BLANCO Y NEGRO MADRID 02-07-2000 página 61
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página61
- Fecha de publicación02/07/2000
- ID0005368713
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rMmui. Plaza Mayor de la Acrópolis Norte, en el Parque Nacional Tikal Los volcanes Tolimán (a la izquierda) y San Pedro (a la derecha junto al lago Atitlán entre los turistas, y mostrando una absoluta indiferencia hacia el prepotente rey de la creación El bonachón R i c a r d o Madrid, que nos acompañaría como experto y guía durante nuestra estancia en el Parque Nacional Tikal y otros lugares de la selva del Peten, iba dando repuesta a las dudas que a cada momento nos surgían sobre la cultura de los mayas, la fauna de la selva o las propiedades medicinales de aquellos portentosos árboles que superaban los cincuenta metros de altura. A Ricardo parecía gustarle aquel trabajo, pues caminaba cargado de libros y apuntes para consultar aquello que se escapaba de sus conocimientos. Mientras tanto, Abraham y yo soportábamos el peso de plomizas maletas, repletas de material fotográfi- co, que cargábamos sobre los hombros. Los tres sudábamos a chorros, pero no parecía importarnos mucho. Era más interesante lo que nos esperaba: fotografiar la fauna, la flora y los monumentos mayas de Tikal, y aprender de todo ello al mismo tiempo. Ricardo, jadeando y con la voz entrecortada por la fatiga y el calor, mostraba su entusiasmo contándonos cosas que él ya tenía bien aprendidas. Los restos de una fabulosa civilización Pues fíjense ustedes que hace más o menos dos mil quinientos años se estableció aquí un pueblo sobre una colina, apenas visible en la selva... Al poco tiempo sus descendientes iban a crear, en forma que aún no hemos llegado a descifrar, una de las civilizaciones más sorprendentes que el mundo jamás haya visto. Conocemos hoy esta colina y sus alrededores por el nombre de Tikal, nombre tradicional cuyo significado desconozco. BXN 61