CULTURAL MADRID 30-01-1998 página 61

Creación ética A ccxnienzos de este curso académico recadaba en esta portadilla cómo era tiempo de regresar al aula y hacer a las preguntas preliminares que cuedquia- asignalura de bien se plantea ¿Qué es la ética en una sociedad pluralista? era la primera de tales cuestiones. Pasados cuatro meses, los célebres exámenes de febrero ofrecoi a los estudiantes la posB ilidad de sacarse la espbia de cursos Biteriores, -la espina del no presentado el suspenso o la renuncia a la cOTvocatoria. Hay que preguntarles algo sencillo- suele pensar el profesor avezado- a ver si por fin se quiian de encima la asignatura Mgo que hayamos machacadto en clase cientos de veces Y en nuestro caso se le ocurre at fin preguntar qué es eso de las Sicas aplicadas, que tai de actualidad están hace algúntiempo, y cuáles son las de maycH solera y desaroito. Persiguiendo metas similares, nació tanbién por los setenta una Ética económica y empresarial de nuevo sesgo que, n ar que ya Aristóteles y Adam SmHh se ocuparan de estos temas, se enfraitó a los refe de la eccaiomía y la empresa hodiernas en ese mundo de confianzas rotas en que empezó a entrar en crisis d Estado del bienestar. También m España corrtamos con trabajadora bregados en este tipo de ética, congregados en la asociación EBBJ- Eépaña o en la valendana Fiindadón ÉTNCW, y i misma he ido informando oí e s pápulas desde hace algunos años detose uerzos por generar una cultura econ ica y empresarial, basada HIGAS APLICADAS Contesta ei que a esbidió que, tras un período en el que los expertos en ética anduvieron preocupados por fundamentar la moral, se percataron de la bnportancia de aplicar sus hsdiazpss a la vida cotidiana Cosa que venfa haciéndose al menos désete Sócrates, s (Mo que ahora hat quetograrloen una sociedad pluraüsta, conskferablemerde globalizada, y cada vez más preocupe ia por encontrar orf tadones morales comunes para problemas igualmente conrRjnes. Que no sc i el paro o la clonación cuestiones soto de un grupo, sino del conjunto de la sociedad, e impoíta encontrar soluciones compartidas para construirla juntos y para que la legislactón no hiera la saislbilid uJ moral de una parte de iosckjdadanos. Con premisas como éstas, nadó por los setenta una Bioética de mi o cuño, de la que en España tenemos pre ioss asociaciones y tan buenos Fermentantes como Diego Grada o Ja ñer Gafo, que escriben en estas páginas. No se tratEdDa con e Bicoca de inventar algo totalmente nuevo, porque la tradldón hipocrática es miiaiarla, pero de recrear unaéttca de la vida humaia, capaz de oriaitar coi biai el Éncremento del poder tecnológico, situada a la altura de 1 agencias de unos pacientes que se sabten autórmmos, consciente de que la di de los recursos escasos tí be s equitativa. en la confianza y la credibilidad. Aunque soto Hiera por aquella probada convicción de que sin ética no hay negocto, errpresa, ni economfe tmtmna. Aprueba nuestro alumno si esto o algo paeddo pone en el escamai, que, con no ser demasiado, se nos ha hecho con el tiempo la m a r muy ancha Y, si ni esto dice, para cAa convocatona queda, que la da es tx m, pero las convocatorias muchas. Adela CORTINA