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BLANCO Y NEGRO MADRID 10-09-2000 página 51
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BLANCO Y NEGRO MADRID 10-09-2000 página 51

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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TECNOLOG EN LA FRONTERA 5 Es millonaria a ética? Los desmanes surgidos al calor de la nueva economía plantean la necesidad de recuperar cierto norte moral J. M. COSTA uizá sea el calor. O tal vez una poco disimulada envidia. El caso es que empieza a sentirse un profundo hartazgo cuando desde cualquier tipo de revista le asaltan a uno titulares donde tal o cual personaje es presentado bajo el calificativo de millonarioM. Los sujetos de este ubicuo calificativo pueden dedicarse a labores tan distantes como el deporte o las bellas artes, aunque normalmente se trate de personas relacionadas con la nueva economía No hay escapatoria y el tratamiento se ha infiltrado lo mismo en revistas económicas como Fortune que en las del alto espectáculo como Vanity Fair. M que un pequeño salto, apenas un paso. En este contexto no puede ser casual que una revista tan poco sospechosa de odiar el beneficio como el Financial Times publicara hace pocos meses un largo artículo bajo el título La era de la confusión moral En él, Christian Tyier realizaba un repaso por diferentes opciones morales utilizando citas de religiosos anglicanos, católicos o hebreos simplemente ante sus accionistas? ¿Deben los individuos aceptar el mercado como única forma de relación humana o hay otros aspectos en esas relaciones que no pueden medirse en términos de competencia y ánimo de lucro? No sólo esto, en la era de la globalización la humanidad se plantea necesariamente encontrar valores- virtudes universales, que no sólo sirvan para tal o Las actividades principales de estas personas (o estas empresas) aquéllas que les han lanzado a su prodigiosa situación económica, se transforman en algo secundario y sólo sabemos de ellas en el cuerpo del artículo o, todo lo más, en algún antetítulo o subtítulo donde se nos informa sobre a qué se dedica ei millonario de turno. Con independencia de que muchos de estos millonarios lo son únicamente de forma virtual y su fortuna suele consistir en las no necesariamente sólidas acciones de la misma empresa en la que trabajan, lo interesante del tema es cómo la causa (las realizaciones de la persona) ha sido sustituida por uno solo de sus efectos (los resultados económicos) Este hecho da que pensar y denota una tendencia social preocupante. Si lo más, casi lo único, importante es ganar dinero a espuertas, nos situamos a las puertas de una sociedad donde semejante fin, esa medida única y global del éxito, puede acabar justificando cualquier medio. De ahí a considerar como una carga molesta que no debe ser tomada demasiado en serio los comportamientos éticos o las exigencias morales que suelen ir ligados a las actividades profesionales, no hay más y una reconstrucción histórica de la evolución de las virtudes- valores que han venido dominando el pensamiento occidental desde tiempos de Homero. TyIer se centra en el problema de si una sociedad secularizada puede ser capaz de mantener sus valores- virtudes en la misma medida que una sociedad religiosa, pero a falta de una reflexión sobre los comportamientos en sociedades ya no secularizadas, sino positivamente ateas como Alemania Oriental u otros países comunistas, su análisis cojea un tanto, además de resultar excesivamente eurocéntrico. No obstante, el mismo planteamiento es interesante porque pone de manifiesto lo realmente confuso de la situación. La preocupación debe alcanzar tanto a las empresas como a los particulares. Por ejemplo, ¿debe una empresa ser responsable ante toda la comunidad- en algunos casos el mundo entero- o cual cultura, tal o cual religión, tal o cual sistema político. Naturalmente, existe la guía de la Declaración de los Derechos Humanos, pero esta relación de derechos, sin una contrapartida explícita de deberes, no parece satisfactoria para establecer un orden moral. En muchos países la respuesta se está buscando en una interpretación ortodoxa de las virtudes definidas por cada religión. Este regreso al pasado no parece esencialmente criticable y ha tenido lugar muchas veces en nuestra propia historia. La cuestión es si esta vuelta al fondo de las diferentes religiones permitirá un mejor entendimiento entre las personas o si, como pretende el teólogo Hans Küng, es posible construir una ética global basada en unos valores comunes compartidos por todas las religiones e ideologías. Por toda la humanidad, en suma. BVN 5 1

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