BLANCO Y NEGRO MADRID 24-09-2000 página 27

la visita de Juan Pablo II a esce país, han venido dando sus frutos. Se ha bajado en un 5 por ciento. Pese a todo, Uganda, como alumna aventajada del Fondo Monetario Internacional a la hora de pagar sus deudas, está poniendo en peligro sus logros debido a las restricciones del gasto público para la asistencia sanitaria. Cada día es mayor la brecha entre los que pueden y los que apenas tienen fuerzas para intentarlo. Un 44 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la miseria y para muchas familias la sanidad y la educación son inaccesibles, pues han dejado de ser gratuitas. Se paga por casi todo, menos por contraer el VIH. que ha reducido las expectativas de vida a 42 años. Más de dos millones de personas están afectadas en este país. Kampala, la capital, aparenta ser una olla humana sofocante que desnuda el alma entre sus siete colinas. Tras dejar atrás avenidas abiertas al polvo donde se fabrican más féretros que camas y cunas juntas, asoman sin quererlo barriadas marginales desatendidas que van estrangulando a la ciudad, tropeles enteros de huérfanos huyendo de la enfermedad, bandas de niños que han tomado ia calle por hogar. La miseria africana sale a golpes de su escondite a medida que ia noche se echa en los hombros de Kampala y empieza a mandar una luz sucia y macilenta. Es la hora de mayor audiencia para todos aqueilos jóvenes iluminados y pastores de iglesias desquiciadas que arreglan los males de África en un momento y ofrecen el F araíso Terrenal de manera gratuita. Cada mañana. Rose acude a poner un poco de orden. Voluntaria de Metiing Point una de las contrapartes con tas que viaja CESAL, visita a los enfermos terminales de sida, les lleva algún que otro medicamento, reúne a las mujeres para itisiscirles en la educación sanitaria y todavía le queda tiempo para atender con sus bromas a los más jóvenes, que se agarran a ella hasta entorpecerle el paso. El Slum de Kireka es una fábrica de pobres acostumbrados al ayuno, de infelices recién llegados de una barriada miserable a otra no menos miserable, de fumadores de bungui una marihuana que fractura los pulmones, de bebedores empedernidos. Delincuencia, homicidios, saldos de prostitución, huérfanos del sida y algún que otro canel de la refrescante CocaCola invitando a vivit Focos de prostitución y violencia La violencia familiar tampoco es ajena a estos duros barrios que asedian y relamen las sobras de Kampala. A Ayaa, una joven prostituta de 17 años, le caen una o dos palizas por semana a manos del hombre que se mete en la cama con su madre. Y todo por escapar a esa pedagogía de estómagos vacíos y enfermos que acechan el suburbio de Naguro y que la ven regresar cada madrugada una vez deja el oficio. Mi padrastro me pega todo lo fuerte que puede, inByN 2 7