BLANCO Y NEGRO MADRID 17-09-2000 página 68

ASAS PARA RECORDAR invertido más de doce años de su vida en esta obra. Años de concienzudo estudio, de búsqueda de cada pieza, de cada material y en el que han intervenido además de Pili, su mujer, grupos de artesanos locales expertos en los trabajos de la madera o de la piedra, todos ellos orquestados por Joaquín Montero, arquitecto y amigo, y bajo la observación atenta de Joaquín Gcícoechea, el jardinero del lugar, también amigo del artista. Poco a poco, se fueron eligiendo los materiales, limpiando las maderas, descubriendo los lienzos de pared, rehaciendo las juntas de cada una de las piedras, formando los vanos. El pavimento que rodea la casa es de adoquines portugueses y las losas del exterior, que parece que llevan allí coda la vida, son en realidad de una cantera que descubrieron en Balmaseda, elegidas una a una. El suelo de las salas interiores también lo eligió Eduardo Chillida personalmente. En esta zona el pavimiento está realizado con una resina de dos centímetros de espesor, durísima y muy resistente, que no tiene juntas y que va cambiando de color según la ilumina la luz y según pasan los años. En definitiva, ha sido una larga y meditada obra dirigida por el escultor, en la que no se ha escatimado ni tiempo, ni cariño, ni dinero y en la que se han ido involucrando, poco a poco, todos los miembros de la familia, contagiados por la gran ilusión del matrimonio Chillida. Los hijos han participado activamente en esta etapa final y no han descansado hasta no ver cómo se colocaba la última piedra, hasta no verlo abierto al p ú b h c o