bilbao en 1992, el artista completó su formación primero en Berlín y después en París, donde obtuvo el reconocimiento que le ha brindado una interesante proyección internacional. Ya en 1994 participó en colectivas celebradas en París y Montreal y posteriormente en Bruselas, Munich y Canadá. La Muestra de Arte Joven de 1996 en Madrid y su presentación en ARCO 97 con la galería Chantal Crousel fueron la entrada de Javier Pérez en la escena nacional. En la actualidad, expone en la Sala Monteada de Barcelona, con Ana Garceller y Helena Cabello, y prepara su presentación, en mayo, en el Espacio Uno del Museo Reina Sofía. El conjunto reúne una selección de trabajos 34

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