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CULTURAL MADRID 10-04-1992 página 12
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CULTURAL MADRID 10-04-1992 página 12

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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A B C literario Novela El gallo está muerto Ingríd Noli Traducción de A. M. de la Fuente. Seix Banal. Barcelona, 1992. 221 páginas, 1.400 pesetas ENÍA cincuenta y cinco años, pero seguía siendo feo: seguía siendo feo el jefe de Rosemarie Hirte, la asesina amorosa que ha inventado Ingrid Noli, escritora alemana que nació en Shanghai en 1935. Rosemarie Hirte, oficinista, tiene cincuenta y dos arios en El gallo está muerto Der hahrí is tot 1991) pero, al contrario que su jefe, ha mejorado con los años: los años sirven para algo. Rosemarie es una mujer excepcional. Se acuerda de sus maestras, mujeres con novios muertos en la guerra de Hitler, a las que llamaban despectivamente solteronas: ni casadas, ni viudas, ni divorciadas, sin compañero ni amigo. Es él caso de Rosemarie Hirte. Pero Rosemarie, nos lo cuenta Rosemarie, no es una solterona. Rosemarie se cuida, y todos envidian su independencia, sus viajes, su buen sueldo. Si una vez estuvo llena de complejos, gorda y miope, las gafas tan horribles como los zapatos, ahora, a los cincuenta y dos años, está mucho mejor, apetecible, delgada, perfumada, recién salida del salón de belleza con ropa cara de estilo inglés. Como en estos anuncios donde hay dos fotos: un antes horrible y un después admirable. No tiene parientes ni amigos íntimos, ni amigos poco íntimos, odia a las madres felices y a las casadas satisfechas; está decidida a enarriorarse y a matar por amor. Ingrid Noli ha inventado un monstruo romántico; no es un vampiro, ni una enana contrahecha, ni la mujer sin sombra, ni la mujer del saco, ni la novia de Franl enstein. ¿Quién creería cosas así, tan fantásticas e infantiles? El nuevo monstruo romántico es una mujer amargada por la fealdad, la soledad y los años. Está enamorada, como el horrible fantasma de 1 a ópera. Y, como el fantasma de la ópera, mata. Ha ido a una conferencia literaria y ha oído a un maduro profesor de ojos azules y voz cautivadora; vive un caso de amor a la primera sílaba, una transformación. Y, vuelve a la juventud, y dice adiós al severo traje de chaqueta y ai peinado que dura treinta años. Y. busca en la guía telefónica el domicilio del conferenciante. Y, adolescente y aventurera, espía por las ventanas de la casa del profesor con el pretexto de que pasea a un perro, como la señorita Jane Marple, la detective chismosa de Agatha Christie, simulaba obsen ar a los pájaros con un catalejo para meter la nariz en las vidas de sus vecinos. Rosemarie daria la vida por amor. Daría la vida por ser joven; daría, se entiende, la vida de los otros. Se asoma al mundo doméstico del profesor romántico y se encuentra con El lioiáre es on gran faisán en el muiido Herta Múller Traducción de Juan José del Solar Siruela Madrid, 1992. 128 páginas, 1.800 pesetas T una pelea a tiros: los hogares suelen ser campos de batalla con patas de cordero y judías verdes y malas palabras, o silencios, como munición, batallas que no desprecian una pistola si hace falta, Y así empieza Rosemarie Hirte su serie de cuatro asesinatos y medio, testigo por casualidad de una disputa matrimonial en la que la esposa, una alcohólica fugada del manicomio, saca una pistola y recibe un tiro en la cabeza. Habrá más muertes, siempre cerca de la oficinista Rosemarie y del profesor de ojos azules, Witold. La monstruo Rosemarie defiende una fortaleza: no permitirá que le roben la juventud recon- E N los países hasta hace poco dominados por regímenes marxistas, se trató de imponer una literatura plana y homogénea, basada en consignas panfletarias. Sin embargo, algunos escritores no renunciaron a desarrollar una obra personal que, ahora, tras la caída del telón de acero, empieza a difundirse en Occidente y que, sin duda, nos deparará interesantes propuestas. De ahí el hecho positivo de que algunas editoriales, en este caso Siruela, se muestren atentas para dar a conocer los nombres más relevantes de este fenómeno. Un ejemplo es Herta Müller (1953) perteneciente a la minoría germana en Rumanía, quien se vio obligada a emigrar a Alemania, en cuya lengua ha escrito toda su producción, fundamentalmente narrativa. En España, no es una autora del todo desconocida, puesto que apareció, en 1990, también en Ediciones Siruela, una colección de quince relatos bajo el título de En tienas bajas En ellos, Herta Müller ya presentaba un universo propio, en el que ha seguido profundizando en la novela que nos ocupa. Tanto en ésta como en la mayoría de sus cuentos, explora la vida cotidiana de un pequeño pueblo rumano, de raíces suabas, ámbito donde transcurrió buena parte de su infancia y adolescencia. En este sentido, El hombre es un gran faisán en el mundo es más una novela coral que una novela de héroes individuales, si bien destaca la figura del molinero Windisch, en quien se aprecia una mayor conciencia de la penosa situación en que se hallan. Por eso Windisch y su familia intentan por todos los medios obtener de las autoridades el permiso para partir hacia Alemania, aun a costa de sufrir las humillaciones que aquéllas les hacen pasar antes de facilitarles el pasaporte. Asimismo, El hombre es un gran faisán en el mundo resulta más una novela de situaciones y atmósferas que de introspeccióri anímica. Herta Müller practica una literatura minimalista que adopta un punto de vista externo, expresado en. un estilo conciso, de oraciones cortas y rotundas, y que nos descubre la realidad de una forma a la vez detallada y fragmentada. Este prisma, que se aleja de tópicos melodramáticos, consigue resaltar lo que se propone la autora. Frente a la imagen oficial, que la maestra explica en la escuela, de una Rumania regida por un Gobierno bienhechoramente paternalista: Todos los niños viven en bloques de viviendas o en casas. Cada casa tiene habitaciones. Las ciudades son las habitaciones de esta gran casa que es nuestro país. En nuestras casas viven nuestro padre y nuestra madre. Y así como nuestro padre es el padre de la casa en que vivimos, el camarada Nicolae Ceaucescu es el padre de nuestro país y la camarada Elena Ceaucescu es la madre la escritora contrapone con eficacia el verdadero ambiente que se respira, sobre todo en la Rumania rural, cargado de opresión, angustia y supersticiones. Allí, fenómenos naturales, animales, árboles y sueños cobran un relieve mágico y agorero. El hombre es un gran faisán en el mundo muestra, pues, con trazos vigorosos, el retrato de una comunidad que vive entre el embrutecimiento, la resignación y una débil esperanza. Carmen RODRÍGUEZ quistada, el amor. No descansan los celos: ¿qué hace el coche de Witold en la puerta de Beate, la única amiga lejana de Rosemarie? ¿Dónde estuvo ayer Beate? ¿Es verdad que estuvo en Francfort, en la exposición de Kandinski? Desde lo más alto de una torre, una mujer caerá con una copa de champán en la mano. Esta es la historia para morirse de risa qué cuenta Ingrid Noli: el tiempo es el peor asesino y la soledad es su cómplice. Te puedes entretener enamorándote, o mirando en un jardín, a escondidas, la lumbre de dos cigarrillos muy juntos, y sufriendo de celos hasta la muerte: hasta la muerte de esa mujer que estaba en la bañera donde ha caído, qué lástima, el rizador eléctrico. No hay remedio: día a día, insensiblemente, me volvía más vieja y más fea, dice Rosemarie, la pobre. Y habla con un perro que ni siquiera es suyo, y con las muertas, que sí son suyas. Y sigue sola, con los pies vergonzosamente grandes; unos pies que, en forma de huellas, están a punto de ser su perdición y acaban siendo la perdición de un policía listo. Justo NAVARRO C. MARTÍN GAITE Nubosidad variable Una obra maestra de la narrativa española EDITORIAL W ANAGRAMA 12

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