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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-2000 página 78
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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-2000 página 78

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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CARPE DIEM Primer vals abía aterrizado en Madrid una belleza bosconiana llamada Cheska Tomassi. Mi amigo Castor Ribadesella se enamoró de ella con frenesí. Aquella noche tenía lugar la puesta de largo de Elena Mondragón. y a ella recurrimos los amigos de Castor para rogarle que fuera invitada la sirena de Boston. Fallo de cálculo y craso error, porque Elena Mondragón, nuestra anfítriona, se negó en redondo: -Hay ya demasiadas chicas. Si la intentáis colar, la echo de casa- E n vista de ello, preparamos la venganza. H Acudimos a la puesta de largo Javier Lasarte. Castor Ribadesella- el agraviado- Eduardo Buelna, también conocido por Eddy Maracaibo por sus pozos petrolíferos en el lago del mismo nombre; Luis Ignacio Arrancudiaga, muy parecido al Tobi de La pequeña Lulú Luis Olearse, naviero en ciernes, Nacho Muñoz- Covadonga. Mochuelo Garnica y el abajo firmante, Alonso de Llodio. A la hora de comenzar el baile, el grupo se en- contraba en estado de embriaguez supina, si bien no alcanzaba el nivel de alcoholemia de nuestro común amigo Nando, hijo de ministro del Régimen. Nando, que soplaba sin parar, estaba siendo amonestado por su novia. Marieta Calderilla, por su insuperable capacidad de ingerir caldos escoceses. A todas estas, los padres de nuestra anfitriona, los marqueses del Gomesán, aguardaban en la puerta la llegada del Duque de Cádiz, don Alfonso De Borbón Dampierre. M i amiga Paloma Zunzunegui había rechazado mi pretensión de noviazgo formal, y yo me hallaba en situación de melancolía confusa. Pero la venganza estaba en marcha. Los amigos conspiradores, aprovechando la inmediatez de u n teléfono, habíamos llamado a los bomberos al grito de ¡Fuego! Los bomberos, tras confirmar la llamada- nosotros mismos descolgamos el teléfono- se acercaban a la casa de marras a toda velocidad, tocando la sirena y con las mangueras preparadas. S onaron los acordes del primer vals. El marqués del Gomesán bailaba con su hija, y la m. arquesa se deslizaba por el parqué en los respetuosos brazos del Duque de Cádiz. Irrumpieron los bomberos. Una alfombra de la Real Fábrica de Tapices recibió una ducha a presión de la que aún n o se ha recuperado. Se desmayaron algunas señoras. Un retrato del I marqués del G o mesán se precipitó contra el suelo como consecuencia de un hachazo bomberil. Y nuestro buen amigo Nando, que veía bomberos por todas pactes, creyó que sufría de un ataque de delirium tremens causado por el alcohol, y prometió a su novia que abandonaría la bebida para siempre, promesa que incumplió pasados doce minutos. La fiesta terminó como el rosario de la aurora, y el infeliz e inocente marqués del Gomesán fue denunciado por los bomberos por permitir bromas de ese mal gusto en su casa. La venganza había sido cumplida, y el honor de nuestro alargado amigo Castor Ribadesella, recuperado su sitio. unca supieron los Gomesán quién fue el autor material de la broma. Ahora, treinta años después, lo desvelo. Fue Arturo Zunzunegui. hermano mayor de Paloma, que había rechazado mj pretensión de noviazgo formal con ella. Se cargó la fiesta. l N BXN 7 8

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