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BLANCO Y NEGRO MADRID 22-10-2000 página 56
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BLANCO Y NEGRO MADRID 22-10-2000 página 56

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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NOLOGIAS EN LA FRONTERA Mamá, ¡quiero un perrobot! Aunque no lo parezca, la robótica está muy presente en la vida cotidiana J. M. COSTA os de las revoluciones incipientes, la genética y la nanotecnología, ya han sido avistadas en esta frontera, pero no todavia la tercera: la robótica. I B I Cuando pensamos en robótica, tal vez se nos venga a la cabeza Terminator Los más hippies aún recordarán los educados robots de Asimov y los más intelectuales las geniales máquinas de Stanislav Lem. Éstas y otras posibles asociaciones parecen siempre referidas a tiempos muy presente. Aunque no lo veamos. No obstante, en los últimos años la investigación se ha dirigido hacia la inclusión de los robots en nuestra vida cotidiana. Por cotidiano pueden entenderse dos vías: los robots que realizan funciones propias de los seres biológicos y las partes mecánicas implantadas o que actúan mediante una interfase con un humano. La ciencia- ficción- aprovecho para mostrar mi incomprensión y rebeldía ante la adopción de un palabro como fan- cuando el mismo Edison lanzaba las primera muñecas pariantes (1890) Hasta ahora, la aplicación más espectacular de la robótica en la juguetería ha sido el Aibo de Sony, un perrito mecánico y bastante inteligente que se agotó nada más ponerse a la venta a pesar de su precio, casi quinientas mil pesetas. Si observamos la nueva oleada de chuchos- robots que se nos ha venido encima, algo más tontos pero entre las 5.000 y las 10.000 pesetas, es posible intuir por donde irán los tiros en un futuro. Los prototipos de semihumanos actualmente en construcción pueden no tardar demasiado en adornar los escaparates de las tiendas. La otra posibilidad de robotización es la que conduce al cyborg. Actualmente, ya se están implantando oídos artificiales, se han hecho algunas pruebas con ojos electrónicos y en realidad casi todos los miembros artificiales van conteniendo en su interior más y más inteligencia o una mejor interfase con el usuario. A ello deben añadirse ingenios teledirigidos, semi- robots inteligentes sí se desea. Con una relación cada vez más sofisticada (realidad virtual mejorada esta clase de ingenios pueden actuar perfectamente allí donde los humanos corren demasiado peligro. Puede pensarse en la investigación espacial o submarina, pero también en guerras conducidas en la distancia, en tas cuales el artillero del tanque lo haga desde el ordenador de su casa suburbana. No es una broma, es la conclusión necesaria de lo que escuchamos en los programas de divulgación militar. En realidad parece lógico un desarrollo de ese tipo: aviones pilotados a distancia podrían realizar giros y aceleraciones imposibles de aguantar por una persona. La pregunta eterna, la de Terminator es si, realizando los robots todas las funciones humanas y siendo más inteligentes, los humanos no acabaremos por ser tranquilamente prescindibles. futuros, pero en realidad la robótica es algo muy actual en todas las industrias desde poco después de Segunda Guerra Mundial, con ejemplos tan extraordinarios como la fábrica parisina de Renault o algunas soviéticas que comenzaron el camino de la robotización casi total de la producción. No sólo eso, aparte de la machada de los Apolos, la exploración lunar había avanzado notablemente gracias a los robots espaciales rusos, aproximación utilizada luego en Marte. Mientras la nanotecnología está verdaderamente en sus pañales, la robótica, al igual que la genética, es algo casi omniBVN 5 6 taciencia -nos ha provisto de innumerables historias de robots o de cyborgs, de modo que cualquiera puede hacer recuento de sus memorias y decidir si le cae mejor el Robbie de Planeta Prohibido o R 2 D 2 de Star Wars Sin embargo, y aunque los experimentos en ese sentido vayan bastante avanzados, hay formas menos espectaculares y más insidiosas para la entrada de la robótica en nuestros hogares. La fundamental, claro, son los juguetes. A los primeros mecanismos de relojería les siguieron sin tardanza los primeros autómatas y apenas habían pasado doce años desde la invención del fonógrafo

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