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CULTURAL MADRID 06-03-1998 página 63
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CULTURAL MADRID 06-03-1998 página 63

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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6 de marzo de 1998 Creación ética A casa de Helena Aimeida (1981) perfecto: A mi entender, ía misión más importante en ia unión de dos seres es que ei uno guarde a soiedad de ¡otro. Pues aunque ia gente opine io contrario, ei amor y a amistad están liec nos para proteger ei aisíamiento Ei otro se c; onvierte en rnuralia, que protege ía intimidad pero no entra en eiia. í a solución de Rilke tampoco es buena. E! amante no espera de! otro que defienda su soledad sino que ie proteja contra la soledad. E, sta es la idea central del libro de Robert Neuburger, Le mythe familial traducido inexplicablemente ai castellano como La familia dolorosa (Herder) A los dos motivos que mencioné antes (poder y iogro) los expertos añaden el motivo de afiliación el deseo de ser acogido y reconocido. Neuburger critica a sus colegas porque definen ia autonomía persona! como ia capacidad para desprenderse de una reiación y considera más correcto admitir que no hay autonomía sin dependencia, que ¡a autonomía no es un estado, sino una capacidad latente; ia de saber gestionar las dependencias (pág. 104) Ahora ya sabemos que ia íex tura de los sentimientos, tamoie de los amorosos, depende en yan parte de ¡as creencias que iengamos sobre nosotros mismíjs y se ore nuestra capacidad pa a frentarnos con ios robí 8 r, as. que los psicólogos aíiüiosajO t ¡laman self y -coü nq- y frágil e inseguio fse r- í- v- íavavidas de- a dorv: ciCÍ i: S; r de! a hu. da f ií v iaciófi amorosa no sers o e jna rnaia sc- jCiOn d í sus i, roO; B íis personales. No dudo que esos casos sean muy recuentes, oero creo que no se debe oiviaar que una autonomía creadora puede alumbrar otro tipo de relaciones capaz de aumentar las posibilidades de los miembros de ia pareja, sin necesidad de vampirizar y enclaustrar. Basta con que cada uno quiera ser ia ciave de ia felicidad del otro. Tai situación implica, desde íuego, un concepto de autonomía que no se formule como independencia o autosuficiencia, sino como sinergia o cooperación. Las culturas orientales, que no están obsesionadas como la nuestra por la autoafirmación personal, oroducen otros sentimientos amorosos. Sospecho que este artículo ha sido demasiado conceptual. Para compensar su sequedad me despediré con un antiguo poema japonés: ¡Levántate, esposa mía! Es la ñora. Clava tu larga aguja en el cojín que bordas, y tráeme las armas. Con emoción te veo ante mí. I Pero SI volveré, niña mía! Cuelga de mi hombro este arco del que pronto van a partir mil flechas. Dame el séquito que he llenado de arroz. He regado nuestras legumbres para ocho días. No he olvidado reoicar ¡os crisantemos. Ahora, fiembla y huye! Voy a adoptar la mirada espantosa con la que pienso salir al encuentro de nuestros enemigos. José Antonio MARINA 63

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