BLANCO Y NEGRO MADRID 07-05-2000 página 91

a imagen de ícaro pegado a un par de alas prefabricadas, perdida en el abismo difuso que media entre la mitología y la historia, dice que, tras surcar los mares, el siguiente anhelo del ser humano fue volar. Pasados los tiempos de romanticismo, granados de nombres ilustres que alternaron episodios dramáticos con hazañas inolvidables, la historia de la Aeronáutica se escribe hoy desde tierra, española para más señas. Muchos años después de que pioneros made in Spain sorprendieran a sus contemporáneos, a treinta kilómetros de Madrid, en el municipio de San Fernando de Henares, los técnicos de Indra fabrican los simuladores de vuelo reconocidos de forma unánime como los mejores del mundo. Las inmensas instalaciones situadas en un polígono industrial próximo al pueblo madrileño acogen la última generación de equipos de simulación, concretada en el del Harrier AV- 8 B Plus, que en breve L vijarán a Italia para entrenar a los pilotos de la Marina de ese país. ATERRIZAJE t o d o es oscuridad. Pequenas luces titilan en lo alto, muy arriba, donde el cielo ha perdido ya su nombre para convertirse en espacto. Abajo, la negrura se rompe con otra iluminación muy distinta: las luces intermitentes, blancas y rojas, recuerdan a las estrellas, pero a diferencia de ellas se alinean perfectamente en dos filas paralelas de destellos que marcan un camino ineludible, A su alrededor, nada. A lomos de su caza, el piloto sabe muy bien que ese camino de luz establece la diferencia entre un aterrizaje y una colisión mortal. En medio de las dos líneas, la seguridad del Príncipe de Asturias fuera de ellas, el impacto contra las negras aguas del 91