BLANCO Y NEGRO MADRID 28-05-2000 página 10

LAS MEJORES INTENCIONES erg y Ull (man) tratado sobre la infidelidad Infiel obra maestra escrita Dor el cineasta sueco, es una confensión DÚblica de sus vieios Decados E. RODRÍGUEZ MARCHANTE esgraciadamente para los lectores, pasará aún algún tiempo hasta que se estrene esta obra maestra que algunos afortunados ya hemos visto en el Festival de Cine de Cannes. A pesar de ello, de que se escriba esto a destiempo para ustedes, pues aún no han tenido ocasión ni de verla ni de oírla, ha sido tanto el impacto que ha causado y que causará entre los muy cinefilos, que van a empezar a apresurarse todos para ser el primero en darles la tabarra con esta película. Pues en otra cosa, no, pero en dar la tabarra con una película no quisiera rezagarme. Ahí voy. Se titula en su sueco original Trolosa que quiere decir Infiel y es un guión escrito por Ingmar Bergman y convertido en imágenes por su ex mujer y actriz preferida, Liv Ullman. A estas alturas, son muchos los que coinciden en la idea de que Ingmar Bergman es un pozo sin fondo, una de las personalidades esenciales del arte, de cualquier arte, y del siglo, de cualquier siglo. Su obra en muchas ocasiones se la arranca de sí mismo, y tanto sus recuerdos familiares como sus hallazgos y pensamientos suelen ser el abono de su cine, y hasta del de otros. Esta película no es exactamente su cine pues ha dejado su puesta en escena en manos de otra persona, si bien es cierto que una de las personas más próximas a él, Liv Ullman. Pero Trolosa ofllnfiel o como aquí quieran titularlo, es puro Bergman, hasta el punto de que lo primero que muestra es a él, a Bergman aunque disimulado en el cuerpo de otro de sus actores favoritos, el ya anciano Erland Josephson) en la construcción del guión que plasma la película. He aquí como Bergman construye un guión: bucea hasta sus entrañas, lo arranca y vuelve con él. Un viejo y aislado Bergman reflexiona sobre la infidelidad en la pareja y, con ayuda de un personaje, una mujer, inventada para el caso, avanzan entre ambos en ese enigma caprichoso que está al volante de cualquier vida y que conduce a! ser humano por los caminos que detesta. Ella, la mujer (una prodigiosa actriz llamada Lena Endre, que bien podría encarnar total o parcialmente a Liv Ullman le cuenta cómo fue conducida por el enigman hasta la completa desgracia: vivía un matrimonio feliz, era madre de una hija y, por la inercia de no se sabe qué fuerza, decidió tener (no mantener) una aventura con el mejor amigo de su marido y de ella; pero la pasión es como el queso fundido, que nunca sabes cuánto estira y cuándo rompe y solidifica... su aventura con el amigo se estiró y convirtió en algo inquietante y descontrolado. Fin. No de la película, sino de la felicidad. La película sigue y se traduce al griego antiguo de las tragedias. Lo que se revela en la pantalla mediante una narración en un hilo y un texto hermosísimo es que Bergman explora en su pasado, en sus recuerdos, y confiesa públicamente sus culpas, no para solicitar perdón o comprensión, sino para enseñarles a los demás caminos que él no supo recorrer. Es una película lucidísima en sus análisis sobre uno mismo y lo que le rodea y sobre uno mismo y lo que le rellena. Y es una película elegante en sus formas, brillante en su estructura y composición de armonías y conflictos, elocuente en su modo de mirar muy por dentro algo tan infravalorado ahora como la fidelidad y magnifica en cada uno de los compuestos de su mecanismo. Sólo tiene un peligro: se vuelve uno un poco loco y le asaltan unas terribles ganas de ver todas las películas de Bergman. Ya. BXN 10