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CULTURAL MADRID 09-01-1998 página 41
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CULTURAL MADRID 09-01-1998 página 41

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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9 de enero de 1998 A B C de las artes LISBOA PICASSO O EL ÚLTIMO MOSQUETERO Museu do Chiado Rúa Serpa Pinto, 4 Hasta el 1 de febrero hecho durante 1966 su actividad se centra en el dibujo y el grabado, relegando el enfrentarse a la tela. En 1967, sin embargo, se inicia un período de actividad febril- algo habitual en Picasso pero menos en un pintor de su edad- protagonizado por la fuerza adquirida por la figura del mosquetero. El arlequín, el toro, el pintor y la modelo son las figuras que centran buena parte de la producción del malagueño; la incorporación iconográfica del mosquetero está en esa línea pero viene acompañada de cambios sustanciales en su pintura. Al mosquetero se le puede situar como otro alter ego del pintor, con la espada convertida en referencia del pincel, aunque tampoco resulta alocado proponer una lectura más vitalista, incluso sexual, como apuntan preferentemente grabados y dibujos. De su origen, de su elección, hay que recordar lo que Jacqueline le dijo a Malraux: que el mosquetero surgió en cuanto Picasso volvió a estudiar a Rembrandt, Michéle Moutashar añade otros nombres igualmente centrales, como El Greco y Velázquez, y se basa no sólo en las evidencias plásticas sino en confesiones como el subtítulo del mosquetero del Ludw ig Museum de Budapest: (Domenico Theotocopoulos van Riyn da Silva) Entre 1967 y 1972, Picasso realiza cerca de 450 imágenes con el mosquetero como excusa, la mitad pinturas, lo que da prueba del modo como había fijado el motivo. Pero la sorpresa última ante esta excelente selección de obras (procedentes de colecciones privadas, de los fondos de la galería Louise Leiris o de diferentes museos) es el riesgo que introduce Picasso en su pintura: la manera como deja desnudas zonas de la tela Hombre con las manos juntas los barridos con poca pintura para resolver otras Hombre con pipa) el contraste de una pintura más densa y sucia para reforzar un rasgo Hombre con gola o la inquietud que provoca con un gesto rápido O RGANIZADA por el Museo do Chiado, con el patrocinio del Banco Mello, Picasso y el Mosquetero, 19671972 reúne 16 óleos y una veintena larga de dibujos y grabados relacionados con uno de los temas iconográficos clave del último Picasso (Málaga, 1881- Parts, 1973) el mosquetero. La muestra, comisariada por Michéle Moutashard, directora del Musée Réattu de Arles, resulta sorprendente por distintos motivos. Tal vez el más llamativo sea que es la primera vez que se expone un conjunto de telas de Picasso en Portugal, pero es la claridad con la que se perciben los intereses del pintor lo que termina por seducir. La historia es conocida pero conviene recordarla: en 1965, Picasso, octogenario, sufrió una operación cuyas secuelas le alejan temporalmente de la pintura, de El fumador (146 x 88,8) Hombre y mujer desnuda Mención aparte merece la serie de dibujos (titulados casi todos Cabeza de Mosquetero procedentes del Musée Réattu) en la que se intuye una individualización de rasgos. De nuevo ese Picasso último, sabio y desinhibido, capaz siempre del homenaje oculto, del atrevimiento extremo. Miguel FERNÁNDEZ- CID HUEVA YOBK JOSÉ MANOEL CIRIA Galería Hugo de Pagano 24 West 57 th Street Hasta finales de enero De 3.000 a 9.500 dólares V L AS pinturas últimas que Ciria presenta en Nueva York están recorridas por un sentimiento comunicativo. Se han producido en línea con los cuadros de su serie última, Réquiem realizados en homenaje a un amigo suyo de la infancia que padece sida. ¿Es ajeno ese sentimiento comunicativo del pintor al universo suntuoso de imágenes visuales que se han ¡do conformando espontáneamente sobre la superficie de estas telas? ¿Está sólo vigente en estos cuadros el llamado concepto de los medios el cual, desde la Documenta 6 de Kassel, de 1977, puso las bases de la mente sobre las imáabstracción vigente, imgenes primeras que poniendo la pintura aparecen en el cuacomo tema único de la dro, hasta ajustarías a ti pintura Evidenteuna imagen global remente, en el caso de Cigida por las pautas de ria, ya no. la proporcionalidad formal y compositiva, Ciria suele decir que y por las leyes de las su obra se genera a inscompensaciones crotancias de las técnicas máticas. del azar y del automatismo subconsciente, Parece, así, que esa aproximándose a la pointervención no niega El crítico ciego (200 x 200) de 1997 ética surrealista, pero el propósito de autoapoyándose también en matismo subconsel espíritu automatista que pusie- damos estas obras- desde la pers- ciente del propio pintor, y en estos ron en práctica los maestros del petiva de su ator- como puro au- lienzos- los mejores entre los suexpresionismo abstracto nortea- tomatismo abstracto o bien las yos- se cumplen los términos del mericano, desde su concepto de interpretemos- coincidiendo con la segundo manifiesto surrealista y que la esencia del arte es la afirma- visión del crítico- como decons- dejan de percibirse- para la ción espontánea del individuo. trucción referencial según la cual mente- como contradicciones la Sin embargo, se advierten dife- Ciria es un artista que en su prác- vida y la muerte, lo real y lo imagirencias- bien apuntadas en un tica de la pintura combina las técni- nario, el pasado y el futuro, lo cotexto reciente de Antonio García cas del azar con el análisis cons- municable y lo incomunicable, lo Berrio sobre Ciria- según enten- ciente, interviniendo deliberada- alto y lo bajo -J. MARÍN- MEDINA á 41

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