Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
BLANCO Y NEGRO MADRID 30-07-2000 página 45
BLANCO Y NEGRO MADRID 30-07-2000 página 45
Ir a detalle de periódico

BLANCO Y NEGRO MADRID 30-07-2000 página 45

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página45
Más información

Descripción

rtusTRAcróN A M P A R O DUNAITURRIA Los paraísos de la memoria o debería de haber regresado al lugar donde fui feliz un día. N o sé si es que recordaba codo de otra forma, o que los lugares cambian, y nosotros creemos que somos siempre los mismos. La sensación que me asaltó al volver a uno de estos paraísos de la memoria me recordó a esa otra atmósfera que, como capa de aire, me rodea entera cada vez que me encuentro, sin esperarlo, con alguien a quien n o veía desde hace muchos años: mientras se vuelven a cruzar las voces que habían dejado de oírse una a la otra, los ojos evitan los ojos, como si tuvieran miedo de verse entre ellos, aunque n o haya forma de eludir ese escudrinar el rostro del otro, y ese preguntarse si habremos, nosotros también, envejecido canco. Sin embargo, al regresar al lugar donde fuimos felices un día, no piensa uno en lo que, hasca su mirada, habrá N lias ocupando el lugar p o r donde tú y yo paseábamos con las gaviotas. Callados, quisimos creer que era tal vez el hambre el que nos estaba haciendo ver las cosas de otra forma, y nos dirigimos hacia aquel restaurante sobre las rocas donde comimos, ¿te acuerdas? mero a la plancha con ése, nuestro vino blanco, que hoy nos aliviaría las penas; pero, allí, ¿por qué lo descubrimos? hoy sólo echan de comer hamburguesas y platos combinados. on el corazón amarrado al recuerdo, nos sumergimos, y volvimos a ver las praderas de Posidonia oceánica moviéndose con las olas como si mecieran a un niño. Entre sus hojas c o m o cintas verdes que se vuelven negras al llegar a la orilla, aún había salpas pla- C cambiado, sino en cómo se ha t r a n s f o r m a d o aquel lugar que creímos el p a r a í s o y, s ó l o p o r eso, nada más aterrizar, tras catorce años de ausencia, comenzó mi r e proche m u d o hacia esa isla d e l M e d i c e r r á n e o que había crecido bien, Pacrimonio de la H u m a nidad, pero que había crecido. o m á s sensato h u biera sido, al ver el aeropuerto de mármoles, nada que ver con aquel otro, casi aeródromo, del que salimos para n o volver hasta este año, ¿por qué volvimos? lo más sensato, digo, hubiera sido dar la vuelta pero c u a n d o se regresa a u n paraíso de la memoria quiere uno llegar hasta el final, saber lo grande que será la herida. Aún así, no podíamos imaginar que nuestra playa, aquella con ese hotel tan espantoso pero el único hotel q u e había entonces, se parecería t a n t o a cualquier otra playa, con esas tumbonas y esas sombri- L ceadas comiendo y, en los bancos de arena, mantas que levantaban el vuelo cuando pasábamos cerca. Sobre las rocas tapizadas de abanicos blancos, pequeños y calcáreos, de Badina pavonia, están todavía esas estrellas rojas que se pueden tocar con las manos. Dentro del agua, perdimos la noción de las horas mientras el paso del tiempo hacía surcos en nuestros dedos; tal vez, el fondo del mar, como el fondo de los ojos, es el único refugio, el escondite, donde los paraísos de la memoria, y nosotros, somos siempre los mismos. í BXN 4 5

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.