BLANCO Y NEGRO MADRID 10-09-2000 página 37

Por Mónira Fernández- Acevtuno Intencionado iencras escribía este verano que ya termina sobre incendios, notaba en mis manos el olor a quemado; no es un tema del que me guste escribir, lo vivo demasiado cerca, aquí, en esta región de maderas. Pero antes de poner el p u n t o y final a este asunto, me gustaría dejar en claro cómo es posible que hayamos vivido en la confusión durante tantos años, la verdad incendiada, por una sola palabra: intencionado. Al oír este adjetivo, siempre hemos imaginado, yo al menos así lo hice durante mucho tiempo, al hombre malo de los bosques, la versión forestal del hombre del saco que durante tantos años se ha fomentado, ipor qué? ¿para qué? aviones misteriosos que siembran el fuego, intereses madereros, pirómanos. qué ganas tengo de conocer a uno. Versiones de los incendios que M caminando encorvada. Me dijo: arde el mundo y vi que llevaba cenizas en el pelo blanco. T ambién es verdad que no hay nada que haga temblar más a un monte que dos palabras: Parque N a tural. Qué fácil fue pronunciarla v cuantos incendios, entre los años 70 y 80, nos trajo. Fue el primer síntoma de lo contraproducente que resulta no tomar en cuenta a la población rural cuando se decide en un despacho sobre sus vidas. Tal vez, en el tema de los incendios, aún no es suficiente; todavía no se comprende bien la mentalidad del campo y su cultura de fuego. Tampoco estamos manejando bien las palabras de los expertos, quizá, en parte, porque los términos que usan son confusos, y porque hasta hace unos años quedaban sin esclarecer m u c h a s de l a s causas de los incendios. oy en día, sin embargo, sólo el l 6 por ciento de los incendios son de causa X desconocida, así q u e ya es h o r a de que vayamos poniendo en claro el l e n g u a j e que se utiliza cada verano: n o l o d o s los incendios intencionados son criminales porque también se clasifica, dentro de intencionados, la quema de pastos y matorrales. Aunque el pastor o el agricultor haya tomado las medidas adecuadas para que no se escape el fuego, si pierde el control por una racha de viento no esperada, habrá provocado un incendio intencionado. H i l r f -S. v M. encontraron un eco inusitado y que, en realidad, están r e t r a s a n d o la s o l u c i ó n de este grave problema. N o quiero decir con esto que no haya locos, ní actos criminales, ni venganzas, ni que no exista esa forma de protesta que consiste en quemar el monte. Creo recordar que fue en el verano del 95 cuando los calamares quemaban estas tierras. El fuego, ardía de día y de noche; el h u m o era el aire. Una tarde, como cada tarde, la abuela de Diego, Nieves, pasó por delante de mi casa. Hace unos días, se llevaron detenido a un campesino de 73 años. N o era el hombre malo de los bosques.