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CULTURAL MADRID 29-09-1995 página 13
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CULTURAL MADRID 29-09-1995 página 13

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C literario -NovelaAmanda sin corazón Jurek Becker Traducción de Juan José del Sdar. Tusquets Barcelona, 1995. 293 páginas, 2.300 pesetas En el punto de mira Arthur Mlller Traducción de Carlos Peralta. Tusquets. Barcelona. 1995. 248 páginas, 2.000 pesetas j N el punto de mira cuyo título yy 9 original es Focus fue la pri JLIA mera novela de Arthur Miller, publicada en 1945, cuando tenía treinta años, aún era un desconocido que se esforzaba por hacer carrera como guionista radiofónico y autor de teatro; aunque en los últimos tiempos, durante la guerra, trabajaba en un astillero de Brookiyn. Parece ser que fueron las experiencias que tuvo en aquel lugar, como uno más entre unos sesenta mil hombres y unas cuantas mujeres de todos los grupos étnicos de H AY seres humanos que en todos los lugares de la vida, en todas las situaciones y convivencias, han sido siempre, para todos, unos intrusos. Pasan por la realidad corno sombras, son lo que los demás les dejan ser, de puntillas y, a veces, tampoco llegan a eso. Las circunstancias nunca son transparentes en las parejas. Se trenza entonces un humo extraño en el roce de la existencia, que se enrosca el alma, y aprieta. Y empieza el aire a no serlo Qn la boca de esa mujer que espera. Amanda, la protagonista de esta novela, se va desvelando desde la triple perspectiva de los tres hombres Que han pasado por su vida. Tal vez ellos no miraron hacia dentro. Una mujer siempre es una ventana abierta. Descifrar el paisaje interior del otro tal vez sea la más grande y nobilísima tarea. Si la situación de la censura es tan desesperada 9 s porque hay mundo exterior, un afuera en el pue no tiene poder alguno. En las relaciones de pareja también existe una censura hacia dentro, iJn naufragio interior donde el otro, un espejo donde casi nunca poderrros reconocemos, nos recuerda un tiempo que pasa fuera de nosotros, los lugares donde se producen los desencuentros, la cobardía que crece como la terca hierba. Y del amor, y de la búsqueda del espacio en las entrañas y donde poder vivir, y ser, trata Amanda sin corazón así considerada por los dos hombres que han vivido con ella en la Alemania comunista. Su autor, Jurek Becker (Lodz, Polonia, 1937) vivió durante su infancia en el Queto de su ciudad, y después en un campo de concentración. Estas vivencias se plasman en su primera novela, Jacobo el embustero (1968) En 1945 su padre lo llevó al Berlín Oriental, donde estudió filosofía. Perteneció al Partido Socialista Unificado de Alemania de 1957 a 1976, pasando a la disidencia en 1977, para luego abandonar la asociación de escritores de la RDA, trasladándose al Beriín Oriental en 1981. En valgas de sus novelas describe la vida difícil de los intelectuales en la RDA: Engaño de las autoridades (1973) Días de insomnio (1978) así como en pasajes de Amanda sin corazón que se publicó en 1992 y que le ha permitido ser co locido fuera de Alemania, aunque en su país sea considerado un vator literario consolidado. En este agudo y ácido relato sobre la pareja, Ludwig Weniger, el primer marido de Amanda, s narra su vida, o más bien su mezquino concepto del vivir. En esa Alemania Oriental, casi en yísperas de la caída del muro, Ludwig es redactor de departes, bien asimilado al sistema, y abo ece las ideas propias de su mujer, que se resiste a la censura. Fritz, el segundo hombre en la yida de Amanda, es un novelista que, sin volun) d de disidencia, lo es, que no empuja a i anda a su verdadera vocación, la escritura, y QiJe intenta, a través de la ficción de una novela desaparecida de su ordenador, reconstruir su njstoria perdida con Amanda. B tercer hombre, ianislaus, periodista radiofónico en Hamburgo, utiliza un género como el diario para desvelamos su historia de amor con la mujer, y la Historia que se cruza, simbólicamente, con ellos: la caída del 0 de Beriín, el abandono de la RDA. Amanda s i g u e por fin derrumbar esa pared de aire enTMecido para abrir una ventana y escribir. Beatriz HERNANZ E Nueva Yort (como explica en el prólogo que escribió en 1986 para el libro) lo que lé movió a idear esta historia sobre las actitudes antisemitas que se daban en la sociedad norteamericana, aunque el país estuviese en guerra con la Alemania nazi. Se oía decir con cierta frecuencia que quienes nos habían metido en aquella guerra eran los p) Oderosos judíos que controlaban secretamente al gobierno federal y se extiende un difuso sentimiento de hostilidad y de rechazo que en seguida degenera en violencia; se juzga que ser judío es ser una persona distinta, poco grata, peligrosa, y basta esa suposición para que incluso los que sólo parecen judíos acaben por hacerse distintos. Temen al judío como temen a la realidad dice Miller, el miedo engendra un odio irracional, y esta situación, alimentada por rumores, tópicos y salvajismo, termina por modificar la realidad, que se acomoda así a una tranquilizadora convicción: los que se supone que no son como nosotros han de excluirse de la vida común, porque son una amenaza para nuestra seguridad, tan precaria. El protagonista de la novela, Lawrence Newman, es un solterón, entre receloso y maniático, que lleva una impecable y ano- dina existencia de oficinista aburrido y satisfecho en su mediocridad; hasta que se ve obligado a claudicar ante su miopía y ha de usar gafas; a partir de ahí descubre con horror que todo va a ser diferente para él, porque, como le hace observar su propia madre, con gafas parece un judío, y todo el mundo le toma por tal. Hasta entonces había sido espectador de ciertas cosas que ocum an cerca de él: si alguien era judío podía perder su empleo, los vecinos quizá le negasen el saludo, e iba a encontrar todas las mañanas su basura esparcida por el suelo; se trataría de obligarie a cambiar de trabajo o de casa, porque era un peligro latente, no se sabía por qué, pero había el convencimiento casi general de que era así. Y Newman, por culpa de sus gafas, se convertirá en un proscrito social, situación que se complica al casarse con Gertrude (también con una apariencia vagamente judaica, pero lo que cuenta son las apariencias y la desconfianza que inspiran) quien no tarda en ponerie ante el dilema: o se une a sus perseguidores del barrio o será víctima de ellos. O colabora con los verdugos para salvarse o no hay salvación. Reconocemos ya en el joven Miller de antes de sus éxitos como dramaturgo a esa especie de Ibsen norteamericano de la segunda posguerra en el que no iba a tardar en convertirse; la misma pasión beligerante y progresista en el debate de ¡dea que denuncia la locura de una sociedad que hace imposible de un modo absurdo que el hombre sea feliz, que le conduce a su propia destrucción moral, obligándole a negarse a sí mismo. También aquí hay un fondo pedagógico, con la moraleja bien subrayada, para que a nadie se le pase por alto, y como su teatro es ésta una novela muy metida en su tiempo (entonces se decía muy comprometida con él) a la que le es difícil despegarse de unas situaciones históricas; la sociología pesa tanto que gran parte de esa literatura queda como empantanada en la época de tos problemas que quería generosamente aclarar y resolver. Como toda novela explicativa, paga un precto carísimo por las explicaciones que da (que éstas sean justas e incluso necesarias es otra cuestión) y el relato tiende a hacerse espeso y trabajoso, con una voluntad intelectual y didáctica que no es el mejor vehículo para dar vida convincente a unos personajes y a sus dramas. Dicen que La cabana del tío Tom contribuyó poderosamente a que se aboliera la esclavitud, pero hay que recordar que su aportación a la literatura fue muy modesta. Y ya que hablamos de judíos de Nueva Yori saHa a la vista que Woody Alien, con su desgarrado humor que soto se ocupa de judíos neoyorkinos, ha contribuido mucho más que Arthur Miller (en quien el humor no es la rnás sobresaliente de sus cualidades) a disipar la amenaza antisemita. Carlos PUJOL 13

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