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CULTURAL MADRID 04-04-1997 página 10
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CULTURAL MADRID 04-04-1997 página 10

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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ABC literario Novela El mundo visto desde el cielo Ángeles Caso Planeta. Barcelona, 1997. 216 páginas. 2.200 pesetas Alcibíades Jaqueline de Romílly Traduc. de Ana M. de la Fuente. Seix Barra! Barcelona, 1997. 277 páginas, 2. T 00 pesetas D o s novelas, aplaudidas y elogiadas por un buen número de lectores, han conseguido imponer ia actividad novelística de Ángeles Caso (Gijón, 1959) sobre su fama en acciones periodísticas. Las dos coincidían en la atención p. estada a un piano histórico que suministraba razón al mundo novelesco de las dos mujeres cuyo protagonismo otorgaba sentido a cada una de sus historias. Una, Elisabeth, sirvió de puente entre el lector y la reinvención del personaje obligado a interpretar el papel de emperatriz en ei Imperio de ios Habsburgo. Otra, Mariana de Montespin, más próxima y tardía (aunque su vida arranca del mismo siglo que vio caer ei poderoso binomio austrohúngaro) nos llevó por un tiempo- prolongado hasta ia li Guerra Mundial- medido a partir de El peso de las sombras que lacraron su existencia y la de otras mujeres también perseguidas por ei lastre de emociones contrariadas. Ambas provocaron asombro por el estiic y la capacidad constructiva de su autora, todo ello forjado con un formidable despliegue de matices expresivos y con el intenso resuitado de tanta minuciosidad. Esa es la nota dominante en su creación, y de nuevo hace gala de eila en otro libro. Una historia menos novelesca y más original en la idea que la suscita y en ia trama en la que se aloja. Llena, como las anteriores, de sutiles escaramiuzas arguméntales y de imágenes que corroboran la plasticidad de su prosa. Pero diferente en los motivos a los. que se aproxima y en la absorbente y única presencia del punto de vista ausente en ios relatos que le precedieron. Quien desmenuza sus emociones es un hombre; los demás aparecen desdibujados por lo que representaron a la memoria que los convoca. La de Julio Ganac, un pintor joven, sagaz intérprete de interiores convulsivos. Los suyos, tomados desde una perspectiva que enfoca los planos de luces y sombras dominantes en su vida y que difumina los contornos del mundo real. Porque aquí sólo importan de éste los matices que revierten en un estado de ánimo invadido por ambiciones que no se dejan atrapar en un cuadro, y aquejado de insatisfacción crónica. Él es quien ocupa la posición domiinante frente a ia obra que acaba de terminar: un lienzo de colores planeados para resumir su experiencia del mundo desde una perspectiva nunca ensayada. La de el mundo visto desde el cielo en un plano único, grandioso y difícil, que abrace sus obsesiones y querencias, sin distorsiones ni giros. En él están contenidos sus treinta años de vida, de afectos, abandonos y culpas. Y sobre todo de venganza. Ésa es la materia de su obra. El lenguaje lo ponen las manchas de colores representándolo todo, brochazos emocionales que se miezclan para obviar ¡a imposible definición de ios tonos puros. Nunca negros y blancos, como la muerte o la nada Tal es la estética de abstracciones que reproduce su talante de hombre- inquieto- con de- geniomaldito, aspirante a un equilibrio sólo concebible a través de una concepción pictórica que bebe en ia tradición de los clásicos y en los maestros del arte y ei pensamiento contemporáneos. Así lo expresan sus tonalidades, cambiantes y difusas; ia gama de grises inicia ia serie y reaparece cuando lo hacen el L vacío y la ausencia; alterna con el amarillo transparente de su niñez; con ¡a adolescencia en tonos encendidos; con el rojo de su única pasión, con el azul registrando paréntesis de calma y con una pincelada naranja que hoy representa a la interlocutora infantil a quien dirige su discurso mientras contempla el resuitado de lo que quiso narrarle en ese cosmos policromado coronado por el violeta de la desolación, resumen de sus afectos. Y otra constante, además del gris; la huida obsesiva del verde, el temor al azul que tanto se le acerca. Desea la quietud, pero no la calma aniquiladora del proceso creador. Eso revela la trama de sus recuerdos. Sólo hay algo en ella que produce el efecto de algunas disonancias, y es el tono excesivo de su retórica, y una cadencia que no concierta con el tono esperado en el último genio acaso de este siglo El resto es ese lienzo de ideas voluminosas y de brillantes tonalidades en las que vale la pena pararse. Pilar CASTRO JAVIER TOMEO I Los misterios de Já Opera V: QUIMMONZO Guadalajara Por ei autor de EI porqué de las cosas y 1- a magnitud de la tragedia Por el autor de Amado monstriio y El castillo de la carta cifrada A juventud privilegiada nunca fue amiga del orden. Los dones que la vida ofrenda a un individuo, si son abundantes, crean una atmósfera de insolencia que se convierte en inherente al carácter del joven, haciéndole sentirse muy seguro de sí mismo, y de ios caprichos que le dominan sin freno. Esta situación imprime entonces en el carácter una falta de moderación, tanto en los méritos como en los defectos, que crea en el futuro del individuo una situación peligrosa y brillante: ia ambición desmedida, ia ausencia de miedo, fomentan la temeridad, que puede ser disculpada por la insolencia de la juventud, por los matices de valor, desenfado y libertad que ello conlleva. En nuestro tiempo presente la juventud se juzga por ios medios de comunicación como un valor absoluto. Pero ia convivencia de la eterna dualidad puer- senex que ya se planteaba desde la antigüedad griega, es un hecho que se nos configura como actualísimo al leer este ensayo biográfico, Alcibíades No nos encontramos con una novela histórica, ni con una biografía al uso, sino que es el resuitado de ¡argos años de estudio, erudición y docencia de una profesora de griego clásico, Jaqueline de Romiiiy (Chartres, 1913) miembro de la Academia Francesa. El personaje histórico de Alcibíades se nos ofrece aquí con toda una batería de documentación solidísima, amena, que nos transporta a una de las épocas más emblemáticas de ia Historia: Alcibíades representa el auge y ei ocaso del poderío de Atenas, a la vez que las fisuras de ia primera democracia del mundo. El protagonista absoluto de esta historia real es un joven plagado de privilegios y dones naturales: de familia poderosa, adoptado por Pendes, casado con una mujer de familia adinerada, físicamiente impresionante, según las crónicas de la época, inteligente y astuto, una superioridad intelectual que le granjeó la amdstad de Sócrates, seductor incorregible, todas esas dádivas con las que ia naturaleza le obsequió le predestinaban a ser un triunfador nato. La juventud de Alcibíades fue desde sus comienzos un arma de seducción de individuos y de multitudes, un nuevo medio de atracción, lo que le llevó a una ambición sin límites, a una temeridad unida a una vida disoluta, que hizo que sus acciones fueran encaminadas a la exaltación del egotismo más exacerbado. El destino de un hombre puede estar lleno de grandeza, pero sus acciones, desorbitadas del ámbito de la otredad, y máxime en el terreno de la política democrática, pueden conducirie al abismo de la historia. La trayectoria vital, con la fidelidad reconstructiva de Romilly, de este personaje seductor y maldito, no nos resulta muy lejano de la nuestra época. Gambia el espacio, muda el tiempo, pero la esencia del ser humano no es muy distinta, a pesar de los siglos transcurridos. Grandes políticos han sucumbido a la ambición desmedida, cuando han sido poseedores de todos los dones posibles de cuitura y naturaleza, han pervertido su destino, han transgredido los límites morales de la democracia hasta invalidarla, y con ello han dilapidado lo miejor de sí mismos y de los otros. Beatriz HERNANZ ANAGRAMA 10

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