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CULTURAL MADRID 20-03-1998 página 40
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CULTURAL MADRID 20-03-1998 página 40

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C de las artes 20 de marzo de 1998 SEIIILLA JUAN LUIS VASSALLU RECUPERAUU Sala San Fernando Chicarreros, s n Hasta el 29 de marzo una manera de hacer un estilo que identificara inmediatamente su obra, aunque sí una cierta unidad en toda ella. También esas palabras son corroboradas por una exposición que, a través de lo ecléctico de su contenido, evidencia las distintas inquietudes del artista que, habiendo bebido en las fuentes de lo intemporal y conocedor de las premisas y objetivos que alentaban a las vanguardias de la época, en los ecos- de la Grecia clásica encontró nuevas sei das para el moderno diterraneísmo de sus clones. Compuesta por cu; y tres piezas, apretad muy significativo re; de una actividad escí en la que ninguna de cetas le fue ajena, la clon reúne originales de obras monumenta representativas come citada Gades la nerva (1966) que C (la sede del Círculo de lias Artes de Madrid, conjunto erigido Ávila a Santa Teresí, de cuya cabeza se muestra una reproducción a su tamaño, esculpida en mármol. Movido siempre por el deseo de interpretar la armonía que rige las leyes esenciales de la naturaleza, Vassallo hizo de la belleza del desnudo femenino una constante en su obra. Ahí, Desnudo con cisne (1936) materializada en yeso y reconocida con un premio nacional, como las anteriores, y que al equilibrio de sus formas une la gracia de su movimiento y composición en espiral. Junto a ella, pieza que cronológicamente abre la exposición, hemos de recordar, entre otras bellísimas creaciones, la plenitud del volumen y serena armonía de Lavandera (1957) mármol; Córdoba (1966) piedra de Sepúlveda; Bañista descansando (1977) bronce, y Torso de muchacha desnudándose (1981) alabastro. Una amplia colección de retratos, entre ellos el del Rey Don Juan Carlos I, componen un interesante panorama de tendencias e ismos también de materiales y procedimientos; pero, sobre todo, de la versatilidad y talento del escultor que con la descripción física del modelo también nos descubre la íntima personalidad del retratado. Magníficos relieves, entre ellos una gran medalla conmemorativa, y vahos dibujos y apuntes, completan una muestra en la que se reconocen las huellas que por distintos caminos siguieron algunos de los más aventajados discípulos del maestro que en Andalucía rompió la prolongación de una estética decimonónica. Manuel LORENTE Q UE Juan Luis Vassallo Parodi (Cádiz, 1908- Madrid, 1986) es un artista menos conocido de los que los lionores y medallas acumulados en su carrera fiarían suponer lo escribió Matilde Hermida en una entrevista con el gran escultor que apenas tres años después dejaría de existir. Confirma rotundamente esa aseveración, entonces formulada en las páginas de Blanco y Negro esta muestra que, tras su presentación en la ciudad donde vino al mundo, la Caja San Fernando ofrece aliora en la que, durante quince años, nacieron muchas de sus obras más importantes. Entre ellas, Gades el espléndido desnudo alegórico que en 1948 fue premiado con la primera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes y cuya reproducción en bronce, de cuatro metros de altura, desde hace nueve años otea el horizonte de la hermosa bahía gaditana. Decía Vassallo en aquella entrevista que, huyendo de los peligros del amaneramiento y de la autolimitación, él no tenía eso que se llama I. wasap CIUDAD REAL LAS TABÚES LÍqUIUAS UE MON MUNTUYA Galería Fúcares San Francisco, 3 Hasta el 4 de abril De 25.000 a 970.000 pesetas 1984, con una amplia y medida selección de pinturas y papeles bajo el genérico de Tardes líquidas epígrafe tomado del poema que el poeta Luis Javier Moreno ha escrito para el pintor. La exposición es buen ejemplo del gran ejercicio de autocrítica y reflexión, de dudas y contradicciones positivas que supone el cada vez más difícil reto de un artista con casi treinta años de pintura a sus espaldas. Y que en esta ocasión sirve para medir sus propias fuerzas después de ese momento clave en su carrera que fue la gran retrospectiva que le dedicaron en Extremadura hace tres años, y tras la individual de 1995 en Santander, de cuya serie Opus Lyrica arranca un ciclo de trabajo de algo más de un año, en el que su figuración expresionista anterior, mixtificada por elementos abstractos, acabó siendo pasto de violentas tensiones formales y poéticas, para desembocar en piezas casi monocromas y minimalistas. De ese territorio mineralizado por el silencio de las formas arranca precisamente esta exposición, para venir a finalizar en telas de gran formato en las que el virtuosismo gestual, la fascinación de un trazo nervioso y suelto, y la conformación de una especie de azaroso relieve eruptivo sobre la superficie del cuadro, hace adivinar la presencia de. un nuevo fluido pictórico en la obra de Mon Montoya aún no desarrollado en su totalidad. Esta nueva condensación abstracta sí aparece con nitidez y dominio en los formatos pequeños, dotados de un alfabeto gráfico y una sintaxis esquemática de exquisita sutileza y cromatismo. De ahí el carácter no cerrado ni repetitivo de su exposición, en la que los contrastes- en ocasiones voluntariamente forzados- los cambios de ritmo o las rupturas de lenguaje (como la serie de veinticinco autorretratos sobre papel Ser dos inútilmente dan prueba de la incesante investigación de un pintor en plena madurez. José Luis LOARCE A FINCADO en Segovia, nacido en la provincia de Cá. ceres y vinculado por origen y biografía personal a La Mancha, Mon Montoya (Mérida, 1947) tiene, por el contrario, su firme arraigo en una larga, consecuente y singular trayectoria creativa, desatenta hacia cualquier argumento que no fuera la emoción y la pasión por la pintura. Ahora vuelve a una sala donde no exponía desde 40

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