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CULTURAL MADRID 21-07-1995 página 19
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CULTURAL MADRID 21-07-1995 página 19

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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ABC literario Pensamiento- La sociedad urbana Edición de F. Bonamusa y J. Serrallonga Asociación de IHistoría Contemporánea Barcelona, 1994. 328 páginas Ecología de mercado Terry Anderson y Donald R. Leal Unión Editorial. Madrid, 1994. 269 páginas, 2.600 pesetas E L presente volumen contiene los textos elaborados por los ponentes del Segundo congreso organizado por la dinámica Asociación de Historia Contemporánea en torno a la sociedad urbana en la España contemporánea. Una buena parte de las ponencias está dedicada a los diferentes grupos sociales de la ciudad y su particular problemática, con especial incidencia sobre los estratos populares y burgueses y lamentablemente poco y de forma lateral sobre las clases medias. El resto atiende a los fenómenos urbanos del crecimiento demográfico y espacial, el pauperismo, el gobierno municipal, la protesta social y la violencia política y la cultura. Como es costumbre en los congresos, en unas colaboraciones predomina la presentación del estado de los conocimientos, aunque no solamente, mientras que otras introducen acerca de las últimas innovaciones metodológicas y corrientes de investigación, sugiriendo caminos y tanteando posibilidades. Al primer caso corresponde el esclarecedor y útilísimo texto de Concepción de Castro y Javier Moreno sobre la evolución de los modelos de gobierno y administración municipal y sus implicaciones políticas; el del crecimiento urbano, obra de los arquitectos Oyón y García Espuche, complementado por el estudio sobre la situación del peso, condiciones de vida y trabajo del proletariado elaborado por Serrallonga; la argumentada defensa de la validez de la historia obrera, reconducida desde nuevas perspectivas, de Gabriel y Martín; y las interesantes aportaciones sobre la cultura urbana de los siglos XIX y XX, respectivamente presentadas por Rubio y Mainer. Al segundo grupo pertenece la sugerente ponencia sobre el pauperismo y la asistencia de Pedro Carasa, en la que proporciona un razonamiento bien construido en defensa de la ciudad como sujeto histórico autónomo. Cabe reprocharie, por otra parte, un enfoque en exceso unilateral, estrictamente material (explotación y orden) de los intereses de los liberali 5 burgueses, desentendiéndose de la apücacícn práctica de la visión ideológica de éstos, es decir, de qué era lo que pretendían y de si lo lograron. Precisamente a lo que sí atienden en su estirnulante ponencia Serna y Pons, autores del excelente libro La ciudad extensa- (1992) Estos autores aportan una bien trabada exposición en la que ofrecen sus concepciones a partir de las vías nominalista ymicroanalítica inspiradas en los trabajos de la historiografía italiana de los años 80, ejemplificándolas con un ejercicio de investigación simulada. Por ambiciosos que sean los congresos, no es posible abarcar todos los temas que afectan a la sociedad urbana contemporánea, pero por la importancia que en sí tiene, por el eco que alcanza y por su utilización política y social, convendría un acercamiento al estudio de la criminalidad, cuyo crecimiento y extensión hay que relacionarlos necesariamente con el fenómeno urbano. Rogelio LÓPEZ BLANCO P AIRA la mayor parte de la gente las expresiones mercado libre y defensa del medio ambiente son incompatibles. A lo largo de muchos años se ha ido formando en la opinión pública la idea de que el mercado deja de ser un mecanismo eficiente de asignación de recursos cuando surgen problemas de contaminación o de protección de la naturaleza. La consecuencia ha sido atribuir al Estado el papel de organismo regulador del medio ambiente frente a unos consumidores y empresarios que sólo buscan su beneficio particular a corto plazo. fliumi i) i nr Los resultados de la política pública de defensa de la naturaleza no han sido, sin embargo, buenos. Estamos habituados a ver, en todas partes, cómo proyectos medioambientales bien intencionados producen resultados no deseados y fracasan estrepitosamente. En este libro, Anderson y Leal se plantean por qué sucede esto y cómo evitario. En sus propias palabras, nos proponen repensar lo que pensamos y nos sugieren soluciones innovadoras, muy alejadas a veces de las ideas convencionales. Para ello los autores de esta obra hacen uso de algunos de los instrumentos elaborados por la teoría económica a lo largo de las últimas décadas, el más importante de los cuales es el análisis de los derechos de propiedad. De acuerdo con este nuevo enfoque, los fallos del mercado que tradicionalmente se han intentado solucionar mediante la regulación y la inten ención pública no son tales. En otras palabras, lo que falla a menudo no es el mercado sino el marco jurídico e institucional necesario para que aquél funcione; y, para conseguir ese marco institucional eficiente, una clara definición de los derechos de propiedad resulta fundamental. Anderson y Leal presentan sus tesis con claridad desde el primer capítulo. Para ellos la ecología de libre mercado se basa en un sistema de derechos de propiedad bien definidos sobre los recursos naturales. Mientras estos derechos estén en manos de individuos, empresas o entidades que busquen obtener un beneficio en la explotación de tales recursos, su utilización será eficiente, ya que, en caso contrario, las pérdidas serían soportadas directamente por los propietarios. El problema ecológico no es, por tanto, que alguien haga uso inadecuado de sus propios bienes, sino que, por falta de derechos de propiedad bien determinados, haya gente que intente obtener para sí el beneficio de utilizar bienes que no tienen un propietario definido y cargar los costes a otras personas, o a toda la sociedad. En otras palabras, no hemos agotado nuestros bancos de pesca ni ensuciado nuestros ríos porque sus propietarios buscaran sólo su propio interés, sino porque no existían tales propietarios y nadie soportaba directamente los efectos de los daños que causaba. La conclusión es, por tanto, que la mejor solución para la defensa del medio ambiente no consiste en convertir en bienes libres los espacios naturales amenazados, sino, por el contrario, en su privatización y utilización racional por personas o entidades a las que su deterioro cause perjuicios económicos directos. Hay problemas técnicos, sin duda, para la aplicación de programas de esta naturaleza en todos los casos. Pero, como indican los autores de este libro, con frecuencia tales problemas tienen una solución sencilla; y en otros casos el progreso técnico permitirá resolverios a corto plazo. Sería un error, sin embargo, centrar la discusión de las propuestas de Anderson y Leal en los aspectos puramente técnicos de la defensa del medio ambiente. Lo que se plantea aquí es algo mucho más fundamen- Los autores presentan sus tesis con claridad desde el primer capítulo. Para ellos la ecología de libre mercado se basa en un sistema de derechos de propiedad bien definidos sobre los recursos naturales tal. Se trata de determinar qué política será más eficaz para combatir la contaminación en el próximo futuro. Dos opciones se presentan. La primera, seguir como hasta ahora, confiando en que una creciente intervención del Estado permita conseguir mejores resultados. La segunda, buscar una nueva vía basada en los derechos de propiedad y en el mercado que subsane muchos de los errores cometidos por la política estatal. La decisión es urgente. Francisco CABRILLO 19

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