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BLANCO Y NEGRO MADRID 30-07-2000 página 24
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BLANCO Y NEGRO MADRID 30-07-2000 página 24

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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n el puerto de Tánger, cientos de marroquíes, los motores impacientes, esperan t u m o a la boca del ferry. Los marrocjuíes residentes en el extranjero repiten un año más el ritual de atravesar la I nínsula con sus vehículos cargados hasta más allá de los topes. Sus matrículas: francesas, holandesas, belgas... Son los legales, los emigrantes con su situación en Europa regularizada, con un puesto de trabajo y un mes de vacaciones en el que regresar al hogar con el sueño cumplido, conquistada esa otra América que se recorta en el horizonte, a tan sólo catorce kilómetros, ios que separan la costa nortcafricana de las playas de Tarifa. El problema de la inmigración ilegal, que en España proporciona continuos quebraderos de cabeza, comienza también a preocupar a las autoridades magrebíes. El aluvión de subsaharianos con la mente puesta en la otra orilla acaba retenido en territorio marroquí, y entonces surgen palabras conocidas: delincuencia, inseguridad... En Tánger, de ios centenares de negroafricanos que hasta hace poco se agolpaban en las pensiones y chaflanes de su Zoco Chico, apenas queda rastro. Las autoridades han barrido las calles a oleadas de furgoneta. El paradero de estos clandestinos se desconoce. Quizá hayan sido trasladados a la frontera con Argelia, quizá sean los mismos que han empezado a poblar algunas barriadas del extrarradio de Rabat... En Tánger, en su puerto, al amanecer, camioneros y clandestinos juegan al ratón y al gato. Alrededor de los vehículos, anclados en espera de reconocimiento veteri- E nario, unos persiguen a los otros, tratando de evitar que se escurran entre los ejes del camión y atravesar así ocultos el Estrecho, tragados por la bodega de un barco. De uno de los muchos que cubren el trayecto con Algeciras descendió aquella tarde de noviembre José Duran, de la funeraria algecireña, manejando su vehículo mortuorio. Duran es el encargado de adecentar, de encerrar dignamente, de dotarles de personalidad a las decenas de muertos anónimos que aparecen flotando en las aguas de! Estrecho, víctimas terribles de las desigualdades que separan, más allá de la geografía, a dos países vecinos: Marruecos y España. Duran es, también, quien se ocupa de repatriar los cadáveres, cuando los fallecidos pueden ser identificados y sus familiares disponen de medios para el traslado. La noche se le apareció a Duran mientras flirteaba con las curvas imposibles de la carretera de Ketama. Al desviarse de la general para sortear las cabilas del caidato de Jebha, en pleno cotazón del Rif, el cárter de su coche dijo basta Solo entre barrancos y oscuridad, decidió caminar en busca de ayuda hasta toparse con un vehículo de la Coca- Cola. La que parecía su salvación perdió toda chispa al comprobar que el camión también sufría una avería y estaba abandonado. Al cabo de interminables minutos divisó las luces de la comuna de Beni Rzine. Un lugar apartado del mundo y del desarrollo, con una única avenida enlodada a cuyos lados desfilan algunas casas, algunas tiendas, un bar... Allí, los lugareños le obsequiaron con comida, cama y una futura esposa de entre las jóvenes del BXN 2 4

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