BLANCO Y NEGRO MADRID 02-07-2000 página 24

MÚSICA o es fácil verificarlo, pero es seguro que en 1922 el legendario Joe King Oliver no era el mismo que años atrás había procurado consejos a LOUÍS Armstrong, cuando, cada uno a su modo, se ganaban la vida tocando la corneta en las bandas de ragtime de los cabarés de Storyville, en Nueva Otleans. También Armstrong, que acabó uniéndose a su maestro Oliver en aquella Creóle Jazz Band que actuaba en el Lincoln Carden de Chicago, había cambiado considerablemente. El hecho diferencial lo marcaba el refinamiento que su estilo había experimentado, dotándole de un poderoso instinto melódico. A todo ello habrían ayudado su estancia en la orquesta del trombonista Kid Ory y, más tarde, en el seno de diversas bandas como la del pianista Fate Marable y aquellas otras con las que los barcos que cruzaban el Mtssissippi animaban a sus pasajeros. El cierre del barrio de Storyville- decretado por consenso entre la Marina estadounidense Y la policía de Nueva Orleans- y su posterior marcha a Chicago hicieron el resto de una labor en la que Louis Armstrong, convertido en una de las rúbricas que más han marcado la evolución- y revolución- lingüística del jazz, es absoluto protagonista. De hecho, no es posible imaginar a alguien que- excepción hecha de Duke EUington- haya realizado labor de divulgación mayor con el género negroamericano que la suya. Desde 1925, año en el que asumió el control de su propia formación, los Hoc Five, y comenzó a grabar y actuar con N la Vendóme Orchestra de Erskine Tate, con los grupos de Clarence Jones y Carroll Dickerson, fue capaz de consumar la reconfiguración del sonido de la música de jazz, tal como hoy hemos llegado a conocería. Una infancia diffcil Había nacido el 4 de julio de 1900 en el seno de una familia desmembrada y pobre de Nueva Orleans. Armstrong, que habitaba en el barrio de James Alley- famoso por las ¿recuentes reyertas- habría recogido así el testigo sonoro que dejaban los valses, las cuadrillas y el ragiime interpretados en los barrios negros v en los lugares de reunión para blancos de la ciudad. La segunda de sus dos autobiografías, Mi vida en Nueva Orleans fechada en 1952, asegura que. muy pronto, a la vuelta de la esquina de su casa, se encontró con la música de Buddy Bolden y su orquesta. Para entonces, 1915, hacía un año que Louis Armstrong había rehecho su vida, tras pasar veinticuatro meses internado en el Waif s Home, un hogar para niños abandonados, después de que en I 9 I 2 protagonizase un tiroteo al aire con el revólver de su padrastro en la fiesta de San Silvestre. Todas las músicas que interpretó en el seno de la orquesta del orfanato colaboraron en el proceso de elaboración de un mejunje espectacular que maridaba proporcionalmente las esencias de las strin bands. los ragtimes, las canciones criollas, el blues y el recién nacido dixieland. Un conocimiento que, vertido en adelante en el seno de sus fotma- B- VN 2 4