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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-04-2000 página 61
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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-04-2000 página 61

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OOMBRAS DE NuEVA YoRK TEORÍA DE LA VOZ AGUDA Por Alfonso Armada l teatro es vida, no memoria. Pero el teatro vive en la memoria de los espectadores, no en la de los aparatos registradores de la realidad, que mienten obscenamente cuando aseguran que graban y reproducen con espantosa fidelidad. Porque ningún aparato registra la respiración del tiempo. La Taganka. uno de los mas renombrados teatros experimentales de Moscú, se presentó en Madrid con La madre de Máximo Gorki, antes de que la voladura de la URSS convirtiera en escombro tanto lo bueno como lo malo. Aquella Madre era obra de un formidable director ruso rescatado del exilio, Yuri Liubimov. que hizo que los privilegiados espectadores del Teatro de la Comedia vieran qué se pedia hacer en teatro y cómo manejar a una masa de decenas de actores. Además de las virtudes propias del espectacular montaje (como una cortina de luz que barría escena y patio de butacas) y de las espléndidas individualidades interpretativas, dos elementos retiemblan en la memoria: actores con apenas unas líneas y que a menudo formaban la masa, el coro de la historia, estaban tan metidos en el montaje como la protagonista, y la voz. E timbre y del volumen de la voz. Uno de los rasgos más prominentes y que sin embargo pasan más inadvertidos a pesar de su omnipresencia en series de televisión y películas de factura y capital estadounidense es el timbre y el volumen de la voz de las actrices. Rubias, bien torneadas, altas y con una voz que es toda una declaración de intenciones sobre el lugar que ocupan en la evolución humana. Una aguda y helada cima. de bebedoras y perversas como Bette Davis y otros animales oscuros, sobre todo del tiempo en que Hollywood fabricaba artefactos artísticos de gran tonelaje, parece haber ido decayendo a medida que su mercado se hacía omnipresente y su imperio mundial. ueva sus calles, sus sus esNtrosdeyYork, pasarelas, vive unteatallido ninfas de voz aguda que forman una suerte de cordón sanitario que prohibe el contacto físico y mediante la voz marca un estatus como los perros dibujan un territorio para la pituitaria con el alcanfor de su vejiga. Esa voz de las blancas, anglosajonas y en gran medida protestantes, contrasta con los timbres de negras y latinas, que también tienen sus grados de agudeza hiriente, pero que no se convierte en una suerte de sutil desprecio de clase contra quienes no comparten esa sonrisa capaz de matar, esa seguridad en el dominio del mundo que la voz aguda exhibe como una forma de hacer retroceder todas las sombras. Vano esfuerzo. Ese timbre agudo no es más que una inquietante voz de alarma ante un mundo cambiante. Toda teoría está sujeta a contraste y derribo. También esta teoría de la voz aguda de las tensas neoyorquinas que con su voz en la vida, en el teatro y en las pantallas dibujan la graciosa histeria de la bolsa que se sale y aniquüa a más de media humanidad con una sonrisa que es tan falsa como buena parte de la compasión. I democracia basada en el Lacado libre no hadeconseguidomerresolver la hondura la voz. La sociolingüistica y otras ciencias afines se han ocupado de indagar no sólo en el tipo de vocabulario que los hablantes emplean en función de patrones ideológicos, culturales y sobre todo de clase, sino también del El Teatro de la Tanganka y su Madre escenificaban una vez mas esa circunstancia del teatro que tiene en la voz una verdad mensurable con el voltímetro emocional del oido. La escuela de Konstantin Stanislavski sabía que la organicidad pasaba por la conversión del instrumento por antonomasia del actor (la voz como parte Indisoluble del cuerpo) en resonador de la verdad del personaje. El timbre de las actrices estadounidenses, excepción hecha BLIkllGO Y HEGAd G 1

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