Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
BLANCO Y NEGRO MADRID 24-09-2000 página 35
BLANCO Y NEGRO MADRID 24-09-2000 página 35
Ir a detalle de periódico

BLANCO Y NEGRO MADRID 24-09-2000 página 35

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página35
Más información

Descripción

4 3 4 Í s t. Un zorro pasa furtivamente por el territorio de las grullas en pien i cerernonia de conquista dp estas aves. No es bien recihido 2. Viajera de larijü r e t o n i d i í la i rulln japonesa posee una Tnatomm idt- il pnra trasladarse con rapidez- alcanza los S 5 kilómetros hora Taro, de treinta y seis años, es hoy día la única superviviente de las siete grullas í ue fueron los primeros huéspedes de la reserva. Este macho, pues, ha asistido a los comienzos del joven Takahashi, cuya desgana en el trabajo dio paso a un verdadero don para ocuparse de las grullas. Se las considera animales inteligentes, y es cierto: parece que Taro no olvida cómo el joven la estrechó contra su pecho durante tres días para calentar su cuerpo enfermo, ni tampoco cómo, al ver que no tenía fuerza para comer, le enviaba pescado directamente al intestino con vigorosos golpes de la boca al pico Pero, recuerde o no el episodio, eso no le va a impedir dejar las cosas claras: con el pico resueltamente apuntado hacia adelante, Taro se abalanza sobre Ryoji, que está charlando con Jun. N o va a permitir que le arrebaten a su compañera. Una pareja de grullas se une de por vida. Si uno de los miembros muere, el otro permanecerá junto a sus restos el mayor tiempo posible. Si a esto se añade que los padres grulla desempeñan un papel igualitario en la educación de los jóvenes y en el cumplimiento de las tareas domésticas, y que su fidelidad es proverbial, se explica que sean, en Japón, el símbolo de la felicidad conyugal. Ryoji evita la puñalada del esposo celoso y le sujeta por el cuerpo, mientras le presenta sus excusas. Con su metro y medio de altura y sus casi tres metros de envergadura, la grulla japonesa es un adversario nada desdeñable. Ryoji se bate en retirada y se va a repartir la comida de la mañana a sus otros protegidos. Este año, la reserva acoge a un total de diecinueve grullas. Aquí encuentran morada y refugio. Seis parejas reinan cada una sobre un territorio de entre dos y cuatro kilómetros cuadrados en este habitat pantanoso. D o s veces al día, el mismo Ryoji Takahashi les lleva pescado y maíz. Y, sobre todo, son libres; libres de partir cuando mejor íes parezca. Nada les impide alzar el vuelo e ir a reunirse con las poblaciones salvajes, cuyos efectivos han ascendido actualmente hasta los seiscientos individuos aproximadamente. Un verdadero hogar Algunos huéspedes del santuario, como Taro, llevan aquí mucho tiempo. Heridos o enfermos cuando les encontraron, no se fueron una vez restablecidos. También hay ejemplares que llegaron aquí por sí mismos y que encontraron un buen motivo para quedarse. Jun, por ejemplo, sobrevoló la reserva un día de primavera, se fijó en Taro y nunca regresó a su pantano natal. Pero el mayor orgullo de Ryoji no es retener en su ca- G n 35

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.