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CULTURAL MADRID 03-04-1998 página 21
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CULTURAL MADRID 03-04-1998 página 21

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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3 de abril de 1998 A B C literario Ensayo S IN independencia judicial el Derecho se transfornna en fuerza y la libertad en opresión. La muerte de Montesquieu a Prólogo de A. manos del radicalismo jacobino, que no reconoce más poder que el que emana de la asamblea popular, es la muerte de la justicia. No hay mejor criterio para distinguir a los defensores de la libertad de los demagogos ávidos de poder que la actitud que adoptan ante la independencia de los jueces, que incluye la posibilidad de castigar a los agentes del poder ejecutivo cuando incumplen la ley. Alexis de Tocqueville, profetice en tantas cosas, también acertó en esto: No se concede un privilegio particular a los tribunales al permitirles castigar a los agentes del poder ejecutivo cuado éstos violan la ley. Vedárselo, en cambio, sería despojarlos de ese derecho natural Aunque no faltan demagogos enterradores de Montesquieu que arguyen que los jueces no son elegidos por el pueblo. Como si la elección popular fuera patente de corso o licencia legal para matar. La Justicia deja de serlo si hace acepción de personas, si transige con los poderosos y se ensaña con los débiles. G. Colombo, el fiscal italiano de Manos Limpias lo ha dejado claro: Hay que ver si las leyes son aplicables a todos los ciudadanos. Si éste es el caso, estamos ante un Estado de Derecho. Si no son iguales para todos, el Estado de Derecho no existe Desconfiemos de que ningún Gobierno potencie la independencia de la Justicia, pues no es probable que otorgue fuerza a quien debe controlarlo. Palacio de ii justicia Joaquín Navarro Estevan García Trevijano. Temas de Hoy. 376 páginas, Marey; la guerra sucia contra los fiscales independientes de la Audiencia Nacional; el caso Sogecable; la recusación del juez Javier Gómez de Liaño; el juicio contra la Mesa Nacional de HB; la política penitenciaria sobre los presos etarras; la justicia militar; el problema de la insumisión. En todo ello se alza la voz polémica, libre, discutible, independiente del poder, amiga de sus amigos, amante de la justicia y, quizá a veces algo maniquea, de un magistrado que no quiere convertirse en un funcionario fabricante de sentencias gratas al poder y que no abdica, desde sus posiciones ideológicas, del ejercicio de los derechos y deberes inherentes a la ciudadanía democrática. Más allá de sus opiniones concretas, queda el valor cívico de quien denuncia la degradación de una Justicia que complace al príncipe que no se detiene ante el imperativo de silencio que emana de los poderosos, especialmente del poder felipista, y que recuerda las palabras de Shakespeare en El Rey Lear Los vicios pequeños se ven a través de los andrajos, pero la púrpura y el armiño lo ocultan todo El elevado valor cívico y testimonial del libro se ve acompañado de algunos aspectos que, tal vez, puedan merecer algunas observaciones críticas. Navarro, con la buena intención de garantizar la publicidad y transparencia de la Justicia, se opone a las críticas que, a mi juicio con razón, han merecido los juicios paralelos que en alguna ocasión se han sustanciado en los medios de comunicación. Las palabras de Bentham se- La última encuesta del GIS confirma pasados diagnósticos populares: crece el descrédito de la Justicia entre los ciudadanos. El grado de confianza en la Administración de Justicia es inferior al de las demás instituciones. El 88 por ciento de los encuestados piensa que la justicia no es igual para todos y el 48 por ciento considera que su funcionamiento es malo o muy malo. Al lector del último libro del magistrado Joaquín Navarro Estevan, Palacio de injusticia no le podrán extrañar estas descalificatorias y graves opiniones. El autor, que ingresó en la carrera judicial en 1970 y que es en la actualidad magistrado de la Audiencia Nacional, traza una vehemente, airada y denigratoria crónica de la Justicia hecha pedazos, una narración de los más recientes episodios judiciales que describe, corrigiendo, el título de la gran obra de Ihering, la lucha contra el Derecho. Su condición de actor y no mero espectador, su asumida posición ideológica de izquierdas con su indisimulado fervor hacia Anguita, su condición ocasional de parte en alguno de los conflictos que describe, apenas quitan valor testimonial a su requisitoria contra los abusos cometidos por el poder socialista contra la independencia de la Justicia y que, según él, han continuado con el nuevo Gobierno popular. Quizá la destemplanza de los comentarios y la utilización de expresiones insultantes, combinados con un estilo brillante y un uso sugestivo de excelentes citas, disminuyan en parte el valor de sus denuncias. La serenidad es difícil cuando se bracea entre la inmundicia, pero aun así, la serenidad es el mejor temple de la verdad y de la justicia. El atroz testimonio del juez Navarro debe ser leído por todos los ciudadanos preocupados por la Justicia. En él se encuentra buena parte de nuestra más reciente historia judicial. Baste una enumeración: el reparto político del botín del Consejo General del Poder Judicial; el caso Filosa; los papeles del CESID; el caso Segundo gún las que la publicidad es el alma de la justicia; no hay justicia sin publicidad no abonan ni justifican la existencia de juicios parale 2.700 pesetas los en los medios, sino la publicidad de las actuaciones judiciales. También cabe oponer serios reparos a sus consideraciones acerca del juicio a la Mesa Nacional de HB, sobre la insumisión y la Justicia militar, la política penitenciaria y el reagrupamiento de presos etarras o sus insinuaciones, no probadas, sobre ciertas intromisiones regias. Por lo demás, se antoja liviana su precisión, al criticar la sentencia que condenó a los miembros de la Mesa Nacional de HB: Sin profesar simpatía alguna a la causa de HB No cabe duda de su censura a la violencia criminal de ETA, pero se condena con más fundamento, y se les hace más justicia, a los culpables de los crímenes de los GAL, si se recuerda también a tantas víctimas del terrorismo. Víctimas de una causa criminal y anacrónica, basada en la tergiversación de la historia y que además puede defenderse pacíficamente en un Estado de Derecho como el español. Nada de esto justifica los crímenes de los GAL. Navarro ha escrito un impresionante alegato contra la degradación de la Justicia en la etapa socialista y sus inmediatas secuelas, cumpliendo el mandato de Ihering- todo hombre tiene el deber de pisotear, cuando llega la ocasión, la cabeza de esa víbora que es la arbitrariedad y la ilegalidad -y recordando las palabras de Saint- Just: Las instituciones son la garantía del Gobierno contra la corrupción de las costumbres y la garantía del pueblo contra la corrupción del Gobierno Ignacio SÁNCHEZ CÁMARA iii mmMmm JUANA SALABERT Mar de los espejos PLAZA U JANES t Aámú El oscuro pasado de una mujer. La belleza desnuda de enfrentarse a uno mismo. 21

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